No es aventurado decir que el valle del Loira es la cuna de Francia. Seguir la senda que trazan sus numerosos castillos a ambas orillas del r铆o puede ser una excelente forma de rememorar la aventura vivida por un territorio que, disperso en numerosos feudos, acab贸 por convertirse en una naci贸n y en una decisiva potencia europea.
Blois, en particular, una de las joyas del valle, no solo sirvi贸 de base de operaciones para el asedio de Orleans por Juana de Arco, sino que fue escenario de las intrigas que acabaron con la vida del duque de Guisa durante las guerras de Religi贸n, ya a finales del siglo XVI.
De torre a palacio
Este castillo es uno de los muchos ejemplos que certifican la p茅rdida del poder feudal a favor de la Corona. Fue inicialmente una posesi贸n de los condes que le dieron nombre, hasta que con el rey Luis XII acab贸 convertida en una de las residencias favoritas de los soberanos franceses entre los siglos XV y XVII.
El origen de Blois es el de la mayor铆a de los castillos del valle: una torre de defensa, documentada ya en 854, durante el reinado de Carlos el Calvo, con ocasi贸n de un ataque vikingo. A mediados del siglo X, Teobaldo el Tramposo, conde de Blois y vizconde de Tours, ampli贸 su territorio hasta Chartres e intent贸 conquistar el condado de Anjou. Para mantener las nuevas dimensiones del condado y seguir avanzando, construy贸 una serie de fortificaciones, entre las que se encontraba una atalaya erigida sobre los restos de la ya existente torre de defensa de Blois.
Desde ese momento, la expansi贸n territorial y el poder pol铆tico de los condes de Blois fueron en aumento. Tanto que Luis de Blois, a finales del siglo XII, lleg贸 a combatir de igual a igual a Felipe Augusto, rey de Francia. Tras la muerte del conde en el transcurso de la cuarta cruzada, su hijo Teobaldo VI ampli贸 la torre de defensa para construir un castillo-fortaleza, concluido en 1214 y del que solo se conserva el enorme sal贸n del trono, conocido como sala de los Estados Generales.
Muerto sin herederos varones, el condado de Blois, y el castillo con 茅l, pas贸 a los condes de Ch芒tillon. El 煤ltimo miembro de la rama, Luis de Ch芒tillon, muri贸 a finales del siglo XIV sin sucesi贸n directa, y cedi贸 el condado y sus posesiones a Luis de Francia, duque de Orleans.
Un siglo despu茅s, en 1498, otro Orleans se convirti贸 en rey de Francia con el nombre de Luis XII. Hab铆a nacido en Blois, y decidi贸 transformar su cuna en una nueva mansi贸n se帽orial. Era necesario renovarlo con suntuosidad. As铆 surgi贸 el ala g贸tica, un edificio de fachada colorista sobre cuya entrada principal campea la estatua de su fundador.

Estatua ecuestre de Luis XII, destruida en 1792 pero restaurada por Charles 脡mile Seurre en 1857.
Desde ese momento se sucedieron en Blois los acontecimientos. Alberg贸 la boda de C茅sar Borgia con Carlota de Albret al a帽o siguiente. Recibi贸 con honores de heredero de Castilla a Felipe el Hermoso en 1501. All铆, ocho a帽os despu茅s, contrajo matrimonio Margarita de Angulema, hermana de Francisco I, con el duque de Alen莽on. Y Nicol谩s Maquiavelo se aloj贸 en sus estancias en dos ocasiones, 1501 y 1510. Pero, sobre todo, Blois entr贸 en la historia por la firma en 1504 del primer tratado que lleva su nombre.
Luis XII ten铆a el firme prop贸sito de hacer de Francia una gran naci贸n. De ah铆 que, tras un largo y dudosamente legal proceso, anulara su matrimonio con Juana de Valois y contrajera enlace con Ana de Breta帽a, la reina viuda, a fin de perpetuar la anexi贸n del territorio bret贸n.
Sin embargo, Ana siempre quiso mantener la independencia de su ducado, y, en un intento por conseguirlo, firm贸 en 1504 el Tratado de Blois, por el que su hija y heredera Claudia de Francia se compromet铆a con el futuro Carlos I de Espa帽a, todav铆a un ni帽o. De poco le sirvi贸. El compromiso fue cancelado por Luis XII, reacio a la idea de verse rodeado de dominios de los Habsburgo.
El castillo, escenario del primer acuerdo nupcial, fue tambi茅n testigo de la orquestaci贸n del matrimonio entre Claudia y su primo, el futuro Francisco I. Tras la boda, Amboise pas贸 a ser la residencia preferida del nuevo matrimonio.

