Siempre se ha creído que el matrimonio tiene beneficios para la salud mental y física, y esta idea se ha reforzado con numerosos estudios. Pero no hay unanimidad entre la comunidad científica, aunque lo pueda parecer a priori: otras investigaciones muestran que el matrimonio puede comportar más riesgo de sufrir determinadas patologías. La última de ellas se acaba de publicar en Estados Unidos.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Florida, ha seguido, durante 18 años, la evolución de más de 24.000 adultos mayores, con una edad media de casi 72 años, para evaluar laasociación entre el estado civil inicial y la demencia clínicamente diagnosticada durante ese período de tiempo. Ahora, los resultados han mostrado que las personas no casadas —ya sean divorciadas, viudas o siempre solteras— tienen un menor riesgo de desarrollar demencia en comparación con los adultos casados. Su riesgo era al menos un 50 % menor, según esta investigación, (Estado civil y riesgo de demencia durante 18 años: resultados sorprendentes del Centro Nacional de Coordinación del Alzheimer).
La psicóloga e investigadoraSelin Karakose, especializada en determinantes psicosociales de la salud, incluyendo enfermedades neurodegenerativas, ha liderado el trabajo de laUniversidad de Florida, y explica los detalles a bet365 por correo electrónico desde el otro lado del Atlántico.
¿Por qué decidieron estudiar la relación entre el estado civil y el riesgo de demencia? ¿Qué les resultó especialmente interesante de este tema?
Nuestro equipo de investigación estudia el papel de diversos factores psicosociales —tanto protectores como de riesgo— en la salud cognitiva, incluido el riesgo de demencia. Dado el papel cambiante del matrimonio en la sociedad y el creciente número de personas solteras —ya sea por divorcio, viudez o por no haberse casado nunca—, entender si estos grupos pueden ser más vulnerables a la demencia es fundamental para identificar poblaciones de riesgo y ofrecerles un seguimiento y apoyo específicos. Por ello, nuestro objetivo fue replicar y ampliar los hallazgos previos —hasta ahora inconsistentes— analizando si las personas no casadas presentan un mayor riesgo de demencia.
La investigación es exhaustiva: han sido miles de personas, analizadas durante mucho tiempo…
Sí, utilizamos una muestra amplia de más de 20.000 adultos mayores, evaluados anualmente durante un periodo de hasta 18 años en clínicas especializadas en demencia de todo Estados Unidos.
Este estudio ha mostrado que todos los grupos no casados presentaban un menor riesgo de demencia en comparación con las personas casadas
En su opinión, ¿cuál es el hallazgo más llamativo o sorprendente del estudio?
A pesar de la creencia generalizada de que el matrimonio protege frente al deterioro cognitivo y la demencia, este estudio ha mostrado que todos los grupos no casados —personas que nunca se casaron, divorciadas o viudas— presentaban un menor riesgo de demencia en comparación con las personas casadas. Este efecto fue similar tanto en hombres como en mujeres, y también entre adultos más jóvenes y de mayor edad.
¿A qué cree que se debe esto? ¿Cómo se podrían explicar estos resultados?
Es posible que las personas mayores casadas tengan redes sociales más reducidas, tiendan a ser menos autosuficientes o vivan situaciones estresantes, como el cuidado de la pareja, lo que podría aumentar su riesgo de demencia.

El estudio de la Universidad de Florida ha estudiado la relación entre el estado civil y el riesgo de desarrollar demencia
Esto parece contradecir la creencia tradicional de que estar en pareja beneficia a la salud. Durante mucho tiempo se ha asociado el matrimonio con una mejor salud y mayor longevidad…
El matrimonio, en sí mismo, puede que no sea un factor universalmente protector para la salud, incluida la salud cognitiva. Los beneficios del matrimonio parecen depender de su calidad. De hecho, un mostró que las personas que no están satisfechas en su matrimonio —lo cual es un indicador de baja calidad marital— pueden tener una salud y un riesgo de mortalidad igual o incluso peor que sus pares viudos, divorciados o que nunca se casaron. En consonancia con esto, un encontró que, en los días en los que los participantes estaban más satisfechos con sus relaciones, se sentían más saludables y reportaban tener una mente más clara, mejor memoria y mayor agudeza mental.
En su estudio se menciona que, en algunos casos, el divorcio puede conducir a una mayor felicidad y satisfacción con la vida, lo que podría proteger frente al riesgo de demencia. ¿Podría desarrollar esta idea?
La felicidad y la satisfacción vital son componentes clave del bienestar y se han asociado con mejores resultados cognitivos. Evidencia de nuestro grupo de investigación (, 2024; ., 2023) muestra que tanto la felicidad como la satisfacción con la vida se relacionan con un menor riesgo de demencia, y este efecto protector se mantiene incluso después de tener en cuenta factores de riesgo bien establecidos (como la edad, el sexo, la educación, la depresión, la diabetes o el tabaquismo). Esta relación positiva con conductas de salud (mayor actividad física, menos consumo de tabaco), mejor respuesta al estrés y un perfil clínico más saludable (menor comorbilidad) podría contribuir a reducir el riesgo de demencia.
El divorcio podría ralentizar el declive cognitivo a lo largo del tiempo
Un estudio reciente concluyó que el divorcio se asociaba con una menor tasa de deterioro cognitivo. ¿Es cierto? ¿Qué dice exactamente ese estudio y cómo podría ayudar a interpretar sus propios hallazgos?
Un(2024) observó que los participantes experimentaban una desaceleración en el deterioro cognitivo tras el divorcio. Esto sugiere que el divorcio podría ralentizar el declive cognitivo a lo largo del tiempo, lo que podría traducirse en una mejor función cognitiva durante la etapa posterior al matrimonio. Es plausible que esta trayectoria cognitiva más favorable contribuya al menor riesgo de demencia que observamos en las personas divorciadas de nuestro estudio.
Al comparar hombres y mujeres, ¿enfrentan el mismo riesgo de demencia durante la viudez o la soltería?
En nuestro estudio analizamos si el efecto protector de no estar casado era diferente entre hombres y mujeres, más allá de los subgrupos específicos. Encontramos que el efecto protector de no estar casado era similar tanto en mujeres como en hombres.