bet365

Loading...

Ocasio-Cortez lleva a los estados republicanos la resistencia anti-Trump

La nueva era en EE.UU.

La congresista recauda una financiación récord en el primer trimestre del año

Alexandria Ocasio-Cortez, en un momento de la última gira, en Bakersfield, en California

Aude Guerrucci / Reuters

El primer aterrizaje de Donald Trump en la Casa Blanca propició, en las elecciones de mitad de mandato del 2018, el ascenso de una nueva generación de jóvenes políticos progresistas, la Squad , decidida a renovar un Partido Demócrata que había abandonado a la clase trabajadora y se había vendido a los intereses de la industria fósil y armamentística.

Una camarera, Alexandria Ocasio-Cortez (AOC), emergió como la voz cantante de este movimiento tras derrotar por sorpresa al veterano congresista Joe Crowley, del establishment demócrata, en las primarias del 14.º distrito de Nueva York. Renunciando a las donaciones de grandes corporaciones y apoyándose en pequeñas contribuciones, con una estrategia de base, interpeló a aquellos votantes que se sentían marginados por las élites y ganó el escaño que hoy mantiene en el Congreso.

El regreso de Trump al poder, así como la inacción de los demócratas ante su descarado autoritarismo, está posicionando a AOC como la voz más prominente de la resistencia política. Junto al senador independiente por Vermont Bernie Sanders, está llenando plazas y estadios a lo largo y ancho del país con un mensaje que invoca la lucha de clases contra la “oligarquía”, a la empatía frente a las deportaciones y al respeto de la diversidad frente al dogma trumpista. Su gira, a la que llaman Fighting oligarchy tour , comenzó por las principales ciudades de EE.UU., pero ya ha alcanzado a poblaciones más pequeñas en bastiones republicanos.

Lee también

El domingo llenaron los 15.000 asientos del pabellón de la Universidad de Utah, en Salt Lake City, en un estado donde Trump ganó en noviembre con el 60% de los votos. El lunes, también completaron el aforo de 12.500 personas en el Ford Idaho Center, en Nampa, una pequeña localidad del condado de Canyon County, donde tan solo hay 11.900 demócratas registrados. Trump ganó en Idaho con el 67% de los votos. Ayer, repitieron su éxito en Missoula (Montana), en un estado que votó al republicano en un 58%.

“Vi a alguien preguntarse en televisión, ‘¿por qué AOC y Bernie van a Idaho?’ La respuesta es muy simple: porque vosotros importáis”, dijo en Nampa ante un público blanco, que distó mucho de la diversidad que suele acudir a sus mítines en su Nueva York natal. “Me dijeron que alguien estaba haciendo volar un avión con una pancarta que decía ‘Este es el país de Trump’. Pues no lo parece en el día de hoy. No creo que este sea el país de Trump. Este es nuestro país”, dijo el martes en Bakersfield, una ciudad que lleva votando a Trump desde el 2016, en el bastión demócrata de California.

AOC logró en el primer trimestre del año una financiación récord de 9,6 millones de dólares, más del doble que su segundo mejor trimestre. La joven congresista, de 35 años, es quizás la legisladora que más claro está hablando sobre los abusos de Trump, lo que ha llevado a sus bases a pedirle que se presente a las primarias del 2028 contra el líder de los demócratas en el Senado, Chuck Schumer. Representante del sector moderado, Schumer cedió el mes pasado en la votación del Congreso que permitió mantener la financiación del Gobierno de Trump, lo que le conllevó fuertes críticas en su partido.

“Utah, sé que a veces puede parecer imposible que los republicanos sean derrotados aquí, pero eso no es cierto”, dijo AOC en Salt Lake City. “La camarera que os habla hoy puede confirmaros que nada es imposible”, añadió. Imposible sí parece, de momento, que una candidata de su perfil –mujer, joven y de origen latino– pueda ganar las elecciones de EE.UU. Pero sus intervenciones en cada uno de los mítines son interrumpidas por gritos de “presidenta”, y Sanders, que perdió en el 2020 las primarias frente a Joe Biden, ya la ha designado como su sucesora, o, en sus palabras, como su “hija”.

La próxima fecha electoral decisiva, que pondrá a prueba el apoyo a las políticas de Trump, llegará en noviembre del año que viene, cuando se celebrarán las elecciones legislativas a mitad de mandato. Esa campaña ya ha comenzado, y quienes se juegan el cargo están también recorriendo sus respectivos estados para reafirmar el apoyo de sus bases.

Marjorie Taylor Greene y Chuck Grassley, confrontados por sus votantes

El martes, llamaron la atención dos escenas en los estados republicanos de Georgia y Iowa. El encuentro de Marjorie Taylor Greene, una de las mayores aliadas de Trump en la Cámara de representantes, con votantes de su Estado, fue boicoteado por las protestas de varios manifestantes, que iban alzando la voz cada pocos minutos con gritos en contra de las políticas migratorias de Trump. Concretamente, contra la deportación por error de Kilmar Abrego a El Salvador, que el Tribunal Supremo ha ordenado a la Casa Blanca que “facilite” su retorno a EE.UU., pero la Administración se niega a hacerlo, en un nuevo desafío a la justicia.

En Iowa, el senador republicano Chuck Grassley, presidente pro tempore del Senado y por tanto tercero en la línea de sucesión de Trump, se enfrentó a las quejas de sus votantes en otro acto local. “¿Vais a traer de vuelta a ese tipo de El Salvador?”, preguntó uno de los asistentes, desatando los aplausos de la sala, incluidas personas con la gorra trumpista Make America Great Again. “Trump está ignorando al Tribunal Supremo”, gritó otro. “Soy una firme creyente de la fe cristiana, y nosotros damos la bienvenida al inmigrante”, señaló otra de las republicanas presentes. Grassley, de 91 años, no tiene intención de presentarse a las próximas elecciones, pero el desencanto que le mostraron sus votantes es una muestra de que, incluso en estados conservadores, algunos republicanos están comenzando a pedir explicaciones a sus representantes.