“Con el envejecimiento y los cambios hormonales hay una mayor tendencia al estrés oxidativo y los procesos inflamatorios, el famoso inflammaging. Este término se refiere al envejecimiento celular debido a la inflamación”. Lo cuenta Gabriela Pocoví, doctora en Medicina, nutricionista y Máster en Inmunología Celular y Molecular en su libroLa solución para la inflamación (Zenith), en el que habla, entre otras cuestiones, de la relación entre la edad y la inflamación, y cómo hacer frente a este proceso.
Pocoví, especialista en inmunonutrición, investigadora y divulgadora en las redes sociales (@nutrigaby), nos explicaba en bet365 las herramientas prácticas para combatir ese problema —la inflamación crónica— que sufrimos, según ella, el 85% de la población, y que hace envejecer más (y peor) a nuestro organismo.
La inflamación crónica “supone estar constantemente lidiando con procesos inflamatorios activados. Hoy en día tenemos muchos estímulos externos que nos hacen estar siempre inflamados, tenemos mucho estrés, dormimos mal, tenemos muchos tóxicos ambientales, alimentos ultraprocesados que nos hacen estar siempre defendiéndonos… Tenemos un ambiente que crea un escenario proinflamatorio”, apunta Pocoví.
“El envejecimiento es un proceso fisiológico normal que no podemos evitar, pero tiene ciertas consecuencias. Una de ellas es que el sistema inmunitario envejece. El inflammaging es cuando la inflamación, controlada por el sistema inmune, va aumentando con la edad, pero se puede combatir. Aumenta con los años porque el sistema inmune se vuelve menos eficiente tanto defendiéndonos como antiinflamándonos. Además, nuestro sistema de detoxificación (órganos como el hígado, la piel, los pulmones…) pierde facultades y eso nos hace aumentar la carga tóxica, somos menos capaces de desintoxicar”, nos cuenta la especialista.
Repasamos algunos consejos de la doctora Pocoví contra esta inflamación que aumenta con los años y que nos envejece en exceso.
1. Perder el miedo a las grasas buenas
“Nos han metido mucho miedo a la mantequilla y a las yemas de huevo”, sentencia la nutricionista. “La mantequilla es rica en butirato, que es uno de los combustibles principales del sistema nervioso. Es imprescindible la mantequilla y sus ácidos grasos para una buena salud del sistema nervioso, para una buena salud intestinal. Y de hecho, más interesante es el ghee, que es como es utilizado sobre todo en la India, se llama mantequilla clarificada, tiene un sabor superrico y es supernutritiva“, apunta. Y añade otro consejo en este mismo sentido: “Alejémonos de la margarina, que es peor. El colesterol es superimportante para el sistema nervioso, para tus hormonas”.
2. Más fibra y antioxidantes
Pocoví remarca la importancia de consumir fibra y antioxidantes, porque la oxidación es uno de esos procesos que nos envejecen. “El estrés oxidativo es un proceso también normal, como la inflamación, pero que envejece, genera radicales libres, altera el sistema inmunitario. Los antioxidantes van a ser una pieza clave en ese proceso y se encuentran principalmente en frutas, verduras, hierbas y especias. La alimentación de temporada nos permite consumir los alimentos más frescos, locales, con más riqueza en antioxidantes y en nutrientes”, explica.
3. El descanso, clave
El sueño y los ritmos circadianos, afectan a la inflamación y por lo tanto al envejecimiento. “Cuando dormimos, el sistema inmune repara, soluciona lo que tiene que solucionar. Si no duermo, no puedo ni reparar, ni desinflamar, ni regenerar mis células. Y todo eso es importante para ser longevos, para envejecer más lentamente. El cómo envejezcamos depende de cómo estén nuestras células, de cómo es ese caldo de cultivo. Si mi caldo de cultivo, si lo que nutre a mis células es de buena calidad, mi envejecimiento va a ser de buena calidad”.
Hoy en día, una gran parte de la población sénior consume fármacos para dormir. “Estos medicamentos para dormir no aumentan la producción de melatonina, simplemente inducen a un estado donde relajamos el sistema nervioso para poder dormir. La melatonina es de las hormonas más antiinflamatorias que existen. Tenemos que intentar no caer en el sobre consumo de fármacos e intentar estimular nuestra propia producción de melatonina”, expone la doctora y nutricionista.
¿Cómo podemos estimular esa producción? “Hay aspectos que frenan la producción de melatonina, una de ellas es cenar tarde e ir a dormir tarde. Cuando pones a trabajar a tu sistema digestivo, la melatonina no se segrega o no se segrega la misma cantidad que se segregaría si estás en descanso. La noche es para comer poco y no ver tantas luces artificiales. Estos son los dos secretos. Leer un buen libro antes de dormir nos puede hacer descansar mejor, también exponerse la luz solar por la primera hora de la mañana y a la oscuridad por la noche”, concluye Pocoví.