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Xi visitará Vietnam, Malasia y Camboya la semana próxima, en plena marea arancelaria

Acercamiento estratégico

El sudeste asiático ha sido amenazado con los mayores gravámenes por Trump, en suspenso durante 90 días

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La gira del presidente chino Xi Jinping ha sido difundido esta mañana mientras recibía a su homólogo español, Pedro Sánchez, en Pekín

ANDRES MARTINEZ CASARES / EFE

Xi Jinping se apresta a pescar en las aguas revueltas por Donald Trump. En ningún lugar del mundo, excepto en la propia China, la amenaza de aranceles estadounidenses es tan onerosa como en el sudeste asiático. Por lo que el presidente chino iniciará el próximo lunes una gira de cuatro días que le llevará a Vietnam, Malasia y Camboya, en busca de puntos en común.

Un empeño remarcable en sí mismo -Xi Jinping no visita estos dos últimos países desde hace doce y nueve años, respectivamente- y por el contexto internacional en que se produce. Se trata también de su primer viaje al extranjero desde que viajó a Perú y Brasil en noviembre, con una discreta escala en Gran Canaria, a la ida, y otra en Marruecos a la vuelta.

Aunque el inquilino de la Casa Blanca aparenta haber dado marcha atrás, en realidad solo ha decretado un parón de noventa días para que los distintos países renegocien su órdago. En el caso de Vietnam el arancel en suspenso se eleva al 46%, en el de Camboya, todavía más, un 49% y en el de Malasia, un 24%.

Ayer, la suspensión temporal en la aplicación del arancel, hizo repuntar con fuerza los mercados asiáticos, tras varios días aciagos. Pero las nuevas pérdidas en Wall Street en la sesión del jueves han llevado a índices como el de Tokio y Singapur ha ceder cerca de un 3% y de un 2%, respectivamente.

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Mercadillo en Phnom Penh, surtido de la abundante producción de prendas de las fábricas textiles camboyanas, uno de los objetivos de Trump

Chantha Lach / Reuters

Más allás de los mercados, Asia ha reaccionado con estupor a la guerra arancelaria del presidente Donald Trump, emprendida además con unos poderes extraordinarios cuestionables, al no concurrir circunstancias excepcionales. El tipo de bomba atómica sistémica que se creía exclusiva de personajes como su “amigo” Kim Jong Un, en Corea del Norte, o su exhomólogo surcoreano Yoon Suk Yeol, destituido definitivamente hace una semana por su proclamación de la ley marcial.

Incluso Lawrence Wong, primer ministro de Singapur, el país menos castigado de la región (10%), ha exclamado que “a un amigo no se le trata de esta forma”. No es apenas una toma de posición política. Las caídas bursátiles en Asia desde que Donald Trump empezó a dispensar su programa económico dejan pocas dudas sobre la opinión de los inversores. No solo de los exportadores.

Tras Iberoamérica

Será el primer viaje al extranjero de Xi Jinping desde noviembre

Otros planes paralelos, como el de crujir con tarifas de atraque exorbitantes a los buques de propiedad o bandera china que recalen en Estados Unidos, están poniendo en pie de guerra incluso a los importadores de productos agrarios estadounidenses.No es por falta de interés político en aumentar su monto, a fin de compensar una balanza comercial muy deficitaria para EE.UU. con varios países asiáticos. Es porque, como informan importadores de Bangkok o Singapur, una cosa es pagar el precio o sobreprecio del maíz o los garbanzos estadounidenses y otra cosa es tener que pagar además unos costes de flete mucho mayores.

Por todo ello, Trump podría estar contribuyendo a su manera a vertebrar China e Indochina (y el sudeste asiático en general). Posiblemente, acelerando los plazos de ejecución del ferrocarril de alta velocidad que conectará el sur de China con Vietnam, Camboya, Tailandia y Malasia. Con Laos ya lo hace. Singapur se ha autoexcluido, de momento, pero no evitará que los trenes con origen en Kunming, vía Bangkok y Kuala Lumpur, lleguen hasta sus mismas puertas, en Johor Bahru. El ramal de Birmania, en cambio, seguirá en un cajón durante bastante tiempo, por la agitación guerrillera que también mantiene bloqueada la autopista que debería unir el nordeste de India con el sudeste asiático.

Según la prensa de Bangkok, la beligerancia comercial de Trump estaría llevando a desempolvar los planes de un canal en el istmo, que uniría el mar de Andamán y el golfo de Tailandia, o dicho de otro modo, los océanos Índico y Pacífico, sorteando el estrecho de Malaca -que controla la VI flota de EE.UU.- para regocijo de China.

Por motivos internos, no obstante -el sur malayo-musulmán de Tailandia sigue en ebullición, aunque no en erupción- el todopoderoso ejército prefiere un corredor terrestre, viario y ferroviario, que una dos puertos modernizados de aguas profundas, a ambos lados.

