No se lo ponen nada fácil los jugadores del Real Madrid a sus numerosos hagiógrafos, ocupados en blanquear su imagen como si esa camiseta nevada fuera propiamente la vestida por un grupo de santos. La agresión de Valverde a Baena en un parking, nunca castigada; el gesto de Rüdiger llevándose la mano a la garganta cual degollador virtual, relativizada por la UEFA; la investigación a Asencio, acusado por un delito de pornografía infantil, todavía en manos de la justicia; Ancelotti acorralado por impagos a Hacienda... Menudo estrés. Ni la amplia y sucia capa del caso Negreira ayuda a camuflar tanta sordidez.

Escalofriante entrada de Mbappé a Antonio Blanco por la que el francés acabó expulsado
Ahora le tocará a Mbappé, con lo buen chico que nos parecía a todos. Una primera ojeada a los medios amigos ya dejaba caer frases de maquillaje exprés para relativizar la entrada que provocó su tarjeta roja: “Midió mal”; “venía picado”; “no hay lesión”; “el balón está en disputa”...
Uno no nació ayer y ya sabe que hemos retorcido entre todos el periodismo deportivo hasta convertirlo en una suerte de bombardeo entre trincheras que deja poco espacio para la lucidez o la neutralidad pero estaría bien que, ante acciones violentas como la del francés, se produjera una cierta unanimidad. La revisión en imágenes de la entrada da escalofríos y suerte tuvo Antonio Blanco (y Mbappé, para qué nos vamos a engañar) de salir con la pierna entera después del impacto. No es solo la posición del pie, en plancha, y la altura de la patada, entre la tibia y el tobillo, es el impulso que tomó a media carrera para que su acto tuviera consecuencias. La sanción debería ser ejemplar.