A principios de siglo, tras licenciarse como arquitecto, Eyal Weizman (Haifa, Israel, 1970) empezó su carrera profesional colaborando con su colega y compatriota Rafi Segal en proyectos vinculados con el teatro y los museos. Proveniente del activismo político, enseguida sus intervenciones culturales chocaron con el poder. Tanto la exposición como el catálogo de A Civilian Occupation. The Politics of Israeli Architecture, que editaron conjuntamente, fueron prohibidos por la Asociación Israelí de Arquitectos; pero eso no evitó que la muestra viajara a Nueva York, Berlín y Rotterdam.
El libro lo publicó la prestigiosa editorial Verso en el 2003. Así se selló el destino del intelectual hebreo residente en Londres. A través de la arquitectura se pueden revelar prácticas políticas y sociales; y es necesario desarrollar nuevas estrategias para analizar y representar esas prácticas, a menudo infames, que pueden tener una dimensión artística y encajar naturalmente en los museos de arte contemporáneo.

Un híbrido de espacio físico y virtual’: reconstrucción del bombardeo de Rafah, Gaza, agosto del 2014
Aunque ha publicado desde entonces otros libros, como A través de los muros ( Errata Naturae), y ha impulsado muchas exposiciones y películas documentales, su obra maestra es colectiva. Se llama Forensic Architecture, nació en el 2010 y somos muchos quienes opinamos que es central para entender nuestra época. La agencia de investigación de la universidad de Goldsmith documenta y reconstruye casos de violencia estatal y corporativa a través de metodologías innovadoras. Acaba de ganar un The Right Livelihood Award, los galardones suecos que, aunque premian proyectos relevantes para la protección del medioambiente, los derechos humanos, el desarrollo sostenible, la salud, la educación y la paz, son conocidos sobre todo como la alternativa al premio Nobel de la Paz.
En una conversación por Zoom, le pregunto a Weizman si han celebrado el premio y me responde: “¿Quién puede pensar en premios cuando se están perdiendo amigos en todo Oriente Próximo?”. Desde el atentado terrorista del 7 de octubre del 2023 y la operación de represalia de Israel, que se ha extendido a toda la región, Forensic Architecture ha tenido que trabajar sin pausa: “Estamos abrumados, saturados de trabajo, produciendo literalmente miles de páginas sobre casos legales, caminando bajo la sombra de la muerte… pero no niego que el reconocimiento ha sido importante, sobre todo porque tenemos sede también en Berlín y en Alemania es un premio respetado”. Tras varios meses de cancelaciones de conferencias y exhibiciones, bajo la acusación de antisemitismo, el galardón les ha dado una tregua.
⁄ “Vivimos en un mundo ‘postopen source’, la nueva guerra colonial se dirige contra la información”
Todas las pruebas señalan a Israel como culpable de un genocidio. Weizman publicó en abril el artículo Three Genocides en London Review of Books , en el que hablaba del de Namibia de hace más de un siglo, el de Guatemala durante la segunda mitad del siglo XX y el que está ocurriendo en Gaza en la actualidad. Comenta que “seguimos investigando en las tres líneas, y estamos constatando que se trata de un patrón, el del genocidio colonial, que tiene una dimensión arquitectónica y reconfigura todo el espacio; hay que ver sus consecuencias en el medioambiente, la sanidad o la agricultura, porque su impacto no se puede limitar a las víctimas humanas, siempre es múltiple”.
Se acaba de publicar en español La na turaleza política de la selva ( Caja Negra), un volumen de ensayos de Paulo Tavares en el que habla, justamente, de cómo los pueblos aborígenes brasileños fueron transformando culturalmente la Amazonia durante milenios, diseñándola; y también analiza cómo la dictadura militar arrasó ecosistemas enteros. El autor es uno de los fundadores de Forensic Architecture, cuyas metodologías se han convertido en una disciplina cultivada por muchos agentes en todo el mundo.

Incendio de la refinería Marathon en el 2023 en Garyville, Luisiana, con graves consecuencias en la salud de los habitantes de la zona
Desde Ramala hasta Bogotá, pasando por Turquía o Ciudad de México, encontramos grupos que trasladan sus herramientas vanguardistas para el análisis y la imaginación de los hechos reales (análisis de audio y de sombras, regresión cartográfica, modelos 3-D, testimonio situado, dinámica de fluidos, realidad virtual, inteligencia artificial) a la reconstrucción de asesinatos, ecocidios y masacres.
Weizman me resume la trayectoria de la agencia: “Nacimos como una iniciativa de activismo de izquierdas en clave de grupo transdisciplinar inspirado por la ciencia forense, con arquitectos y periodistas y antropólogos que trabajaban con programadores y artistas; en aquella época Bellingcat y otros se centraban en las fuentes anónimas, pero nosotros estábamos seguros de que todo era visible, sólo había que localizarlo y conectarlo”. Fue la revolución open source , de las fuentes abiertas.
Decidieron intervenir en los derechos humanos de un modo distinto, no como un árbitro, sino defendiendo uno de los bandos. “Somos parte del movimiento por la defensa de Palestina, combatimos el sesgo con un método sólido, serio, comprometido con la verdad, porque la ciencia no es neutral y el conocimiento es siempre situado; pensamos desde el espacio que nosotros mismos hemos construido y con una voluntad artística, con la convicción de que el arte es político”, concluye. En estos momentos pueden visitarse muestras de Forensic Architecture con vídeos o instalaciones en Viena, Estambul, Módena y Londres.
⁄ Weizman: “nacimos como una iniciativa de activismo de izquierdas inspirado por la ciencia forense”
“Ahora vivimos en un mundo post-open source , en que la nueva guerra colonial se dirige conscientemente contra la información, contra las pruebas, porque Internet se ha fragmentado y ya no confiamos en las redes sociales: ya no se puede publicar en libertad”, afirma al otro lado de la pantalla. Por eso la agencia, además de difundir sus más de cien casos en su web, Instagram o X, interviene en museos, cines, congresos académicos y, decisivamente, en tribunales internacionales: “Tenemos múltiples foros para hacer circular nuestros casos: no queremos que entren en la lógica burocrática, sino que sigan otras dinámicas de circulación y encuentren en cada una sus propias audiencias”.