El Barça de Flick demostró que ahora no contemporiza y espera su momento, sino que ataca sin contemplaciones y se fabrica su propia suerte. Ante el Bayern de Múnich, dominadores los bávaros en la primera parte, los blaugrana aprovecharon las pocas concesiones que permitió el rival para exhibir su pegada. Y en ese escenario obtuvo premio un goleador nato como Robert Lewandowski, que no celebró el gol ante su exequipo.
Anduvo pícaro Fermín para llevarse el balón, con un ligero toque a Kim Min-Jae, al límite de la falta, y el andaluz aún tuvo tiempo de adelantarse a la salida de Neuer para ceder el esférico al delantero polaco, que marcó a puerta vacía, demasiado tarde Upamecano para evitar lo inevitable. Fue el primer gol del ariete a un conjunto alemán con un equipo extranjero.