La electrificación no termina de empujar tras las fuertes inversiones, la demanda duda y los ajustes llegan a las fábricas, con la amenaza de sanciones por emisiones al caer. El impacto también lo ven unos concesionarios que aún buscan cifras precovid. Lidiando con eléctricos, el desembarco chino y los aranceles, Marta Blázquez (Riópar, Albacete, 1966) preside Faconauto, la asociación de concesionarios oficiales.Advierte de un 2025 clave y con desafíos: pide mejorar las ayudas en la compra e impulsar el mercado, apostando por el eléctrico pero con margen en otras tecnologías.
El mercado español mejora, pero a la vez los eléctricos van a peor. ¿Qué balance se hace?
Estamos muy preocupados, asistimos a unas cifras que no son las que deberían acompañar a un país que es el segundo productor a nivel europeo y a una industria tan importante. Y tener una electrificación por debajo del 2023 también es un síntoma y una señal de que no acompañan una estrategia o unas señales positivas. Falta una estrategia desde Europa y un plan para salvaguardar esta industria fundamental. Acabaremos el año superando el millón de unidades. Se está notando ya el efecto de las ayudas del plan Reinicia Auto+, que ayudará a los más de 120.000 afectados por la dana a recuperar su movilidad. Pero son datos muy deprimidos respecto al 2019. Deberíamos tender a los 1,2 millones de unidades precovid para proteger toda la cadena.
¿La recuperación a cifras prepandemia llegará en el 2025?
En el 2025 la cosa se complica. Será un periodo crítico que va a marcar el futuro de la automoción. Las multas por emisiones que se introducen penalizan si el mix de ventas de las marcas no cumple con lo exigido. Son una amenaza para todo el sector: hay riesgo para el empleo y la industria, España se puede ver muy afectada en toda la cadena. Ese mix se puede conseguir por dos vías: o bien se venden más eléctricos o bien se venden menos coches de combustión.
Así, si no aumentamos drásticamente el mercado de electrificados, tenemos que bajar las ventas de combustión. Estimamos que para cumplir se deben vender 236.000 coches más de cero emisiones, el triple de lo previsto, o dejar de vender 175.000 coches del resto de tecnologías. El mercado se puede ver muy afectado por esta circunstancia. Hay que quitar esta losa de las sanciones a la automoción, lastran que se siga invirtiendo y produciendo, con una política punitiva a quien ha hecho los deberes en inversión y en tener una oferta de electrificados, más de 400 en el mercado español. Si el mercado de electrificación no crece, no es por el sector, no es por la oferta. Y somos los que pagamos...
¿Qué frena la compra del eléctrico? ¿El precio es la gran diferencia?
Aún hay una brecha de precio, de ahí la importancia de los 7.000 euros en ayudas que la podrían salvar (se refiere al plan Moves III). Pero aparte del precio, están sobre todo el miedo a la incertidumbre con los puntos de recarga y que la ayuda no sea en el momento de la compra.
Estas ayudas hoy están en el aire, caducan el 31 de diciembre.
Estamos trabajando con el Ministerio de Industria para que de cara al 2025 haya una continuidad. Hoy no hay nada cerrado, aunque esperamos que todo se aclare pronto. Sería una malísima noticia si no las hay. El 2025 es un año clave, como decía, y las medidas que se implementen deben ser decididas y puestas en marcha desde el 1 de enero. La oferta la tenemos, lo que hay que estimular es la demanda, y hemos visto que esta demanda necesita incentivos, como en el resto de países europeos donde la electrificación ha funcionado. El sistema propuesto para la gestión del Plan Reinicia Auto+ podría ser una referencia, facilita el acceso a las ayudas directas en el momento de la compra y optimiza el papel de los concesionarios.
El sector pide estirar ayudas y es crítico con el Moves previo, con retrasos de incluso años para ver las cantidades.
No discutimos la cantidad, sí discutimos la tramitación: preferimos que el cliente reciba esos 7.000 euros en el momento de la compra, no que los adelante. La agilidad administrativa es todo un tema, tanto en las ayudas como en los permisos para poner puntos de recarga. La burocracia que acompaña es muy notable en España, por su estructura de competencias centrales, autonómicas, locales... Necesitamos medidas para que sea muy rápido, ágil y fácil. Es otro punto bloqueante en la compra.
Tampoco tenemos ningún incentivo muy fuerte para las empresas. Siempre hemos dicho que la fiscalidad es la palanca fundamental. Con medidas como que se puedan tener en cuenta la inversión en flotas eléctricas al afrontar el impuesto de sociedades. O que se pueda bonificar el IVA, que es lo que ha funcionado hasta que Europa decidió eliminar esa posibilidad. Además hay que dar tranquilidad al cliente, mejorando la información sobre puntos de recarga o centralizando su pago. Que sepa dónde podrá recargar sin la angustia de si se quedará tirado.
Si no hay tantas ventas, ¿sobra stock eléctrico en los concesionarios como ya pasó en el 2023?
Tenemos más stock que demanda. Suele operarse con un fondo de dos meses, de unas 30.000 o 35.000 unidades. Aquí hay que entender que estamos en un periodo de transición. Para llegar al 2035 (fin de la venta de coches nuevos de combustión) hay que pasar por el 2025, 2026, 2027, 2028… No entendemos por qué ahora mismo sobre la mesa está que todo tiene que ser eléctrico o electrificado. Tenemos un periodo para trabajar con inteligencia toda la gama tecnológica. Todos los motores que se están haciendo ahora, de cualquiera de las tecnologías, sean híbridos, gasolina o diésel, son parte de la solución para descarbonizar. En todos se están haciendo inversiones fortísimas para que contaminen menos.
En el horizonte hay varias fechas límite, ¿Europa se ha excedido con la regulación?
Ha hecho una regulación y ha puesto unos objetivos muy ambiciosos, sin tener un plan contando con todas las soluciones en nuestra mano. La descarbonización tendría que ser el objetivo final, no la electrificación per se. Hay que incrementar el mercado de electrificados, sí, pero también deberían darse ayudas para una movilidad sostenible, quitando el parque más viejo, ayudando a que se renueven coches de más años por unos de cualquier tecnología. Y hay que decirle a la gente que mínimo hasta el 2050 podrá circular con ella. Porque el cliente tiene miedo, piensa que si no se compra un electrificado no va a poder circular...
La atención hoy también va a China y los aranceles. ¿Tienen sentido?
Lo que deben hacer los políticos es un marco para el medio y largo plazo donde se cree un campo de juego con reglas equilibradas y defendiendo la libre competencia, pero que todo el mundo pueda jugar su papel. Si es un tema jurídico, puntual y negociado, bien. Europa tiene derecho a protegerse, pero puede ser el inicio de una guerra comercial donde se vean perjudicadas marcas europeas, así que se necesita altura de miras. Reivindicamos los valores europeos de libertad de comercio y que el cliente pueda elegir con libertad las opciones que quiere, porque China es una potencia automovilística, con coches con tecnología y estándares de calidad europeos, que pueden formar parte de la oferta. Además, quieren invertir y fabricar en nuestro país. Es una oportunidad, no una amenaza. Desde el punto de vista del cliente, los concesionarios y los inversores, no hay que temer al coche chino.
¿Destruirán marcas?
No lo harán. Al revés, potenciarán que el resto sean más competitivas, un aliciente. En ningún caso van a coger el 100% del mercado... no es todo blanco o negro. Habrá un mix de marcas chinas y de marcas japonesas y de marcas coreanas y de marcas europeas y de marcas norteamericanas. Europa y España siempre han sido un mix de todo.