Atentos a la nueva serie de Meghan Markle en Netflix, la prensa británica y multitud de usuarios en las redes sociales analizan cada declaración y actividad que hace la duquesa de Sussex en su vuelta ante las cámaras. La esposa del príncipe Enrique muestra trucos y consejos para todos los públicos sobre jardinería, arreglos floreales, apicultura y, por supuesto, cómo recibir, menaje, repostería y cocina, aunque algunos se mofen de la manera en la que corta una cebolla.
La prensa británica no ha sido muy amable con la duquesa, pues la mayoría tachan al contenido de insulso y con poco interés.The Telegraph calificó el programa como un “ejercicio de narcisismo” en el que “Meghan invita a la gente a su casa imaginaria” (pues el programa no se graba en su casa de Montecito) para que le digan “lo increíble que es”.

Portada del periódico británico 'The Guardian' en el que tachan de “sensacionalmente absurdo”.
Incluso The Times consideró que Markle presenta “su extrema riqueza y su estilo de vida increíblemente exclusivo como si estuviera a la mano de cualquiera”. Desde The Guardian aseguran que es “tan inútil que podría ser el último programa de ٱ𱹾ó de los Sussex” y “también podría ser lo último que hagan para Netflix” si no supera las bajas expectativas de audiencia.
Las redes no han sido mucho másindulgentes. Algunos usuarios han destacado que los trucos que da la duquesa ya los daban otras gurús del hogar desde hace años y que Markle las estaría copiando en su nuevo programa. Además, los fans de Pamela Anderson afirman que la serie es una “copia virtual” de su programa, Pamela's Cooking With Love, que se estrenó la semana pasada.

'The Telegraph', con Meghan Markle en su portada.
Otra de las críticas que se repite entre las redes y la prensa es que, según asegura Meghan en la serie, ahora ya no usa como apellido Markle sino Sussex.Meghan, que aparecerá en el próximo programa de entrevistas deDrew Barrymore para promocionar el programa también ha sido presentada como “Meghan Sussex”. Es una costumbre entre la familia real británica usar como apellido el título real, pero quedó claro en el Megxit que ninguno podía usarlo con fines comerciales.