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El accidentado paso de José Elías por OHLA

Empresas | Construcción

El choque con los mexicanos Amodio se salda con su salida del consejo

José Elías

José Elías, en una imagen de archivo

Audax

El millonario José Elías ha perdido, al menos por ahora, una batalla con fuego cruzado y artillería pesada por el control de OHLA. Lo que estaba en juego es una constructora emblemática, fundada por Villar Mir y todavía dotada, pese a las dificultades financieras, de cierto prestigio. Su logo figura en lo alto de una de las cuatro torres de Madrid, donde pervive bajo el control de los hermanos mexicanos Amodio, que le han ganado el pulso al empresario de Badalona.

A sus 49 años, Elías no requiere mucha presentación. Este empresario “rico con mentalidad de pobre”, tal como él mismo se presenta, tiene, según Forbes, una fortuna de 950 millones, de los que 450 millones proceden de su 65% en la comercializadora Audax. A eso suma sus participaciones en Atrys Health, Ezentis, La Sirena o Healthline Food, y avaló con 40 millones a Joan Laporta en el Barça.

Un 17% suma el bloque de Elías, que contrasta con el 29% que, entre los Amodio y Andrés Holzer, tiene el grupo con mayor capital

Sin embargo, OHLA es una pieza de caza mayor. No estará en su mejor momento, pero los ingresos anuales superan los 4.000 millones de euros y la cartera está en un récord de 9.200 millones. Como hicieron los propios Amodio al detectar el momento, Elías vio la oportunidad a finales del año pasado, cuando el grupo afrontó dos ampliaciones de capital de 150 millones para sanearse. Invirtió 30 millones para hacerse con un 10% del capital y desembarcó, junto a empresarios cercanos, no solo en el accionariado, sino también en el consejo de administración. Entre todos suman el 17%. Enfrente están Luis y Mauricio Amodio, con un 21%, acompañados de su socio Andrés Holzer, con el 8%.

Las primeras desavenencias llegaron en diciembre, cuando se exploró la emisión de un bono convertible de 50 millones. Fuentes cercanas a la empresa aseguran que Elías vio una oportunidad de ampliar su peso accionarial al plantear una operación reservada para accionistas institucionales que diluía a los minoritarios y elevaba su peso en el capital. A eso se sumó a finales de marzo la pérdida de 40 millones al ejecutarse los avales por un litigio con Kuwait.

Entre necesidades de más recursos y diferencias accionariales, la tensión fue en aumento. Todo ello en un clima de beligerancia a la vista del Santander, Alantra o la firma estadounidense Houlihan Lokey, que han participado en la reestructuración financiera y en las negociaciones del año pasado con los bonistas, asesorados por PJT.

Luis y Mauricio Amodio, presidente y vicepresidente ejecutivos de OHLA

Luis y Mauricio Amodio

OHLA / Europa Press

OHLA ha denunciado ante la CNMV que el consejero independiente Antonio Almansa, afín a Elías, vendió cinco millones de acciones poco antes de que se publicara el revés en Kuwait, por lo que obtuvo 2,5 millones de euros. La denuncia está avalada por la asociación de inversores minoritarios Aemec. “Supone que un miembro del consejo de administración haya obtenido un beneficio más que notable, pudiendo haber hecho uso de la información privilegiada a la que tiene acceso”, dice.

A eso se sumó el malestar de los Amodio con el director financiero, José María Sagardoy, y el que profesaba el bloque de Elías hacia el consejero delegado, Tomás Ruiz, hombre de confianza de los accionistas mexicanos. Entre medias, hubo acusaciones mutuas de irregularidades en torno a gastos de empresa para uso personal.

La tensión se desató el 27 de marzo. Antes del consejo de administración hubo sendas y tensas reuniones de la comisión de nombramientos y de la comisión de auditoría. En la primera se decidió no ratificar en la próxima junta de accionistas el nombramiento de Almansa, mientras en la segunda se reprobaba su comportamiento.

El consejo de administración se saldó con la dimisión como consejeros de Almansa y Elías, además de Maricarmen Vicario y José María Echarri, presidente de Inveready. También se decidió “amonestar gravemente” a Almansa y sustituir a Sagardoy por Víctor Pastor.

Elías dimitió por carta, aludiendo a su “disconformidad con la gestión financiera”, a “deficiencias en los procesos de investigación interna” y a limitaciones a su “capacidad de acceso adecuado a información relevante”. Desde el otro lado consideran que se extralimitaba en sus funciones. Actuó, dicen, como elefante en una cacharrería.

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