Sudeste asiático en suspenso

EE.UU. prevé aranceles del 49% para Camboya y del 46% para Vietnam

El cambio de percepción también afecta a la calle. En las fiestas de Songkran, que hoy empiezan para los tailandeses, el primer destino turístico extranjero va a ser China, según las agencias de viajes.

Así que en Pekín parecen dispuestos a aprovechar el mazazo proteccionista de los Estados Unidos para acelerar la reconfiguración de una región en la que ya son potencia indiscutible, ofreciéndose como socio fiable. La novedad no es esta, sino el pasmo y recelo provocado por Estados Unidos, cortejado en los últimos años como contrapeso al gigante chino.

Que solo China esté en condiciones de oponerse frontalmente a la arbitrariedad de Donald Trump no significa que esté sola. Ese podría también ser el mensaje de la rara gira de Xi Jinping por el sudeste asiático. Son fechas sensibles. Vietnam se prepara para celebrar, a finales de mes, el 50 aniversario de la reunificación, previa derrota de Estados Unidos. La portavoz del ministerio de Exteriores de China, por su parte, rescata estos días en sus redes el vídeo de Mao Zedong de principios de los cincuenta en que este justifica la entrada del Ejército Popular de Liberación en la guerra de Corea contra Estados Unidos. Sin ningún empacho ideológico, también rescata un vídeo de Ronald Reagan en que el presidente estadounidense tildaba al proteccionismo de “nacionalismo barato” y alertaba contra “los demagogos dispuestos a declararles la guerra comercial a nuestros amigos”.

Cabe decir que el anuncio de la gira asiática de Xi Jinping ha coincidido prácticamente este viernes con su encuentro en Pekín con Pedro Sánchez. El presidente español fue precedido hace quince días por el comisario europeo de Comercio , Maros Sefcovic.

Según “cinco fuentes” de South China Morning Post, deberán emprender la misma ruta de la seda, en julio, António Costa y Ursula von der Leyen. Los presidentes del Consejo Europeo y de la Comisión Europea habrían asumido finalmente que Xi Jinping no tiene ninguna intención de desplazarse a Bruselas este año. Ante la opción de recibir al primer ministro Li Qiang, como sugería Pekín, o desplazarse a China para entrevistarse con Xi Jinping, habrían preferido lo segundo. Von der Leyen, en cualquier caso, habló por teléfono esta semana con Qiang, en el fragor de las réplicas y contrarréplicas arancelarias, en una apuesta común por la estabilidad.

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La multinacional juguetera danesa Lego acaba de abrir una nueva fábrica destinada a la exportación en Binh Duong, Vietnam. EE.UU. es un mercado más.

Maika Elan / Bloomberg

Más pronto que tarde, la revisión de los aranceles a los vehículos eléctricos chinos se pondrá sobre la mesa. Como deberá ponerse la dificultad de muchas empresas europeas para entrar en China. Por último, como prueba de que la ruta de la seda no es de sentido único, cualquier acuerdo podría estar sujeto al compromiso de inversiones y transferencia tecnológica de empresas chinas a Europa (más que a la inversa).

Ante la incertidumbre global que provoca el presidente estadounidense, Donald Trump, tanto Japón como Corea del Sur están limando las aristas de su relación con China, como está haciendo India en relación a sus litigios fronterizos. Los contenciosos que mantienen pasan a un segundo plano, para no verse arrastrados desde más arriba a una conflagración a varias bandas.

Del argot fabril de la era Biden, “China más 1”, podría estar pasándose al “librecambismo menos 1” . Aunque en Pekín son conscientes de las muchas orfandades en Bruselas, donde no todo el mundo ha pasado el duelo ni ha asumido que el cambio de prioridades de Washington representa también un cambio de paradigma.

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Los 10 ministros de Finanzas de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), en la foto, acordaron este jueves en Kuala lumpur negociar con EE.UU. en vez de tomar represalias contra el órdago de aranceles, ahora en suspenso durante 90 días. En el centro, el primer ministro de Malasia, Anwar Ibrahim. China, en cambio, ha vuelto a igualar el castigo de EE.UU., hasta un 125% de tasas

ARIF KARTONO / AFP

Oportunamente, hace un mes, apareció un artículo a favor del multilateralismo y en contra “del repliegue hacia el aislamiento, acciones unilaterales o disrupciones”, firmado a seis manos por Pedro Sánchez y sus homólogos de Brasil y Sudáfrica, Luiz Inácio Lula da Silva y Cyril Ramaphosa. Su título, “Unir nuestras fuerzas para superar los desafíos globales” y su subtítulo, “Cómo podemos reparar nuestro mundo roto” (en portugués en O Globo ). Pues bien, pudo pasar desapercibido en España, pero no en China, donde este viernes Xi Jinping se ha referido hoy explícitamente a “su reflexión racional y visión estratégica”.

Ese tipo de multilateralismo -o “multilateralismo menos 1”- que esta misma semana, por ejemplo, llevaba a la presidenta de India, Droupadi Murmu, a Portugal y Eslovaquia. Los tiempos están cambiando y cuando una puerta se cierra, otra se abre.

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