Desde antes de que existiera el arte emergente (o que alguien comenzara a llamarlo así), el Espai 10 de la Fundació Miró (luego rebautizado Espai 13) fue el único reducto en Barcelona donde los jóvenes artistas tuvieron la libertad de experimentar y, sobre todo, de equivocarse. Aquí tuvieron su primera exposición artistas como Susana Solano (Barcelona, 1946), una de las grandes voces de la escultura contemporánea. Fue en 190, tenía 34 años y recuerda que por aquel entonces era estudiante de Bellas Artes. “Algunas de las lonas que expuse las había hecho en clase y había profesores que se reían de mí. Incluso allí ibas un poco a contracorriente”, dice la creadora, que con el tiempo valora aún más aquella oportunidad que le ayudó a creer en ella misma y acabó determinando su trayectoria posterior.

'Instalaciones y dibujos', de Susana Solano, en la que presenta obras escultóricas en madera, dibujos y grandes telas intervenidas
Como si fuera una visitante más, Solano pasea por las salas de la Miró donde han vuelto a reunir las obras de aquella opera prima, recuperada para la exposición Entre dos patios , que también reconstruye fielmente el paso de otras dos grandes artistas que tuvieron aquí su primera oportunidad: Eva Lootz ( Viena, 1940) y Fina Miralles (Sabadell, 1950). El Espai 10, ubicado efectivamente entre dos patios, donde actualmente está situada la tienda, nació en 1978, tres años después de la inauguración del edificio de Sert –y de la muerte de Franco–, por deseo expreso de Joan Miró de apoyar a las nuevas generaciones de creadores, un poco a imagen del ICA de Londres, que conocía bien a través de su amistad con Roland Penrose. La reunión de estos tres proyectos supone de hecho, en palabras de Ana Ara, directora artística de la Miró, el “disparo de salida” de la celebración de los cincuenta años del centro, que comenzará oficialmente en junio.

'Arenas', de Eva Lootz, fue su primera exposición individual en 1986
“Son artistas que inventaron sus propias normas y comenzaron de cero. Fue un acto revolucionario”, considera Martina Millà
Martina Millà, comisaria de la muestra, explica que la elección de Solano, Miralles y Lootz de entre los muchos creadores que pasaron por allí, responde al hecho de que “sus proyectos destacan mucho y también porque son artistas que han mantenido el tipo, que han continuado su práctica artística hasta edades muy respetables. Y eso es algo muy insólito en nuestro país, sobre todo si eres mujer. Ellas, como diría Pere Llobera, son artistas naturales, es decir, han nacido para ser artistas”. La tres nacieron “después del fin del mundo, el desastre de la Segunda Guerra Mundial”, añade Millà. “Son artistas fundacionales que no se prestaron a un juego con el que no se sentían identificadas, sino que inventaron sus propias normas y comenzaron de cero. Fue un acto revolucionario maravilloso”.

Fina Miralles rodeada de algunas de las obras que conforman 'Paisaje', su opera prima, en 1979
Fina Miralles, que siempre ha defendido que “el arte se va haciendo al vivir”, asegura que la naturaleza ha sido su maestra. “Yo no he tenido que hacer nada, solo seguir el dictado de las formas y de las palabras. Poner mi vida a disposición del arte. Luego, todo lo que estaba a su alrededor, el mercado y esas cosas, era otro camino que nunca me interesó. Escogí el arte y la cultura, y la realización de mi misma, porque este hacer es lo que te hace”.
“Yo no he tenido que hacer nada, solo seguir el dictado de las formas y de las palabras. Poner mi vida a disposición del arte”, dice Fina Miralles
Para Lootz, que se maravilla al volver a ver Arenas , instalación que creó hace cuarenta años, los tres trabajos comparten una misma manera de expresar que “no hace caso del discurso, sino que parten de cosas muy elementales, de lo que tenemos delante de la nariz, o al menos ese es mi caso”.