Miguel Assal, agente de emergencias, explica lo que sucede en la mente de nuestros hijos cuando les damos una pantalla: “Las pantallas no son un chupete ni una niñera digital”
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El experto habla de los peligros de normalizar el uso de pantallas en niños pequeños

Miguel Assal en un momento del vídeo

La exposición excesiva de los niños a las pantallas de teléfonos, tabletas y televisión puede traer consecuencias negativas para su desarrollo. Aunque la tecnología ofrece herramientas educativas, su uso sin control puede afectar su salud física y mental.
Miguel Assal es un profesional de emergencias y creador de contenido español, reconocido por su labor en la divulgación de primeros auxilios y consejos de seguridad. En uno de sus últimos vídeos ha hablado de lo que sucede en el cerebro de nuestros hijos cuando observan una pantalla.

“Se mostrará desganado a otras alternativas de juegos porque solo quiere vicio, vicio y más vicio”
íܱ. El experto afirma que las luces, el sonido y los movimientos rápidos sobreestimulan el cerebro activando el sistema de recompensa, generando dopamina. La sobreestimulación del cerebro por el uso de pantallas dificulta el desarrollo de la gestión emocional y provoca la aparición de las famosas rabietas.

Afectación en la creatividad. Assal comenta que el uso abusivo de pantallas afecta a la capacidad de atención y a la creatividad de nuestro hijo: “El niño estará más irritable y le será más difícil autogestionarse porque querrá dopamina. Se mostrará desganado a otras alternativas de juegos porque solo quiere vicio, vicio y más vicio”, comenta.

¿Y los dibujos animados? Miguel afirma que las pantallas no son un chupete ni una niñera digital. A raíz de su consumo los niños se intoxican de dopamina y quieren una estimulación rápida“”, afirma.
Recomendación oficial. La Asociación Española de Pediatría aumentó a finales de 2024 el rango de edad por debajo del que se considera que no debe exponerse a los niños a las pantallas, pasando de los 2 a los 6 años: “Sería lo ideal, pero hay que ser realistas, que levante la mano el que lo ha conseguido y, si la levanta, no le creo”, termina diciendo Assal.