El caldo es una de las recetas mejor recibidas durante los meses más fríos del año, ya sea como un plato en sí mismo o como un tentempié bebible y reconstituyente. Además, es una forma excelente de aprovechar las propiedades saludables de un buen surtido de vegetales y fuentes de proteína e incluso de colágeno.
Otra de sus ventajas es que resulta sencillo de hacer, pues basta con poner todos los ingredientes en una olla y que el tiempo de cocción haga su magia. ¿O tal vez no? El experto en gastronomía científica Heinz Wuth ha realizado un experimento para su perfil de Instagram (@soycienciaycocina, con 1,9 millones de seguidores), donde ha llegado a la conclusión de que la forma en la que se corten los ingredientes influye notablemente en el resultado del caldo.
El secreto para que los caldos tengan un sabor mucho más concentrado
Si al hacer un caldo su sabor es insípido, cabría pensar que la culpa puede haber sido de un tiempo de cocción insuficiente o de no haber acertado con el punto de sal. Pero, aunque es cierto que estos factores influyen, también importa el tamaño de los ingredientes.
Si se busca un caldo sabroso, de sabor intenso y concentrado, resulta que lo más conveniente es picarlos muy pequeños e incluso, a ser posible, triturarlos. Para su prueba, Heinz Wuth elaboró tres caldos con los mismos ingredientes, mismos pesos y tiempos de cocción, pero variando el tamaño de corte de los ingredientes.
En el primero, los cortes eran gruesos. Después de una hora de cocción observó “buenos tonos” y, al probarlo, calificó su sabor como “ligero y delicado”. Para el segundo se decantó por picar los ingredientes más pequeños. “Una vez filtrado, notamos un color más intenso un sabor más concentrado y gustoso”, anota el especialista.
Por último, para el tercer caldo molió todos los ingredientes hasta formar pastas. Tras el mismo procedimiento de cocción, una vez listo, “el color es más oscuro y su sabor es potente y bien sabroso”, subrayó Wuth.
Explica que esto se debe a que al hacer caldo los ingredientes disuelven sus componentes de aroma, sabor y color en el agua, pero cuanto más pequeños sean más superficie de contacto y más componentes logran disolver y “por eso son notorias las diferencias”.
“El tercero se traduce en más sabor en cada sorbo, cuanto más pequeño más concentración”, asegura Heinz Wuth, reconociendo que molerlo es poco común, pero “una interesante técnica” para un resultado exquisito.