Maria Isabel (usamos nombres ficticios) es de Cerdanyola del Vallès y trabaja en Barcelona todo el día. Por la mañana, su madre, Sole, pasa a recoger a sus dos niñas para llevarlas a la escuela a la misma hora que ella coge el tren. Por la noche, cuando vuelve a casa, las niñas están bañadas y con la cena a punto. Sole, de 68 años, se va sin decir prácticamente nada. Al día siguiente, vuelta a empezar.
Esta mujer se siente cansada y atrapada por la situación de no poder decir que no a su hija y tener que estar todo el día haciendo un trabajo que quizá no le corresponde. Ella ya crió a sus hijos, quizá ahora le tocaría descansar. Toda esta situación le provoca una desazón y un malestar que no exteriorizará nunca. Se lo traga, “por el bien de la familia”, como ha hecho siempre.
“Los abuelos tienen que volver en sus épocas de crianza, que ya están más que pasadas. Sienten que repetir con los nietos”, corrobora la terapeuta de familia a Rosa Rabbani, en declaraciones a RAC1.cat. “Por mi consulta pasan muchos padres y abuelos con problemas generados por esta situación. Todo se deriva del hecho de que muchos padres sienten una gran frustración por no poder cuidar a los hijos personalmente y delegan los cuidados en sus propios padres. Uno no tiene hijos para regalarlos a nadie, por mucha familia que sean. Queremos cumplir con este rol nosotros mismos”.
Los padres se sienten celosos de los abuelos porque están con las criaturas más horas que ellos mismos?
Más que celos, yo diría más bien frustración, decepción con ellos mismos por no poder ocuparse. Encima que sus padres los ayudan con los niños, ¿cómo se van a sentir celosos si, además, los abuelos se tienen que ocupar de los pequeños todo el día? Los profesionales nos lo encontramos cada día. Lo que verdaderamente puede ser origen de problemas y conflictos entre padres y abuelos es plantear la calidad de la crianza y la educación. Al final, los abuelos tienen que hacer de abuelos y los padres tienen que hacer de padres.
A quien le corresponde poner límites de manera clara y efectiva es a los padres. A los abuelos no les toca hacerlo
¿Y qué pasa cuando se alteran los roles?
Cuando pones a los abuelos a hacer de padres, la cosa se complica. A quien le corresponde poner límites de manera clara y efectiva es a los padres. A los abuelos no les toca hacerlo, pero se encuentran en tesituras que lo tienen que hacer, y eso genera malentendidos y disparidades de criterios que desencadenan en conflictos: 'Por qué le dejas hacer eso', 'por qué no le dices que no...', etcétera.
Y el recurso de una canguro, a veces no es sostenible...
Todavía se utiliza, pero no como años atrás. La razón es que los padres cada vez tienen más horas ocupadas, y contratar a una persona para cuidar a los hijos cada día es insostenible, no sale a cuenta. Sí que se sigue haciendo en los casos que los padres tienen que salir dos o tres horas a cenar, al teatro o para algún compromiso, pero siempre en espacios breves de tiempo y esporádicamente. En generaciones anteriores se hacía más porque había un modelo de familia más tradicional, con las madres en casa, haciéndose cargo de los niños. Y si alguna vesz les hacía falta, pagaban una chica unas horas. Pero si tiene que ser cuatro o cinco horas cada tarde de la semana, sale caro.
Las yayas, a menudo están tan sobrecargadas que en los últimos años los profesionales nos hemos habituado a atenderlas (...). No pueden más
Los abuelos se sienten atados al compromiso de tener que cuidar a los nietos?
Por supuesto, ni te imaginarías la cantidad de gente que se siente atrapada porque, por una parte, ven que sus hijos necesitan ayuda con los niños, pero, por otra, sienten que están en los últimos años con bastante salud para disfrutar de la vida. Sienten que pueden hacer muchas cosas, pero no pueden decir que no a sus propios hijos, y cuando dicen que sí, también se sienten mal. Las yayas, a menudo están tan sobrecargadas que en los últimos años los profesionales nos hemos habituado a atenderlas. Los ayudamos a hablar y a establecer límites a sus propios hijos. Hacerles saber hasta donde pueden llegar y de donde no pueden pasar, porque no pueden más.
¿Hace unos años esto no era habitual en consulta?
En mi consulta cada vez tengo más casos que hay que trabajar en el ámbito familiar. Hace 25 años no habría dicho nunca que ahora sería tan habitual tener que citar a los abuelos a consulta. Hoy es el pan de cada día, porque cuando hay que trabajar alguna cosa de la educación de los niños, puedes trabajar con los padres, pero los padres están los fines de semana con los niños, tienes que trabajar con los abuelos, que son quien se está toda la semana con los pequeños y pequeñas. Para consensuar límites y normas, es difícil que se entiendan entre las dos generaciones, y eso puede llegar a ser perjudicial a los niños.
A recordar...
“Cuando tienes una relación tensa con tus padres, no debes olvidar en ningún momento que tus hijos están mirando y que eso es lo que van a aprender sobre cómo tratar a un padre y una madre. Y más adelante, si tú no has tratado correctamente a tus padres, ¿qué te hace pensar que tus hijos aprenderán a tratarte de forma exquisita, si todo lo que han visto y aprendido han sido tratos indebidos?”.
A los padres, a menudo tengo que recordarles que aquellos señores que cuidan a sus hijos son los abuelos
¿Cuál es el principal problema que plantean los abuelos y abuelas cuando llegan a su consulta?
Un caso no llega a la consulta del psicólogo cuando todavía pueden ir haciendo con sus propios recursos. Llegan al profesional cuando el tema se ha ido de madre y la situación es insostenible, tanto por parte de los padres como de los abuelos, y la relación se está deteriorando. Cada familia es un mundo, pero la casuística es muy parecida. Por una parte, de cara a los abuelos, hay que concienciarlos de que no tienen ninguna obligación de hacer lo que están haciendo, pero ya que lo hacen y se aman —porque lo hacen por eso— tendrían que modificar alguna de sus maneras de intervenir y gestionar las tardes, a fin de que eso revierta beneficiosamente en los pequeños.
¿Y a los padres, cómo los gestiona en esta situación?
A los padres, a menudo me encuentro que tengo que recordarles que aquellos señores que cuidan a sus hijos son los abuelos. Tendrán todas las discrepancias que sea, lo harán como lo hagan y seguramente los padres creerán que lo pueden hacer mucho mejor, pero, al fin y al cabo, los abuelos no tienen ninguna obligación. Si lo hacen, lo hacen por amor a sus propios hijos. Puede parecer sorprendente, pero estas cosas tan básicas se tienen que ir recordando. El día a día se nos come, la frustración se nos come y después nos olvidamos del fondo de la cuestión, que es el afecto incondicional y el espíritu de ayudar. En lugar de eso salen los reproches y recriminaciones.