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La universidad y la demagogia

Cuadernos del sur

La universidad y la demagogia
Carlos Mármol

El filósofo Arthur Schopenhauer decía que el ruido es la más importante de todas las formas posibles de interrupción.La entronización (sin primarias) de la vicepresidenta María JesúsMontero al frente del PSOE en el Sur, sin abandonar sus cargos estatales y orgánicos, en una inaudita concentración de poder que favorece el conflicto de intereses entre lo público y lo particular, busca justamente hacer cierta esta máxima. Desde que Montero fuese designada por Pedro Sánchez para salvar los muebles electorales en Ի岹ܳí, el nivel de decibelios se ha incrementado de forma notable en la gran autonomía del Sur.

Nos referimos, claro está, al estrecho ámbito político.La sociedad andaluza, en general, ni participa de las ansiedades de los políticos ni está tampoco pendiente de las estrategias de los partidos para elevar al máximo la tensiónatmosférica, ya sea a modo de preludio de un posible adelanto de las generales o como un ensayo anticipado de unos comicios regionales.

Los socialistas insisten en que Montero ha mejorado el pulso de la organización, aunque es cosa dudosa que este factorvaya a traducirse de forma mecánicaen lo que sí es realmente trascendente: la posición de los socialistas ante una inminente competición electoral.

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La pax interna lograda en el seno del PSOE andaluz era un requisito necesario para que la vicepresidentapudiera sustituir sin tropezar a Juan Espadas, pero no es garantía ninguna de mejora; mucho menos puede considerarseun triunfo. Lo que sí ha provocado es una discordiade naturaleza permanente, pues la ministra confía casi todas sus posibilidades políticas en Ի岹ܳí a elevar el tono contra San Telmo desde el Gobierno central.

Sucedió en su día con sus críticas a los incentivos fiscales del Quirinale. Ocurre a diario ante el inquietante deterioro de la sanidad andaluza –que empezó justamente con ella–, y acaba de pasar esta misma semana con la nueva polémica sobre las universidades privadas, a las que Moncloa usa como un señuelo demagógico más para su sectaria dialéctica electoral.

Lejos de responder a una verdadera demanda social, perfectamente cubierta con las diez universidades públicas que existen en Ի岹ܳí, una por provincia salvo en Sevilla, donde existen dos centros –la Hispalense y la Olavide, esta última controlada por el PSOE– el posicionamiento de Montero sobre este asunto busca atraerse a su bando a los rectores andaluces que, ante la imposibilidad de competir con los proyectos docentes privados, vienen haciendo desde medidos del pasado año una campaña en contra de estos centros particulares.

Los rectores andaluces reunids en 2023 en la Universidad de Huelva (UHU)

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Universidad de Huelva

La controversia no enfrenta, como sostiene el PSOE, a la universidad pública con la privada, que son perfectamente compatibles. Versa sobre la voracidad presupuestaria de la primera y la capacidad de autofinanciación de la segunda. Y destapa también bastantes contradicciones.

Lo demuestra, por ejemplo, que la Hispalense, el centro universitario de referencia en Ի岹ܳí junto a la Universidad de Granada, revenda desde hace décadas sus propios títulos (públicos) mediante acuerdos de colaboración con distintos centros privados, como la Escuela Universitaria EUSA, propiedad de la Cámara de Comercio Sevilla, que ofertan –con la autorización expresa del rectorado– credenciales a unas tarifas infinitamente superiores y con un profesorado que no ha superado las pruebas de acceso que existen en sus facultades.

Campus universitario de Ciencias de la Salud de Granada  UGR

Campus universitario de Ciencias de la Salud de Granada

Universidad de Granada

¿Cómo se puede criticar exactamente aquello que se practica? Básicamente por una cuestión de incoherencia e incapacidad. Los rectores, que no todos son elegidos por sufragio general, sino que –ocurre también en la Hispalense– se deben a los intereses de un claustro cerrado, detectaron hace tiempo que el Quirinale no es contrario a la implantación de universidades privadas, cuyos criterios de gestión suponen un riesgo –en algunas titulaciones– para los centros públicos, donde la enquistada endogamia impide atraer talento profesional del mundo de la empresa y la industria.

Si se amplían los comensales de la tarta presupuestaria universitaria en Ի岹ܳí, las facultades públicas perderán –o verán alterado– su actual monopolio como destinatarias únicas de las subvenciones autonómicas, limitadas, entre otros factores, por el déficit crónico de recursos estatales que arrastra Ի岹ܳí y la falta de un nuevo sistema de financiación regional. Ambas son competencias exclusivas de la vicepresidenta y ministra de Hacienda.

Premios universitarios de la Hispalense con la representación de la alegoría de la fama

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Universidad de Sevilla

San Telmo, que siempre es renuente a abordar cualquier clase de reforma institucional, ha optado por la vía indirecta de ir abriendo la mano en la concesión de permisos a las nuevas universidades privadas –actualmente existen cinco centros de este tipo en Ի岹ܳí– como método pacífico y sin riesgo para fomentar alternativas distintas a los títulos públicos.

Tal decisión obliga a los sanedrines universitarios, poco dados a rendir cuentas, a competir por los alumnos y cambiar sus hábitos de trabajo. Algo que la nomenclatura universitaria no contempla y que, por interés electoral, el PSOE sale a defender ahora para ganarse su apoyo, del mismo modo que critica la gestión sanitaria del PP olvidando que los recortes comenzaron con los gobiernos de Susana Díaz, cuando los socialistas decidieron reducir el gasto público antes que tocar el sistema clientelar en el que se basaba buena parte de su hegemonía social.

Estudiantes de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla (UPO)

Estudiantes de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla

Universidad Pablo de Olavide

Fue esta elección, y no la fortaleza política del PP, la que llevó a Moreno Bonilla a San Telmo, gracias al apoyo político de Cs (que cuatro años antes había sostenido aun PSOE sin mayoría suficiente) y de Vox, cuya agenda apenas si influyó en la acción de gobierno del Quirinale.

Tres años después, Moreno Bonilla obtenía su histórica mayoría absoluta que, según todos los sondeos, todavía conserva y no parece estar en peligro a pesar del factor Montero, que es más virtual que real. Es dudoso que alguien pueda moverle el sillón al presidente de la Junta.

Campus universitario de Ciencias de la Salud de Granada (UGR)

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Tanto la vicepresidenta como Moreno Bonilla están haciendo todos los días política partidaria desde sus atrios institucionales. En esto no hay diferencia entre ellos. Ambos sacrifican la institucionalidad en favor del partidismo. En lo que difieren es en el grado de ambición.

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Carlos Mármol
-FOTODELDIA- GRAF7037 SEVILLA, 27/11/2018.- Los expresidentes socialistas Manuel Chaves (i) y José Antonio Griñán (d), a su llegada hoy a la sala de la Audiencia de Sevilla momentos antes de comenzar a exponer su informe final el letrado José Ávila, que defiende al exdirector general de Trabajo Javier Guerrero, uno de los principales acusados en el juicio que se sigue de la pieza política del caso ERE contra 21 ex altos cargos de la Junta de Ի岹ܳí. EFE/Raúl Caro ***POOL***

El presidente de la Junta va a salir a conservar el poder tanto en caso de un adelanto electoralcomo de una convocatoria regional. El PSOE, en cambio, sólo aspira a recortar la mayoría electoral y parlamentaria del PP. La profecía asegura que aquel que poco espera, poco obtiene.

Habrá que aguardar a que la realidad lo confirme o lo desmienta.

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