Y Francisco nunca volvió a Argentina
PRIMER PAPA LATINOAMERICANO
El Papa argentino deja este mundo sin haber regresado a su país, de donde salió siendo cardenal para asistir al cónclave del 2013
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El cardenal Jorge Bergoglio en el metro de Buenos Aires, en una imagen del 2008
Francisco deja este mundoa los 88 años de edad sin saldar una deuda inexplicable: la visita a Argentina como Pontífice. El Papa viajó a gran parte de los países del continente americano y especialmente de Sudamérica, pero nunca regresó a casa.
Con la excepción de Uruguay, estuvo en el resto de los países fronterizos con Argentina: Chile, Bolivia, Paraguay y Brasil. Haber besado el suelo uruguayo sin saltar a la otra orilla del río de la Plata hubiera sido una afrenta muy difícil de digerir para los argentinos.Además, visitó Colombia, Perú, Ecuador, México, Panamá y Cuba en los siete viajes que hizo al continente americano.
Cuando a principios de marzo del 2013 el cardenal Jorge Mario Bergoglio cerró con llave la puerta de su pequeño apartamento en Buenos Aires, el arzobispo porteño dijo a sus colaboradores que volvería de Roma en unos días, después del cónclave que tenía que elegir al sucesor de Benedicto XVI tras su inesperada renuncia.
El 14 de marzo, al día siguiente de la fumata blanca que anunciaba su papado, como corresponsal de bet365 en Argentina me planté en el austero edificio de pisos y oficinas eclesiásticas donde vivía Bergoglio, situado junto a la catedral, en la plaza de Mayo. Subí hasta la planta donde estaba el apartamento del arzobispo pero, obviamente, no pude verlo. Estaba cerrado a cal y canto y así seguiría. Su jefe de prensa, Federico Wals, y las secretarias aún no daban crédito a la noticia. Todos coincidían en que el cardenal nunca dejó entrever que tuviera alguna probabilidad de convertirse en Papa y que su intención era volver tras el cónclave. A diferencia del 2005, cuando era uno de los candidatos para suceder a Juan Pablo II y finalmente quedó en segundo lugar, tras Joseph Ratzinger.
Un país siempre convulso
Los motivos reales por los que Francisco nunca regresó a Argentina se los lleva a la tumba
Los motivos reales por los que Francisco nunca regresó a Argentina se los lleva a la tumba. Cuando los periodistas argentinos le preguntaban, siempre respondía más o menos dentro del mismo guion: que tenía ganas de ir y pensaba ir pero que también había muchos otros lugares a los que debía ir.
En marzo del 2023, con motivo de los diez años de su papado, la corresponsal en Roma del diario La Nación de Buenos Aires volvió a insistir en el tema. “Que no pierdan la esperanza”, dijo el Pontífice a los fieles argentinos que soñaban con participar en el que estaba llamado a ser un seguro baño de masas. “Además, la salvación del país no va a venir de mi viaje”, añadió, antes de zanjar la pregunta con una de sus referencias políticas crípticas, dirigidas al consumo local de Argentina. “Con gusto voy a ir, pero pensá un poquito en las cosas que tenés que hacer para que el país vaya adelante”, agregó.
Posteriormente, Francisco adelantó en otra entrevista al mismo rotativo que su intención era viajar a su país en el 2024. Y lo ratificó en mayo del 2023, durante un acto en Roma, el presentador del evento le volvió a preguntar. “Mi idea es el año que viene, vamos a ver si se puede”, dijo el Papa.
Aunque al mismo tiempo fue matizada por él mismo, esa voluntad del Pontífice se interpretó entonces como una posibilidad seria del viaje, teniendo en cuenta que, tras las elecciones presidenciales de octubre del 2023, el panorama político de la siempre convulsa Argentina debía haber quedado clarificado.
El viaje fue anunciado extraoficialmente en varias ocasiones. A veces era un periodista cercano; otras, un político que iba a ver al Papa al Vaticano; algún miembro de la Conferencia Episcopal Argentina… Se dijo que viajaría en el 2013; luego, en el 2017. Ya se hablaba del 2024 y, por primera vez, la fecha salía de la boca del propio Pontífice.
Pero entonces ganó las elecciones argentinas el ultraderechista Javier Milei y su motosierra, con un programa de recortes salvajes del Estado del bienestar que lo situaba en las antípodas ideológicas del Santo Padre jesuita. Parecía que la visita de Francisco a su país se volvía inviable después de que el Papa no hubiera encontrado nunca el momento durante los gobiernos de la kirchnerista Cristina Fernández (2007-2015), el ultraliberal Mauricio Macri (2015-2019) o el peronista Alberto Fernández (2019-2023).
Sin embargo, el ultraliberal Milei visitó al Pontífice en el Vaticano en febrero del 2024, rectificando implícitamente los insultos proferidos contra él antes de su victoria electoral, cuando dijo que Francisco tenía “afinidad por los comunistas asesinos”, que se situaba “del lado del mal” o que defendiendo la “justicia social” violaba los Diez Mandamientos.
El Papa, consciente del reloj biológico, volvió a manifestar durante el 2024 que viajaría a Argentina, aunque sin concretar fechas. No obstante, volvieron a surgir rumores e informaciones extraoficiales –algunas salieron incluso de la jerarquía católica argentina- que adelantaban hipotéticos programa de la visita, que minimizaría su paso por Buenos Aires y se centraría en provincias como Córdoba o Santiago del Estero. Primero se barajaba el segundo semestre del 2024, luego ya el 2025…
Solo en el 2023 y el 2024, Francisco viajó a la República Democrática del Congo, Sudán del Sur, Hungría, Portugal, Mongolia, Francia –dos veces-, Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental, Singapur –la gira por estos últimos cuatro países fue la más larga de su papado-, Luxemburgo y Bélgica, además de varias visitas por Italia como su participación en cumbre del G-7 de Apulia, en junio del año pasado.
Probablemente, el Papa nunca volvió a Argentina porque nunca encontró el momento político adecuado en un país que lleva décadas instalado en la sensación de que todo va a estallar mañana.
A Francisco le sobrevive María Elena, la única de los cinco hermanos Bergoglio que sigue con vida. Doce años menor que el Papa, María Elena está recluida y cuidada por monjas en un convento de las afueras de Buenos Aires. Tras la elección de su hermano, las puertas de su humilde casa de Ituzaingó, en el extrarradio porteño, se llenaron de periodistas a los que atendió con paciencia. No viajó a la ceremonia de coronación papal y no visitó el Vaticano en los doce años del papado de su hermano, aunque hablaban asiduamente por videollamada.