Esta es una capitulación en toda regla en la particular guerra comercial de Donald Trump que, según la retórica de la Casa Blanca, se convierte en una gran victoria del presidente.
Se vendió como una demostración de su arte negociador, porque los países quieren abrir conversaciones. Pero con el fondo del peligro por el impulso de la inflación y los pronósticos de recesión, Trump comunicó este miércoles en su red social una pausa de 90 días en los aranceles recíprocos a todos los países, salvo a China, medida que había hecho que los mercados bursátiles cayeran en picado desde su anuncio de la pasada semana, con la evaporación de miles de millones, y amenazaba con desmontar el comercio mundial. Wall Street se puso en modo celebración.
Trump hizo la excepción de China, a la que no solo no incluye en esa pausa, sino que le aumenta hasta un 125% los aranceles, porque Pekín aplicó en paralelo un incremento del 84% en las tasas a las importaciones de EE.UU. “China ha demostrado una falta de respeto al comercio mundial”, subrayó en su mensaje. En respuestas a los periodistas, dijo que “China quiere llegar a un acuerdo pero no sabe cómo hacerlo”.

El presidente de Estados Unidos, ayer en la Casa Blanca
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, informó que los aranceles se reducen a un 10% universal, una bajada sustancial para la mayoría de los países, pero que todavía puede crear daños, sobre todo en naciones pobres.
En cuanto a la Unión Europea, que aprobó ayer mismo unos aranceles del 25% en respuesta a los impuestos por EE.UU. sobre el acero y el aluminio, vigentes a partir del próximo martes, el mandatario recalcó que esta es una decisión temporal, un periodo para negociar y que “el pacto se puede hacer con cualquiera”, siempre que “los tratos sean justos”. La UE tendrá el 10% general. Canadá y México quedarán excluidos por ahora de ese 10%, si bien están sujetos al 25% en algunos productos no incluidos en el pacto de los tres países norteamericanos (USCMA), así como el 25% del aluminio y los coches.
Una decisión abrupta, por los mensajes triunfalistas lanzados solo un rato antes por el propio presidente y sus asociados, que causó gran sorpresa. “Pensé que la gente se estaba saliendo un poco de la norma y que se estaba poniendo histérica, que tenía un poco de miedo”, reconoció en su rectificación. Durante estas jornadas estuvo pregonando que “mis políticas nunca cambiarán”. Esa idea la reiteró el martes en un acto del Partido Republicano, donde se mantuvo invariable. Alardeó de que “los países me besan el culo para negociar los aranceles”. En verdad no había nada concreto, y este miércoles justificó su mutación al afirmar que “tienes que ser flexible”.
Pero para no cesar en la incertidumbre, Trump dijo que podría considerar eximir “instintivamente” a algunas empresas estadounidenses de esa pausa de 90 días en los aranceles.
El presidente abre la puerta al pacto con la UE y asegura que China quiere negociar, “pero no sabe cómo hacerlo”
La reacción de la bolsa fue de euforia inmediata. Los índices saltaron como resortes hacia las nubes. En cuanto corrió la noticia, el Dow Jones se disparó más de 1.000 puntos, y al cierre de la sesión trepó a 3.000. El Nasdaq, con una subida del 12%, tuvo el mejor día desde el 2001, tanto que el S&P experimentó una ganancia del 9,5%.
“El daño ya está hecho, el alivio del mercado es una farsa”, sostuvo en The New York Times la economista Diane Swonk.
Los gravámenes recíprocos o de castigo estuvieron vigentes escasas doce horas desde su entrada en vigor a medianoche.
“Hemos podido ver la exitosa estrategia negociadora del presidente Trump”, señaló Scott Bessent, secretario del Tesoro.
“Más de 75 países han pedido negociar y el presidente ha demostrado coraje”, dijo. “Alguien tenía que apretar el gatillo”, respondió Trump.
El exsecretario del Tesoro Lawrence Summer desmontó la tesis victoriosa. “Si fuera lo previsto, debería haber negociado antes de que entraran en vigor los aranceles”, señaló.
El secretario de Comercio, Howard Lutnick, uno de los más fervorosos defensores de los aranceles, que defendió en todo momento que los gravámenes habían llegado para quedarse, se felicitó en X. “El mundo está listo para trabajar con el presidente Trump para arreglar el comercio mundial y China ha elegido la dirección opuesta”.
Euforia en el mercado bursátil, pese a que los analistas indican que “el daño ya está hecho, el alivio es una farsa”
La rectificación se produjo tras la reiteración de los avisos de que se iba hacia el abismo económico y financiero, como se intuyó ante la liquidación de los bonos del Tesoro, por lo general una inversión segura.
A muchos les sorprendió la euforia cuando los aranceles a China, los más dañinos, siguen estando vigentes.