El filósofo español de 95 años y su secreto para mantener una vida plena: “Llevarlo todo a la perfección es imposible”
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Federico Lanzaco también resalta el papel esencial de la espiritualidad vinculada a una conexión profunda con nosotros mismos.
Federico Lanzaco, humanista
Federico Lanzaco, filósofo, humanista y teólogo de 95 años, es una de las voces más respetadas en el ámbito de la reflexión sobre la vida y el bienestar en nuestro país. Tras una vida dedicada a la enseñanza, la escritura y la misión humanitaria en ó, Lanzaco ha compartido recientemente sus pensamientos sobre cómo alcanzar una vida plena y longeva, basándose en la sabiduría que le han otorgado las décadas de experiencia.
Su enfoque es claro: no se trata de aspirar a una perfección inalcanzable, sino de encontrar un equilibrio entre distintos pilares fundamentales de la existencia. “Llevarlo todo a la perfección es imposible”, afirma con serenidad, y añade que cuando uno de esos pilares falla, es necesario potenciar los otros para mantener el bienestar general.
Un equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu
Para Lanzaco, vivir plenamente no depende de acumular bienes materiales, sino de cuidar con atención tres grandes dimensiones: lo físico, lo emocional y lo espiritual. “El secreto radica en encontrar un equilibrio entre lo físico, lo emocional y lo espiritual. Ese balance es lo que nos permite vivir plenamente”, explica el filósofo.
Entre sus consejos para lograr este equilibrio, destaca cuidar la salud a través de una buena alimentación, ejercicio regular y descanso adecuado. Aunque pueda parecer un consejo sencillo, Lanzaco insiste en que pocos comprenden de verdad su enorme impacto sobre el bienestar físico y mental.
Además, subraya la importancia de tener un trabajo que nos motive y nos permita dar lo mejor de nosotros mismos. Según él, dedicarse a una actividad que nos apasiona es una de las formas más efectivas de combatir el temido “síndrome de la vida vacía”, una sensación de desconexión que afecta cada vez a más personas en el mundo moderno.
La calidad de las relaciones, un pilar fundamental. Otro de los grandes temas que aborda Lanzaco es el valor de las relaciones humanas. Destaca la necesidad de tratar a los demás como quisiéramos ser tratados y aprender a superar el egoísmo en la relación de pareja, extendiendo esta actitud también al entorno familiar y amistoso. Para el pensador, el afecto genuino es una de las herramientas más poderosas para construir una vida feliz y significativa.
La espiritualidad, motor de transformación. Federico Lanzaco también resalta el papel esencial de la espiritualidad, que no necesariamente se vincula a una religión concreta, sino a una conexión profunda con nosotros mismos, con los demás y con el entorno. Buscar siempre mejorar nuestro mundo inmediato, según el filósofo, es parte esencial de una vida bien vivida.
Preparados para el destino
Más allá del esfuerzo personal, Lanzaco recuerda a las nuevas generaciones que la vida es también cuestión de oportunidad. “La vida es una danza entre el esfuerzo, el destino y la oportunidad”, afirma.
Reconoce que, aunque trabajar duro es imprescindible, saber aprovechar los momentos adecuados es igual de importante. Estar preparados para cuando la suerte se cruce en nuestro camino es, en su opinión, una de las claves que marcan la diferencia.