En el Museo del Levantamiento de Varsovia, dedicado a los dos meses de 1944 en que los polacos en la capital se levantaron en armas contra los ocupantes alemanes nazis, una animación multimedia permite sobrevolar la destrucción planificada de la ciudad tras el fracaso del levantamiento. Una enorme foto a la entrada da fe de la devastación.
Mientras en agosto y septiembre de ese año de la Segunda Guerra Mundial, militares y civiles combatían por las calles contra las tropas alemanas, el Ejército Rojo observaba desde la otra orilla del río Vístula, sin hacer nada por socorrerles. Stalin favoreció a sabiendas la demolición de Varsovia por los nazis, que quedó arrasada en un 85%, y la liquidación física de miles de insurgentes, muy útil para los planes expansivos de la Unión Soviética.
“Durante muchos años he explicado a nuestros visitantes occidentales, incluidos jefes de Estado, ministros y políticos, que para nosotros los polacos esta foto de Varsovia destruida no es una mera historia, sino que está todavía muy presente”, explica el historiador y politólogo Paweł Ukielski, vicedirector del museo.
“Siempre hemos sido muy conscientes del peligro ruso. Hablo de visitas en torno al 2010, y mis interlocutores occidentales se mostraban escépticos, me decían que era una exageración, un poco de rusofobia … Pero los polacos ya veíamos que Putin se movía hacia el imperialismo ruso, y los últimos 250 años de historia polaca nos han enseñado a ser conscientes de que nuestro país se ubica en un lugar peligroso. Por eso necesitamos un ejército fuerte”.
Intentaremos tener listo un modelo a finales de este año para que todos los varones adultos de Polonia estén entrenados en caso de guerra, de modo que esta reserva sea adecuada a las amenazas potenciales”
Polonia está en ello desde hace tres años, espoleada por el inicio de la invasión a gran escala rusa de Ucrania. Objetivo: desplegar una disuasión creíble en la guerra convencional. Este país de 37,5 millones de habitantes, miembro de la OTAN desde 1999 y de la UE desde el 2004, está construyendo el mayor ejército terrestre de Europa, y es el tercero más grande de la Alianza Atlántica después del estadounidense y el turco.
El Gobierno de coalición del primer ministro liberal Donald Tusk prevé que el gasto militar alcance este año el 4,7% del PIB, muy por encima del objetivo del 2% recomendado por la alianza, que muy pocos países miembros alcanzan. En números absolutos, el gasto este año será de unos 44.800 millones de euros. Y el pasado jueves, el ministro de Defensa, Władysław Kosiniak-Kamysz, anunció la intención de elevar el porcentaje al 5% en el 2026.
Acuerdos millonarios de adquisición
Polonia compra tanques, helicópteros, defensa antiaérea y misiles a Estados Unidos y Corea del Sur
Las fuerzas armadas polacas cuentan con unos 216.000 militares, más del doble de los que había en el 2014, cuando Rusia se anexionó ilegalmente Crimea y la alarma creció en Varsovia. El plan es alcanzar los 300.000 en el 2035 y dar algún tipo de instrucción militar a todos los hombres, de manera que sumando a los reservistas –que ya hay miles, si bien no trascienden cifras oficiales– el número total pueda ascender a medio millón. El ejército polaco es profesional desde la eliminación en el 2009 del servicio militar masculino obligatorio, que Tusk no pretende reinstaurar.

Voluntarios durante una instrucción militar del ejército polaco en Nowogrod, en junio del 2024
“Intentaremos tener listo un modelo a finales de este año para que todos los varones adultos de Polonia estén entrenados en caso de guerra, de modo que esta reserva sea adecuada a las amenazas potenciales”, dijo el primer ministro Tusk en marzo. Esta instrucción militar será voluntaria, con incentivos, también abierta a mujeres, y de diferentes duraciones. Se espera así formar a 100.000 personas a finales del 2026.
