Entró a lo grande en las páginas de papel couché cuando sus escritos en hojas menos glamurosas pero mucho más prestigiosas ya lo habían sentado en el Olimpo de los mejores con un Nobel de Literatura que dedicó a su esposa y madre de sus tres hijos. “A Patricia, mi prima, mi mujer, gracias por ser siempre un sostén, por haber hecho, a lo largo de todos estos años, todo tan fácil, por tu paciencia infinita, por tu aguda inteligencia y por el cariño que me has dado. Si no fueras tú, me habría desmoronado hace mucho tiempo”, expresó Vargas Llosa al recibir el premio en el 2010.
Cinco años más tarde y pocos meses después de que el matrimonio celebrase sus bodas de oro, el autor de La fiesta del chivo hacía pública su relación con Isabel Preysler. Él tenía 79 años y la socialite , 64. La sorpresa fue mayúscula y la prensa del corazón se entregó de lleno a mostrar las salidas de la nueva pareja de moda. El escritor venerado se convirtió en personaje rosa siendo casi octogenario, aunque su vida amorosa hubiera llenado muchas más portadas de revistas si la atención de los medios se hubiera centrado más en su vida sentimental que en su obra.
Conocido por su carácter enamoradizo, protagonizó un impactante primer matrimonio cuando tenía 19 años. La joven promesa de las letras peruanas se casó con la escritora boliviana Julia Urquidi, diez años mayor. La diferencia de edad fue solo uno de los aspectos que escandalizaron en aquella época al entorno de Vargas Llosa, a lo que se añadió el hecho de que ella estuviese recién divorciada y que, además, fuera hermana de Olga Urquidi, tía política del escritor.
La pareja se instaló en París, donde permaneció unida ocho años. Durante ese tiempo, Julia ayudó a su marido en su incipiente carrera literaria, tal y como recordó en su obra autobiográfica Lo que Varguitas no dijo publicada en 1983 y en la que también relataba las infidelidades de su esposo. “Yo lo hice a él. El talento era de Mario, pero el sacrificio fue mío. Me costó mucho. Sin mi ayuda no hubiera sido escritor”, confesó Urquidi en una entrevista en el diario El Deber en el 2003. Vargas Llosa fue el primero en escribir sobre la relación que mantuvo con Urquidi, a quien llamaba “tía” en su quinta novela, titulada La tía Julia y el escribidor.

Vargas Llosa i Julia Urquidi
Tras divorciarse de su primera esposa, el escritor se casó, a pesar de la oposición familiar, con su prima
De quien sí era tía carnal Julia era de Patricia Llosa, prima hermana de Mario. La joven se mudó junto a la pareja a París para estudiar Literatura en la Sorbona y el amor surgió entre ellos. Dos meses después de divorciarse de su primera mujer, el escritor se casaba, a pesar de la oposición familiar, con la que sería la madre de sus hijos. La boda se celebró en 1965 y un año después nacía Álvaro. En 1967 llegó Gonzalo y un tiempo después, en 1974, la familia se completó con Morgana.
Patricia también colaboró en la carrera del escritor, ya fuese en la organización de su agenda o revisando sus textos. Y, como ocurrió con el primer matrimonio, las infidelidades siguieron marcando la relación, llena de altibajos pero de alguna manera estable hasta que llegó la separación en el 2015, cuando el Nobel apostó por Preysler.

Mario Vargas Llosa y patricia llosa en Nueva York
La socialité y el escritor se habían conocido mucho antes, en 1986, cuando la que sería mujer de Miguel Boyer en 1988 entrevistó a Vargas Llosa para la revista ¡DZ! En ese momento surgió una amistad que, tras enviudar del ministro socialista, se convirtió en romance y la pareja pasó a vivir en la casa de Isabel de Puerta de Hierro. Coincidiendo con el décimo aniversario del Nobel de Literatura, Vargas Llosa recibió un homenaje del Instituto Cervantes y, en esa ocasión, dedicó sus palabras a la socialité. “Quiero agradecerle a Isabel, a su compañía, a su presencia, esos años maravillosos que me ha hecho pasar a su lado y que han renovado en mí muchísimo esa vocación que creo que es lo mejor que me ha pasado en la vida. Muchas gracias Isabel”, afirmó. Pero el amor se rompió a finales del 2022. Vargas Llosa publicó poco después el relato Los vientos , donde parece criticar a la socialité y a su hija Tamara Falcó. Empezó entonces un breve enfrentamiento mediático que finalizó sin más.

Isabel Preysler junto a Mario Vargas Llosa em la alfombra roja de los Goya
Tras la ruptura, Vargas Llosa se acercó de nuevo a la madre de sus hijos poniendo de manifiesto quién era en realidad la mujer de su vida. El Nobel incluso le dedicó su última novela, Le dedico mi silencio , con un simple “A Patricia” que lo dice todo.