Vista a茅rea del castillo de Blois, junto al Loira.
De su pasado esplendor, Blois solo conservaba la colorista fachada g贸tica y una serie de salas vac铆as. Pero Claudia, tal vez buscando evocar los d铆as felices de su infancia, insisti贸 en continuar la obra de su padre, y propuso a su esposo habilitar de nuevo las estancias. No debi贸 de costarle demasiado. Francisco I, el rey renacentista por excelencia de la historia de Francia, ten铆a lo que en Espa帽a se achac贸 a Carlos III: 鈥渆l mal de la piedra鈥.
Hizo levantar en Blois una nueva ala, en la que destaca su bell铆sima escalera exterior. Luego, tras amueblar el interior y vestir sus paredes con exquisitos tapices y obras de arte, instal贸 all铆 su espl茅ndida biblioteca.

Escalera monumental, ala Francisco I.
Era Claudia el esp铆ritu que animaba Blois y, a la muerte de la reina en 1524, Francisco I abandon贸 el castillo para instalarse en Fontainebleau. Sin embargo, a Francisco I le sucedi贸 Enrique II, quien en 1547 se instal贸 solemnemente en Blois.
驴Castillo de las reinas?
Blois ha sido calificado como el 鈥渃astillo de las reinas鈥 porque a lo largo del siglo XVI ser铆an las soberanas francesas sus grandes benefactoras: Ana de Breta帽a, Claudia de Francia y Catalina de Medici fueron las precursoras de la estancia en Blois de Mar铆a Estuardo durante su breve matrimonio con Francisco II y del exilio entre sus muros de Mar铆a de M茅dicis.
En la segunda mitad del siglo XVI, Francia se estremeci贸 con las guerras de Religi贸n entre cat贸licos y hugonotes. En cabeza de ambos bandos se encontraban dos importantes casas nobiliarias: los Borbones lideraban el bando hugonote y los Guisa, el cat贸lico.
Enrique de Guisa hab铆a conseguido gran influencia en la corte por su cercan铆a a la reina Catalina de Medici. Disconforme con la Paz de Saint-Germain, que cerr贸 el primer conflicto y conced铆a amplios privilegios a los hugonotes, el Guisa instig贸 en 1572 los sucesos que dieron lugar a la terrible matanza de San Bartolom茅, en la que m谩s de siete mil franceses protestantes fueron pasados a cuchillo.
Su poder fue tal que el rey, por entonces Enrique III, acab贸 por verle como un rival, y, temiendo una rebeli贸n contra la Corona, se sinti贸 obligado a huir de Par铆s. El monarca se refugi贸 en Blois. Desde all铆, en 1588, convoc贸 los Estados Generales, para lo que reclam贸 la presencia del duque de Guisa.
El escenario de un crimen
Era una emboscada. Una vez en el castillo, el l铆der cat贸lico fue asesinado en las mismas habitaciones del soberano. Pero, en una tr谩gica broma del destino, meses m谩s tarde ser铆a Enrique III quien cayera abatido por el pu帽al del monje Jacques Cl茅ment.
Blois fue, pues, testigo de un momento capital en la historia de Francia: el que acabar铆a con la hegemon铆a de los Valois y entronizar铆a a la dinast铆a Borb贸n en la persona de Enrique IV.

R茅plica del cuadro 'El asesinato del duque de Guisa', de Paul Delaroche (1834), castillo de Blois.
Tras la muerte de Enrique IV, Blois se convirti贸 en residencia de su viuda, Mar铆a de M茅dicis. Fallecida esta, su hijo Luis XIII, partidario de establecer la corte en Par铆s, regal贸 el castillo a su hermano Gast贸n de Orleans. Fue este quien, en 1635, encarg贸 a Fran莽ois Mansart la reforma del edificio.
El arquitecto pretendi贸 reconstruir la antigua residencia real al completo. No obstante, los problemas econ贸micos de su mecenas se impusieron, y solo pudo llevar a cabo la remodelaci贸n del ala norte. En ella utiliz贸 de forma h谩bil los trazos clasicistas evidentes en su fachada, donde se aprecia la superposici贸n de los tres 贸rdenes, j贸nico, d贸rico y corintio.
Culto, pero intrigante, Gast贸n hab铆a confiado siempre en heredar la Corona ante la falta de sucesi贸n de Luis XIII y Ana de Austria, pero el inesperado nacimiento del futuro Luis XIV trunc贸 sus esperanzas. Marginado de la corte y arruinado, Gast贸n abandon贸 su proyecto de hacer de Blois una espl茅ndida mansi贸n y pas贸 sus 煤ltimos a帽os retirado en las dependencias que hab铆a ocupado Francisco I.
Un silencio centenario
Blois permaneci贸 en el olvido a lo largo de m谩s de un siglo. Versalles y otros complejos barrocos aparcaron aquel magn铆fico conjunto monumental. Utilizado como cuartel, su estado era tan ruinoso que, tras el saqueo sufrido durante la Revoluci贸n Francesa, se pens贸 en su demolici贸n.
狈补辫辞濒别贸苍 salv贸 el castillo al cederlo en 1810 a la ciudad de Blois. Sin embargo, el Ministerio de la Guerra ten铆a prioridad. El conjunto, seg煤n este, 鈥渙frec铆a todas las ventajas posibles de comodidad y salubridad que debe tener un buen cuartel鈥. Obviamente, el uso militar de sus instalaciones origin贸 nuevos desperfectos.

