En Catalunya, ha habido siempre una sólida tradición chocolatera. Desde las catànies de Vilafranca a las monas de Pascua, el chocolate ha estado presente desde que llegó a cortes y palacios en el siglo XV. Nombres como el de Enric Rovira constatan que Barcelona sigue siendo uno de los epicentros de la industria chocolatera en Europa, como demuestran algunas creaciones de este maestro cuyo trabajo es una obra de arte. Su libro Chocolate: pasión y ciencia es uno de los tratados más completos sobre un producto que Rovira transforma en rajoles , turrones o bombolas (unas adictivas bolitas de chocolate combinado con otros ingredientes), que pueden adquirirse en su tienda online.
Otro de los grandes nombres de la escena chocolatera catalana es el de Oriol Balaguer (Sant Gregori Taumaturg, 2; Travessera de les Corts, 340 y Calàbria, 65). Especializado en chocolates y bombones, este artesano es capaz de combinar el cacao más puro con sabores como naranja, frambuesa, vainilla o wasabi. Sus tabletas non-stop están pensadas para los más golosos, como la colección Hot & Cold Grand Cru de chocolates a la taza.

Los bombones de Oriol Balaguer
Otra parada obligatoria en una ruta chocolatera es Bubó. Sus locales de Barcelona (Caputxes, 10 y en el Time Out Market) son pequeños museos abiertos al público repletos de pasteles, chocofruits (de gianduja, macadamia o pistacho, entre otros), chocrocks, tabletas, bombones y esculturas. Su producción de Pascua y Sant Jordi es siempre una sorpresa.
Tampoco es fácil resistirse a las tabletas de chocolate que elabora Lluís Costa en su obrador de Sant Esteve de Palautordera. Vallflorida Xocolaters (Montseny, 12) es un templo para los amantes de la pastelería y chocolatería de autor y tiene, entre otras cosas, unos tubos de chocolate riquísimos. Suyo es también el premio al mejor cruasán de España y a la mejor pasta de té artesanal.
Tampoco es fácil resistirse a las tabletas de chocolate que elabora Lluís Costa en su obrador de Sant Esteve de Palautordera
En Riudoms (Major, 33) y Reus (Sant Joan, 32A), Xocosave es siempre una parada obligatoria. Aquí se trabaja el chocolate con primor desde 1880, una pasión que se ha transmitido entre generaciones y que se traduce en piezas como los xocroissants, las mousses y una selección de pastelitos como la selva negra o la clásica sacher.
Igual de adictivas son las icónicas dragees que elaboran en Pastisseria Àger (Vila, 7), en Moià. Se trata de una selección de frutos secos recubiertos de chocolate, que compiten en encanto con las rajoles , elaboradas con cacao ético y sostenible de diferentes rincones del mundo. Su producción es amplia y sus premios, incontables. Por mencionar alguno, suya fue la plata en el Academy of Chocolat por la tableta de chocolate blanco tostado.

Las clásicas ‘rajoles’ del maestro chocolatero Enric Rovira
No se puede hablar de chocolate sin detenerse en la figura de Lluc Crusellas, un joven de Vic que se hizo con el World Chocolate Masters 2022 con apenas 26 años. Su proyecto Eukarya es perfecto tanto para quien adore el chocolate amargo, como el suave, potente, con leche o dulce en forma de tabletas, turrones, bombones, rocas, cremas para untar, gotas, esféricos, músicos y mucho más. Además de su local en Vic (Lleida, 23), Crusellas realiza habitualmente pop-ups en hoteles y, durante el verano, le encontramos en La Santa Market, en Santa Cristina d’Aro.
Nos vamos a la provincia de Girona para detenernos en Casa Cacao (plaza de Catalunya, 23). El proyecto de los hermanos Roca ofrece tabletas de chocolate que traen al paladar sabores exóticos de México, Ecuador o Perú, así como best sellerscomo el Rocacao (una crema suave y untuosa). Tienen también chocolate en polvo, habas, rocas e incluso licores como la ginebra. ¿Se puede pedir más? Sí, adquirirlas en un espacio de diseño ubicado en un elegante hotel boutique .
Casa Cacaoofrece tabletas de chocolate que traen al paladar sabores exóticos de México, Ecuador o Perú
Y no muy lejos, en Olot, se alza desde 1907 Ferrer Xocolata, donde se trabaja con una mezcla de grandes cosechas de cacao de Brasil y Madagascar. Estas toman forma de tabletas (el packaging es magnífico), vasitos, bombones y unas impresiones de chocolate marca de la casa de un establecimiento centenario que tiene también una muy buena oferta pastelera.