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Misión: parar los pies a Trump

El futuro de Canadá

“Derrotaremos a Estados Unidos”, proclama Mark Carney, nuevo líder canadiense

Mark Carney, Leader of the Liberal Party of Canada, speaks after being announced the winner at the Liberal Leadership Event in Ottawa, Ontario, Sunday, March 9, 2025. (Justin Tang/The Canadian Press via AP)

Mark Carney ha protagonizado una insólita carrera política: de banquero central, a probable primer ministro

Justin Tang / Ap-LaPresse

Mark Carney, el nuevo líder canadiense, ha sabido gestionar con habilidad varias graves crisis políticas y económicas: el crac financiero del 2008, el hundimiento de la eurozona, la caída de la libra esterlina, el referéndum para la independencia de Escocia, el Brexit, los efectos de la pandemia... Ahora ha aceptado el mayor de todos los retos, hacer frente a Donald Trump y defender la soberanía y los intereses de su país frente al expansionismo del vecino del sur.

Carney, que reemplaza a Justin Trudeau al frente del Partido Liberal y en los próximos días jurará como primer ministro, tiene un perfil excepcional. Es un hombre de pueblo pequeño (Fort Smith, de 2.200 habitantes en el remoto Territorio del Noroeste), pero a la vez ciudadano del mundo (ha sido director de dos bancos centrales, el de Canadá y el del Reino Unido), un tecnócrata al estilo Mario Draghi que forma parte del establishment global, pero juega la carta de no ser un político convencional. Ha llegado a lo más alto sin haber sido antes ministro, y ni tan siquiera disponer de un escaño.

“Trump quiere nuestra agua, nuestra tierra y nuestro país, pero nunca seremos EE.UU.”, afirma Carney

Mientras los dirigentes europeos de todas las denominaciones (el británico Starmer, el francés Macron, la italiana Meloni...) le ríen las gracias al titular de la Casa Blanca siguiendo la teoría de que la mejor táctica es no provocar su ira, Carney ha saltado al cuadrilátero repartiendo golpes. Cuando se comparte una frontera de miles de kilómetros con la nación más poderosa del mundo, que además te quiere absorber, no se puede uno andar con sutilezas. “Ya no podemos confiar en EE.UU., los derrotaremos en la guerra comercial igual que en el hockey sobre hielo”, ha proclamado (en referencia a la reciente victoria en el torneo de las Cuatro Naciones), y mantendremos las tarifas hasta que Trump nos muestre respeto. Este es un conflicto que nosotros no hemos buscado. A quien te hace bullying ,hay que pararle los pies”. Sostiene que el dirigente republicano solo entiende el lenguaje de la fuerza, y que hay que hacerle daño aumentando la inflación y los tipos de interés. Plantea vender a Europa la energía subvencionada de la que hasta ahora se han beneficiado estados como Nueva York y Michigan.

Muchos canadienses boicotean la cerveza y whisky de EE.UU., y el café americano es ahora un “canadiense”

Los liberales canadienses (centro izquierda) parecían condenados a perder de manera abrumadora las elecciones previstas para no más tarde de octubre de este año, pero la salida de Justin Trudeau, la llegada de Trump y su agresividad (imponiendo tarifas y presionando para convertir Canadá en el 51.º estado) lo han cambiado todo, y Carney está casi empatado con el conservador Pierre Poilièvre en los sondeos. Igual que le ocurre a la derecha europea, cualquier asociación política e ideológica con los republicanos de Estados Unidos tiene efectos secundarios nada desdeñables.

“Washington quiere nuestros recursos, nuestra agua, nuestra tierra, nuestro país”, ha dicho Carney, reflejando el resurgir de un nacionalismo canadiense que se traduce en un boicot a la cerveza, el whisky y numerosos productos estadounidenses, una reducción del 40% en el número de cruces fronterizos por turismo, y el cambio de nombre del café americano (un expreso diluido con mucha agua) por canadiense . Hasta Wayne Gretzky, el Messi del hockey sobre hielo, es considerado poco menos que un traidor por ser amigo de Trump y haber asistido a su inauguración.

Hijo de maestros católicos, Carney fue un estudiante brillante que se graduó con becas por Harvard y Oxford, e hizo una fortuna de veinte millones de euros en la banca privada con Goldman Sachs. Es un defensor de la solidaridad internacional, las alianzas y el orden mundial de los últimos ochenta años. Ha roto muchas barreras en su vida, como la de ser el primer no británico en haber dirigido el Banco de Inglaterra (del 2013 al 2020), y ha participado en numerosas reuniones del G-20.

Su primera gran decisión será si convocar elecciones anticipadas, subido a la cresta de la ola del nuevo nacionalismo canadiense. “Canadá nunca va a ser Estados Unidos”, afirma desafiante. Trump no le da miedo. O eso dice...

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