Dibujo del castillo de Blois, por Jacques Rigaud.
En 1814, Blois recuper贸 transitoriamente su condici贸n de sede de la corte. Mar铆a Luisa de Austria, segunda esposa de 狈补辫辞濒别贸苍, y su hijo se refugiaron all铆 huyendo de Par铆s cuando el ocaso del Imperio era evidente.
El grito de M茅rim茅e
Blois continu贸 manteniendo su condici贸n militar tras el Imperio. As铆 hasta que, por suerte, el escritor, historiador y arque贸logo Prosper M茅rim茅e lo incluy贸 en la primera lista de monumentos hist贸ricos franceses en 1840. Alertadas las autoridades del lamentable estado del conjunto, tres a帽os despu茅s se restituy贸 a la ciudad de Blois la posesi贸n del ala Francisco I para su restauraci贸n. La cesi贸n se completar铆a en 1867 con la totalidad de las edificaciones.
Hab铆a sido Luis Felipe, un nuevo Orleans, quien hab铆a respondido a las demandas de M茅rim茅e, rescatando el castillo de su sue帽o centenario. Sin embargo, no pudo disfrutarlo. La Revoluci贸n de 1848 y el consiguiente fin de la monarqu铆a orleanista impidieron que Luis Felipe y su familia pudieran ocupar los que habr铆an sido sus apartamentos.
Los trabajos de restauraci贸n se encargaron a F茅lix Duban, art铆fice de la restauraci贸n de la Sainte-Chapelle de Par铆s, que inici贸 un largo proyecto de rehabilitaci贸n bas谩ndose en lo que a煤n quedaba en pie y en los dibujos y grabados de 茅pocas anteriores. Pese a a帽adir algunos elementos nuevos, como la fachada y la aguja de la capilla, Duban fue extraordinariamente respetuoso con los principios renacentistas.
Entre 1880 y 1913 tuvo lugar una segunda restauraci贸n, que atendi贸 principalmente a la estructura, para lo que Anatole de Baudot, responsable de la obra, recurri贸 a los nuevos materiales y t茅cnicas que ofrec铆a el siglo XX. Por 煤ltimo, Alphonse Goubert se encarg贸 de concluir la restauraci贸n del ala de Gast贸n de Orleans, construyendo la gran escalera de piedra que dise帽贸 Mansart y que nunca se remat贸.
Heridas de guerra
Blois sufri贸 el envite de la Segunda Guerra Mundial. Ocupado por las tropas alemanas en junio de 1940, no fue liberado por el ej茅rcito estadounidense hasta agosto de 1944. Entretanto, la ciudad y el castillo hab铆an sufrido reiterados bombardeos.
Estos da帽aron considerablemente el edificio Luis XII y la capilla, que vio c贸mo se hac铆an a帽icos la totalidad de sus hermosas vidrieras. De nuevo hab铆a que iniciar un proceso de reconstrucci贸n, que tendr铆a diferentes etapas y que no concluy贸 hasta comienzos del siglo XXI.

La fachada de las Logias en el ala de Francisco I.
En la actualidad, Blois conserva un aspecto muy similar al que ten铆a en el siglo XVI. Cierto que en muchos aspectos es nuevo, muchos de sus interiores simples recreaciones, pero, en cualquier caso, con materiales originales o de nuevo cu帽o, contin煤a manteniendo su condici贸n de fiel narrador de la historia de Francia.听
Este texto forma parte de un art铆culo publicado en el n煤mero 539 de la revista Historia y Vida. 驴Tienes algo que aportar? Escr铆benos a redaccionhyv@historiayvida.com.