Gustavo Dudamel y London Symphony Orchestra
Solista: Marina Rebeka, soprano
Lugar y fecha: Concierto extraordinario Ciclo Bcn Clàssics. Liceu (10/V/2025)
Extraversión sonora, calidad orquestal y solista vocal de lujo para un concierto con un Liceu a rebosar, con repertorio que alternó a dos de los mejores orquestadores de la historia de la música: Ravel y Richard Strauss.
Volvió el querido y mediático Gustavo Dudamel al Liceu, en este concierto extraordinario dentro del Ciclo Bcn Clàssics. Un teatro lírico donde ha dirigido ya cuatro óperas y dos conciertos sinfónicos. Dudamel mantiene su idilio barcelonés con resultados siempre gratos de calidad contrastada.
Junto al maestro venezolano, una de las voces de soprano más demandadas internacionalmente, la letona Marina Rebeka, tercer premio Concurs Tenor Viñas en 2007, quien fue una recordada Norma de Bellini aquí en 2022.
El trío de ases lo completó la decana London Symphony Orchestra, que en su dilatada historia recibió al podio por primera vez la batuta de Dudamel en esta gira española con conciertos en Madrid y Barcelona.

La decana London Symphony Orchestra, por primera vez dirigida por Dudamel
El maestro venezolano mostró una lectura idiomática y de tempi vibrante, propias de su estilo comunicativo y extravertido. Aceleró ritmos en el poema sinfónico de Don Juan de Strauss, con dinámicas confrontadas, y una orquesta que mostró la flexibilidad de sus secciones, con un destacado trabajo de los vientos-maderas.
Supo a poco el éé de Ravel, con la excepcional voz solista de la letona Marina Rebeka. La particella vocal, de tesitura sobre todo central y grave, hizo lucir a fogonazos el instrumento lustroso y mórbido de una soprano en plenitud que se plegó elegantemente a la lectura brumosa de un Dudamel que mostró su sintonía con el compositor del Bolero .
El público soñó con ver representado 'El caballero de la rosa', de Strauss, con una Mariscala llamadaMarina Rebeka
Brilló el resultado orquestal en la Rapsodia española raveliana, donde la formación londinense sonó más homogénea y rica en los matices cromáticos que la obra demanda. Aquí la batuta buscó y encontró la magia y sofisticación de la obra, con un estimulante equilibrio entre los temas de inspiración casi zarzuelística y el toque impresionista sinestésico que remató con una Feria de final operístico.
Con la Suite de El caballero de la rosa straussiano, Dudamel de nuevo confrontó las filigranas de la obra, de una riqueza instrumental avasalladora, donde los metales rindieron con la exigencia necesaria. Las cuerdas cobraron el protagonismo en los valses de la ópera, en una lectura final de concierto donde el publico soñó con ver este título escenificado en el Liceu, hace veinte años de su última representación, con una Mariscala llamada Marina Rebeka.
Una premonición-deseo más que plausible.