Hace tiempo que el Real Madrid ha perdido el norte sin que ninguna voz amiga le corrija. Se diría que a los mandos del club blanco está Vinícius, el rey de las pataletas, y no una persona adulta y responsable, que es lo que debería ser. No necesitábamos un episodio más para ratificar la deriva, pero así ha sido, y esta vez la mancha se ha extendido sobre la final de Copa, la competición que se vive con más alegría, probablemente porque es la menor de las más importantes. El plantón a la ceremonia del Balón de Oro, el comunicado contra el Comité Técnico de Árbitros, la pertinaz, forofa y patética campaña de Real Madrid Televisión… Todo se viene produciendo ante el asombro de quienes no son madridistas y la connivencia, por acción u omisión, de quienes lo son.
Los medios de comunicación filomadridistas han ejercido durante el día de portavoces de los movimientos del club de Florentino Pérez, no cuestionándolos, sino acompañándolos, y esa sintonía acrítica explica el porqué se ha llegado hasta aquí. Es tiempo de 'trumpismo'. Carlo Ancelotti y su cordura fueron engullidos por el camino e incluso la supuesta progresía merengue responde con servilismo al más mínimo gesto del amo, así que el delirio no se denuncia sino que se justifica. El peloteo es la norma. Que el Madrid amenaza con no jugar la final de la Copa del Rey el día antes, con miles de aficionados desplazándose y un estadio remozándose desde hace meses para la ocasión. “Bueno, vale, pero… ¿ha salido ya el comunicado?”. Nada se discute. ¿Se imaginan semejante amenaza protagonizada por cualquier otro club? ¿Vasco, catalán? Mínimo, anticonstitucional.

Hansi Flick, ajeno a la actitud del Real Madrid, ha pedido a sus jugadores que disfruten de la final
El ç, que por cierto tiene sus fiscalizadores (y que así sea, quienes quieren parecerse al Real Madrid se equivocan tanto), ha ganado antes de jugar. Su rival, otrora campeón sin miedo, tiembla ante la posibilidad de perder. Y su salida, mientras no se mire al espejo, va a seguir siendo hacer el ridículo.