Al final de la exposición Tiempos inciertos. Alemania entre guerras , que hoy abre sus puertas en CaixaForum, un aguafuerte de Goya parece querer advertirnos sobre los peligros del ascenso actual de los fascismos. Un hombre apoya la cabeza sobre un escritorio, como si no pudiera o no quisiera comprender el mundo. Alrededor de su figura rendida, sobrevuelan criaturas monstruosas de ojos negros como la noche. En el lateral del escritorio hay una inscripción: “El sueño de la razón produce monstruos”. “En tiempos inciertos, en tiempos de una gran libertad y creatividad cultural, se despiertan los monstruos. Esa es la gran lección histórica de la República de Weimar, una época muy parecida a la actual, en la que los monstruos están volviendo a despertar”, señala el arquitecto y filósofo Pau Pedragosa, uno de los comisarios de una muestra que se adentra con voluntad didáctica en el corazón de una de las etapas más convulsas, y al mismo tiempo brillantes y creativas, del siglo XX.

Gertrud Arndt. Autorretrato en el estudio, Bauhaus Dessau, 1926 .
La República de Weimar, el período de parlamentarismo democrático elegido e instaurado por el pueblo alemán entre 1918 y 1933, duró apenas 14 años, pero dejó una profunda huella como referente de cambio de época. “Se pasa del mundo que el escritor Stefan Zweig llama ‘el mundo de ayer’, donde reinaba la seguridad, la estabilidad, las certezas y la razón, al mundo de hoy, heredero del que surgirá tras la Segunda Guerra Mundial, marcado por la incertidumbre y la inestabilidad”, apunta Pedragosa, que hace circular el relato a través de un montaje de marcado carácter escenográfico.

Escena callejera, de George Grosz, 1925
La muestra advierte del peligro del ascenso fascista en tiempos inciertos como los actuales
La exposición, hasta el 20 de julio, comienza con la recreación de un salón burgués del siglo XIX, posiblemente el de los Buddenbrook, en un guiño a la saga de Thomas Mann. Suena el Danubio Azul , de Strauss. Nada parece que vaya a cambiar, hasta que La consagración de la primavera , de Stravinski, con su carácter rupturista, anticipa los nubarrones que se avecinaban: las trincheras de la I Guerra Mundial, con sus 10 millones de soldados muertos. De aquella Alemania colapsada, derrotada, y de un optimista impulso de regeneración nacional y democrática basada en la razón y la igualdad (por primera vez pudieron votar las mujeres) nació la República de Weimar que acabó en 1933 en las tinieblas del nazismo. “En la hoguera del la barbarie, del Holocausto y de una nueva guerra”, añade Pedragosa.

“El siglo XX”, de Sándor Bortnyik, 1927 y 'La dama de malva' de Lyonel Feininger, 1922, ambos del Museo Thyssen
Tiempos inciertos. Alemania entre guerras muestra cómo los cuerpos mutilados de los soldados (el 19% de la población masculina murió o resultó herida) conviven con los nuevos ideales de belleza y el miedo a la pérdida con esa madre que resguarda a sus hijos en un abrazo de Käthe Kollwitz. El cine refleja el nacimiento de esa nueva sociedad en obras maestras como ѱٰóDZ (1927), de Fritz Lang, en la que constata la disolución del individuo en la masa para seguir a un líder; o El gabinete del doctor Caligari (1920), de Robert Wiene, sobre el individuo sin voluntad en la nueva sociedad.
Hay también ejemplos del colosal proyecto enciclopédico al que August Sander (1876-1964) consagró prácticamente toda su vida: documentar la sociedad alemana de su tiempo a través de los retratos de hombres y mujeres de todas las clases sociales, del artista al proletario, del carbonero al burgués. Entre ellos figura el de la artista danesa Lili Elbe, el primer caso de reasignación de sexo de la historia.

Retrato de una secretaria, Radio Colonia
La muestra avanza por un período febril y fascinante, en el que la creatividad cultural y la innovación técnica se dieron la mano, a través de un centenar de obras, entre las que destaca la serie de litografías del pintor expresionista Georg Grosz titulada Los bandidos , de 1922, una acuarela de Kandinski llegada del Thyssen de Madrid, piezas de Paul Klee, Rudolf Sclichter o diversos objetos de la Escuela de la Bauhaus, donde aún se respira la sensación de alegría. El sueño del hedonismo, la tolerancia, la experimentación y la creatividad, aguado en crisis económicas (hiperinflación y crac del 29), revueltas, conflictos sociales y saqueos, llegó a su fin la noche del 10 de mayo de 1933 en Berlín, la fantasmal quema de unos 40.000 libros arrojados a la hoguera por jóvenes seguidores del Partido Nazi.

Imagen de 'Tiempos inciertos'
Un periodo comparable a la Atenas de Pericles o la Florencia del Renacimiento
“El periodo de Weimar es conocido por su enorme creatividad en todos los ámbitos, que hace que con razón se la haya comparado con otras épocas estelares de la humanidad, como la Atenas de Pericles o la Florencia del Renacimiento”, apunta el comisario. Y añade: “Los tres fueron momentos de gran efervescencia cultural y los tres fueron momentos de cambios de época”. Pau Pedragosa, junto a Txuss Martín y el dibujante Rafael Morata, es autor de una novela gráfica, Weimar. Tiempos inciertos, cuyo germen es el catálogo que estaban preparando para la exposición que llega a Barcelona tras su presentación en Madrid. Entre la realidad y la ficción, el protagonista tangencial del libro es Thomas Mann, quien en el lecho de muerte recibe la visita de un antiguo soldado que le exige cuentas por haberle abandonado a su suerte, sin memoria, ni identidad, mientras va recuperando su pasado a base de sueños y pesadillas.