Pasarse el sábado entero buscando el mando de la tele bajo el sofá, comiendo cereales en cuencos que no combinan y sin cambiarse de ropa no tiene nada de extraordinario. Tampoco es síntoma de dejadez. Aunque cueste de creer, quedarse en casa todo el fin de semana puede ser una forma bastante sensata de mantener el equilibrio mental.
Lo que para algunas personas suena a encierro, para otras funciona como una especie de botón de reinicio. No se trata de evasión ni de desgana. Es una respuesta adaptativa a semanas que agotan más de lo que se reconoce en voz alta.
No hay para tanto
Ni vago ni antisocial: es una elección como cualquier otra
Para quienes encadenan reuniones, tareas y mensajes sin fin, el hogar se convierte en un refugio que permite regular el ritmo. Lo ha explicado la Universidad de Rochester al señalar que “la soledad voluntaria puede favorecer la claridad mental, la reflexión y la creatividad”.
No salir también es una elección activa, no una ausencia de planes. Tiene más que ver con conservar energía que con aislarse. No es lo mismo cancelar una cena por no soportar gente que no apuntarse desde el principio porque lo que apetece de verdad es estirarse en el sofá sin tener que hablar con nadie.

Hay personas que prefieren quedarse en casa
El entorno doméstico, además, ofrece un nivel de control imposible en cualquier otro sitio. Según el portal Piano Lauree Scientifiche, durante el fin de semana “la percepción de autonomía aumenta significativamente”, lo que favorece el bienestar.
La posibilidad de decidir sin presiones qué hacer y cuándo hacerlo influye en el descanso real. Sin horarios, sin normas y sin la necesidad de responder a estímulos externos, el cuerpo y la cabeza agradecen esa pausa.
Desinterés por la vida
Hay que saber diferencia
Eso no quiere decir que siempre sea buena señal. Cuando esa preferencia se acompaña de un desinterés generalizado por cosas que antes generaban placer, o si va de la mano de una tristeza persistente, conviene prestar atención.

Hay que saber ver cada situación
En esos casos, como apuntan distintos especialistas, puede ser síntoma de problemas más profundos como la depresión o la ansiedad, y entonces sí es recomendable buscar ayuda profesional.
En realidad, lo que para algunos es una costumbre incomprensible puede ser, para otros, una estrategia muy concreta de autocuidado. Descansar también es una forma válida de pasar el tiempo. Aunque solo sea para buscar ese mando otra vez.