“Como podemos ver en Ucrania, hay una necesidad real de soldados en el frente, no solo para luchar contra el enemigo, sino también para proporcionar logística, es decir, todo lo que hay detrás de las líneas de combate. Se necesita mucho capital humano para librar una guerra”, señala Łukasz Przybyło, profesor en la Academia de Estudios de Guerra, la más alta institución académica militar de Polonia. A este recinto a las afueras de Varsovia acuden militares polacos a partir del rango de teniente a actualizar conocimientos para poder ascender en el escalafón. En tanto que universidad, hay también aquí civiles estudiando defensa y seguridad.
Junto al esfuerzo de reclutamiento, Polonia multiplica las compras de armamento, sobre todo a Estados Unidos y Corea del Sur. Con la industria estadounidense firmó el año pasado acuerdos millonarios de adquisición de helicópteros de ataque Apache, carros de combate Abrams, sistemas de defensa antiaérea Patriot, y misiles Amraam; y ya en el 2022 firmó con el proveedor surcoreano la compra de mil tanques K2.
Polonia despliega sus aviones tras los ataques rusos contra Ucrania
Aviones polacos y aliados fueron activados la madrugada del domingo para garantizar la seguridad del espacio aéreo polaco después de que Rusia lanzara ataques aéreos contra el oeste de Ucrania, según informó el Comando Operativo de las Fuerzas Armadas polacas.
“Las medidas tomadas tienen como objetivo garantizar la seguridad en las regiones limítrofes con las zonas de riesgo”, declaró el Comando en X.
Además, Polonia planea construir el llamado Escudo del Este, barrera de fortificaciones en su frontera con el exclave ruso de Kaliningrado y con Bielorrusia, cuyo régimen obedece al Kremlin. En el confín con Bielorrusia existe ya una controvertida valla contra el uso de la migración por Minsk como arma híbrida. “Necesitamos un ejército terrestre fuerte debido a nuestra geografía; Polonia limita con Bielorrusia y con Kaliningrado, somos un país de llanuras, y aunque nos asomamos al mar Báltico, necesitamos grandes fuerzas terrestres más que navales y aéreas”, prosigue Przybyło, experto en doctrina militar.
“La probabilidad de que en cinco años Rusia haga algo contra un país como Polonia es baja, pero sí es imaginable que, en cinco o seis años, si el resultado de la guerra en Ucrania es satisfactorio para Putin, los rusos decidan ir contra los países bálticos”, tercia Zbigniew Pisarski, presidente de la Fundación Casimir Pulaski, laboratorio de ideas sobre defensa y seguridad. “Está en nuestras manos permitirles hacerlo o disuadirles; esta es la razón principal para construir un ejército fuerte”.
Consenso político y social
La población polaca respalda el aumento de inversión militar
El respaldo de la población polaca a un mayor gasto militar es elevado. Según una reciente encuesta del instituto IBRiS para el diario Rzeczpospolita, el 73% lo apoya, el 18,2% está en contra, y el 9% dice no tener opinión al respecto. También en la clase política el respaldo es transversal. “La sociedad de esta nación está muy dividida, hay gran polarización política, mucha tensión… pero la mayoría de la gente tiene muy clara la importancia de la defensa, es una cuestión existencial”, apunta el historiador Michał Przeperski, especialista en historia de Polonia y Centroeuropa en el siglo XX. “Somos conscientes de que podemos ser despojados de la independencia; como tras la Segunda Guerra Mundial, en que hubo un Estado polaco, sí, pero no un Estado soberano, sino un satélite de la Unión Soviética. Ahora nuestro objetivo principal es proteger nuestro Estado independiente”, dice Przeperski. No faltan en el debate polaco las consideraciones económicas. “Invertir en defensa es un negocio, genera crecimiento económico y es una oportunidad para la industria europea de armamento, ¿por qué no plantearlo con esta motivación pragmática?”, dice el politólogo Zbigniew Pisarski.