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Editorial: Del zar al sóviet

La incapacidad de la vieja autocracia rusa para democratizar el Imperio, sumada al desfavorable curso de los acontecimientos en la Primera Guerra Mundial, encendió la llama de la revolución.

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Elbolchevique, de Boris Kustodiev, 1920.

La revolución rusa

Cien años después de la toma del poder por los bolcheviques en Rusia, la perspectiva histórica ofrece la posibilidad de interpretar y valorar con mayor precisión un acontecimiento que determinó todo el siglo XX.

El especialista británico Orlando Figes describió aquel período como “un conjunto complejo de diferentes revoluciones que explotaron en medio de la Primera Guerra Mundial y pusieron en marcha una reacción en cadena de más revoluciones, guerras civiles étnicas y nacionales”. Y es que, como afirma el profesor Julián Casanova, “hubo una revolución en el frente, una revolución de los campesinos y una revolución obrera”.

Nicolás II, ajeno a las desigualdades sociales y a la demanda popular de reformas políticas, se mostró incapaz de democratizar el imperio Romanov.

Esta ineptitud, sumada a la frustración derivada en Rusia del desfavorable curso de los acontecimientos bélicos, contribuyó a que, casi de la noche a la mañana, se derrumbaran las instituciones que habían sustentado aquella vieja autocracia.

Un pueblo con hambre era un campo abonado para que prendiera la mecha revolucionaria. De la mano férrea de Lenin , y con la capacidad estratégica de Trotski, el estallido se materializó en 1917. El único poder real del país pasó a manos de los comisarios revolucionarios (los sóviets). No solo fue el fin del zarismo, sino de toda una civilización.

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Lenin dando un discurso en 1919.

TERCEROS

Pero ni siquiera el triunfo revolucionario permitió superar las profundas discrepancias del socialismo ruso. El asalto al poder del líder bolchevique prefigurará el autoritarismo que se impondrá en el país de inmediato.

Lenin y los suyos aplastarán a sus contrincantes, y la lucha entre facciones se hará cada vez más intensa. Fríamente pragmático, el líder bolchevique completará la retirada de Rusia de la contienda como medida ineludible para salvar la revolución.

Tras materializar su éxito en la recién formada URSS, el nuevo régimen político sacudirá los cimientos del mundo. Pero la utopía socialista, que seducirá a millones de personas, derivará en un implacable totalitarismo encarnado por Stalin, el zar rojo.

En este podcast (a partir del minuto 17) podrás escuchar la intervención de Isabel Margarit, directora de Historia y Vida, en el comentando los contenidos del nuevo número.

Este editorial se publicó en el número 595 de la revista Historia y Vida.

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