Javier creció viendo llover a través del cristal. Nació en Luanco (Asturias), se crio en Ferrol (A Coruña) y en los años 70, con solo dos canales de ٱ𱹾ó y tantas tardes de cielo gris, dio en entretenerse con un magnetofón fingiendo radiar partidos de fútbol. Su otra ventana al mundo fue la inacabable biblioteca de los hermanos de La Salle. “Me levantaba muy temprano y me pasaba la mañana leyendo los clásicos juveniles: Salgari, Verne, Dickens, Stevenson... Los curas tenían cosas mejores y peores pero con ellos comenzó mi amor por la lectura y el teatro. Hacíamos cuatro o cinco funciones al año, nos ofrecían pases de cine y aunque sus documentales de misiones y la revista Aguiluchos estaban orientadas al terreno que ellos querían, reconozco que cuidaban la lectura, la creatividad y la imaginación”.
Los curas tenían cosas mejores y peores pero con ellos comenzó mi amor por la lectura y el teatro

Javier Gutiérrez habló para bet365 en el Nobu Hotel Ibiza Bay, uno de los principales patrocinadores de Ibicine.
Javier Gutiérrez (Luanco, Asturias, 1971), aquel chaval que llegó a Madrid con 18 años, es hoy uno de los actores españoles más respetados y en cuyas estanterías descansan los galardones más importantes de nuestra industria escénica y audiovisual. A ellos acaba de sumar el ٲé de Honor Nacional en la VIII edición de Ibicine, el Festival de Cine de Ibiza, que dedicó a su pareja y a su hijo pequeño, sentados en el patio de butacas. “No me puedo quejar. Vivir de este oficio dignamente, es decir, encadenando trabajos, con visibilidad, que te sigan llamando… En ese grupo estamos unos pocos privilegiados”.Así se expresaba Gutiérrez para bet365 en el Nobu Hotel Ibiza Bay horas antes de recoger su galardón en el teatro Can Ventosa.
Nuestras carreras se construyen gracias al trabajo de agentes que pueden auparte y conseguir el acceso adeterminados personajes o proyectos

El actor, premiado con dos Goya, dedicó el premio a su familia.
Gutiérrez, actor imprescindible, estrenará muy pronto La agencia (Mediaset), serie que trata sobre el día a día de esos representantes de artistas y actores como él mismo, que en no pocas ocasiones son un muro áspero para el periodista. “Entiendo tu óptica pero el trabajo de un representante es cuidarnos, protegernos, hacer de filtro. Nuestras carreras se construyen gracias al trabajo de agentes que pueden auparte y conseguir que accedas a determinados personajes o proyectos”, defiende Gutiérrez. “Lo importante es que el espectador conocerá también una trastienda donde actores y actrices van a hablar de sus miserias”.

En 'La agencia' comparte protagonismo con Marta Hazas y Manuela Velasco.
Ahora mismo podemos verlo en La vida breve (Movistar Plus+) encarnando a Felipe V y con Leonor Watling como Isabel de Farnesio, una serie histórica con inesperados giros de humor muy actuales y para la que se preparó a fondo. “Me dieron mucha documentación y yo también busqué por mi lado. Eso es también trabajo del actor. Jugamos con la ambivalencia entre el drama y la comedia más disparatada y hacer cosas muy locas que uno a veces propone y que el director dispone”.

En esta serie encarna a Felipe V. Leonor Watling es Isabel de Farnesio.
Admiro a mi madre no solo por sacarnos adelante sino por educarnos a mis dos hermanas y a mí para ser buenas personas
Un oficio ingrato
Reclama reconocimiento para compañeros muy valiosos
A Javier no solo no le falta trabajo sino que encadena proyectos de primer nivel. Y en ese elenco figuran solo un 8 % de los actores y actrices profesionales que vemos en pantalla, problema que quiso recordar al recoger su premio ٲé:
“A mí cuando me dicen compañeros con 40 años y 50 ‘Joder, es que no he tenido la oportunidad. O a pesar de seguir trabajando no he llegado al lugar que yo esperaba. O sigue habiendo temporadas en mi vida en las no suena el teléfono, no sé qué va a ser o cómo voy a pagar alquiler”… Buf. Creo que este oficio es tan hermoso que vale la pena no tirar la toalla y esperar que a la vuelta de la esquina sucedan cosas. Si uno se prepara debidamente, cree en su talento y pelea... Bien, a veces no llega, pero yo creo que la mayoría de las ocasiones ocurre. Con todo, hay muchísimos compañeros que se merecerían estar en un lugar mucho más reconocido o con mayor visibilidad que en el que están. Pongo por caso mi compañero Luis Bermejo, uno de los grandes actores del país: estuvimos juntos en Animalario, hemos hecho la obra El traje, volveremos a estar en Los yugoslavos… Juntos desde nuestras épocas duras. Luis es un profesional que no para de trabajar y de esos actores que mañana da un campanazo y muchos espectadores dirán ‘¿Pero dónde se había metido este?’ Pues ahí estaba, trabajando.
Dos Goya y cuatro nominaciones, tres Feroz y cinco nominaciones, otros tres premios de la Unión de Actores, dos Forqué y dos Fotogramas de Plata, una Concha de Plata y un Max de teatro, dos Medallas del Círculo de Escritores Cinematográficos… Con todo, no le interesa mucho el fasto, las sesiones de fotos, el glamour que a otros emborracha.
Javier, que creció en un hogar humilde guiado por una madre viuda que logró criar a tres hijos, charla con este diario en el lujoso Nobu Hotel Ibiza Bay horas antes de recoger su galardón. No podía imaginarlo cuando jugaba a retransmitir partidos de la Liga a finales de los 70. La vida pero, sobre todo, el trabajo y el talento, lo han traído aquí.
“Admiro a mi madre no solo por sacarnos adelante sino por educarnos a mis dos hermanas y a mí para ser buenas personas. Y más, en las condiciones de una España muy jodida: finales de los años 70, una mujer separada, luego viuda, con tres hijos… Aquella sociedad no era la actual, así que mi madre fue una de esas mujeres valientes que hubo en aquella época”. Es de justicia reconocerlo.