El parque de las Glòries es ya una realidad y este sábado, 26 de abril, es la fecha señalada por el Ayuntamiento para presentarlo en sociedad a los barceloneses y para que estos puedan disfrutar ya de él. Una serie de actividades lúdicas a lo largo de todo el día servirán para inaugurar un espacio público de la ciudad que suma 4,3 nuevas hectáreas (entre ellas 9.000 metros cuadrados de verde) a otros sectores tranformados en el ámbito de Glòries como el de la Clariana, abierto hace 5 años. En total casi 9 hectáreas de las 18 que configuran el ámbito de una modificación del Plan General Metropolitano que comenzó a planificarse hace ya más de 20 años y que aún no ha concluido.
Los nuevos espacios que se abrirán el sábado incluyen diversas zonas de descanso, un umbráculo casi 700 metros cuadrados, el “ágora sensorial” Berta Cáceres, de 2.500 metros cuadrados y, rodeado de una corona de bambús gigantes, un jardín de inmersión con especies adaptadas a los períodos de sequía derivados del cambio climático, un asepcto tenido muy en cuenta a la hora de diseñar nuevos parques o, como en el caso de Glòries, de revisar los proyectos de hace años.

La zona de juegos infantiles que se abrirá al público el sábado
El parque-plaza de Glòries también cuenta con un parque de agua que se pondrá en funcionamiento en verano, una zona para perros de 1.200 metros cuadrados y el que está llamado a ser uno de los grandes atractivos de las nuevas Glòries, una gran zona de juegos infantiles de 2.000 metros cuadrados.
Un eje central permite cruzar la plaza siguiendo la traza de la Diagonal, una de las tres grandes avenidas, junto a la Gran Via y la Meridiana, que confluyen en esta plaza que Ildefons Cerdà, el padre del Eixample, concibió como el centro de la nueva Barcelona que, una vez derribadas las murallas, iba a extenderse por el llano.
La arquitecta jefa del Ayuntamiento de Barcelona, Maria Buhigas, ha presentado hoy a los periodistas los nuevos espacios que configuran las renovadas Glòries, un lugar (durante mucho tiempo un no lugar) que más que la que la plaza que nunca fue es ahora un parque.
Buhigas recordó que esta no es ni mucho menos una obra de un mandato municipal, sino que el proyecto de las nuevas Glòries comenzó a plantearse en el 2003, cuando Josep Anton Acebillo ocupaba el cargo de arquitecto jefe municipal y el socialista Joan Clos era el alcalde. En 2007 Ayuntamiento y vecinos firmaron el Compromís de Glòries, que contemplaba la creación de este gran parque central, el soterramiento del tráfico mediante los túneles viarios así como diversos edificios de vivienda y equipamientos.

El umbráculo del parque de las Glòries
De hecho con la apertura de esta nuevo sector no finaliza la transformación de Glòries, que todavía ocupará los dos años que restan de este mandato municipa y, casi con toda seguridad, todo el siguiente. Queda todavía por remodelar el lado montaña de Glòries, el balcón del parque-plaza, donde todavía vive una veintena de familias en fincas afectadas que deberán ser realojadas. A finales de este año podrían llevarse a cabo los primeros derribos.
La arquitecta jefa precisó que los más de 20 transcurridos desde que comenzó a planificarse el diseño de las Glòries del siglo XXI entran dentro de los calendarios habituales para este tipo de transformaciones urbanas de gran envergadura y máxima complejidad.

Toboganes en el área de juegos infantiles
La nueva configuración de las Glòries sucede a otra anteriores concebidas con criterios muy diferentes al actual. En primer lugar “el Scalextric” de los años 70, que pervivió hasta las vísperas de los Juegos Olímpicos de 1992, cuando fue sustituido por un tambor viario circular en cuyo interior se acabó habilitando un primitivo park and ride que finalmente se acabaría conociendo sobre todo por ser el depósito donde el conductor infractor debía recoger, previo pago de la onerosa multa, el vehículo arrastrado por la grúa municipal. Ambos dibujos estaban pensados sobre todo para el coche privado y convertían las Glòries en un lugar de paso fugaz.
Con el derribo del anillo viario, durante el mandato del alcalde convergente Xavier Trias, y la posterior apertura de los túneles viarios subterráneos, con Ada Colau al frente del Ayuntamiento, el tráfico de vehículos fue desterrado al subsuelo y comenzó a hacerse realidad el parque.