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Mireia Chaos, actriz de voz: “Muchas personas tienen miedo a hablar en público porque, al hacerlo, están más pendientes de sus juicios internos que de la persona que tienen delante”

Filosofía con instinto

La comunicadora explora el poder de la escucha, el silencio y la entonación en la comunicación, conectando la reflexión del filósofo alemán Jürgen Habermas sobre el lenguaje con la capacidad del loro para generar vínculos auténticos

Mireia presenta y dirige el pódcast Verdades (in)cómodas

Mireia presenta y dirige el pódcast Verdades (in)cómodas

Sandra Gascó

¿Quién no se ha detenido ante un loro parlanchín y, fascinado por su desparpajo y el tono con el que pronuncia unas frases, ha intentado enseñarle otras más jugosas? ¿Y quién no se ha divertido al oírle soltar un “¡Hola, guapo!” o una palabra grosera aprendida en una escucha indiscreta? ¿Y qué decir cuando su voz suena como una parodia del dueño, del vecino o del cuñado, o entona canciones populares o himnos deportivos como si fuera el hincha más entusiasta?

Ya sea un guacamayo, una cacatúa, una cotorra o un yaco, el colorido y expresivo comunicador emplumado despierta la simpatía y asombro de los humanos.

En cautividad, los loros aprenden a hablar escuchando y observando

En cautividad, los loros aprenden a hablar escuchando y observando

Getty Images

En su entorno natural, el loro utiliza un repertorio variado de sonidos, gritos, silbidos y chillidos con significados muy concretos: alertas, llamadas de reconocimiento, invitaciones a alimentarse, a jugar o a reproducirse.

En cautividad, los loros aprenden a hablar escuchando y observando. La interacción con sus tutores, la atención, el entrenamiento y el cuidado que reciben son fundamentales para que desarrollen esta increíble habilidad. Son capaces de reproducir el lenguaje humano con sorprendente fidelidad, llegando a emplear palabras con cierta intencionalidad. Esta capacidad no solo se basa en la imitación, sino también en su sensibilidad al tono, al contexto y al vínculo con el interlocutor.

Eso nos inclina a pensar que su talento para el habla no es meramente mecánico. Tres curiosidades lo confirman: los loros poseen una estructura única llamada siringe que les permite modular sonidos complejos; algunos de ellos, como el yaco, el loro gris africano, pueden memorizar hasta mil palabras y distinguir colores, formas o cantidades; por último, son capaces de modificar su “acento” para integrarse en nuevos grupos.

Irene Pepperberg, bióloga e investigadora que estudió durante décadas a un loro llamado Alex, demostró que estas aves no solo repetían, sino que comprendían conceptos como el de cantidad, color o igualdad. «Alex entendía los números hasta el seis y sabía contar con precisión», explicaba la doctora.

Son capaces de reproducir el lenguaje humano con sorprendente fidelidad, llegando a emplear palabras con cierta intencionalidad

Son capaces de reproducir el lenguaje humano con sorprendente fidelidad, llegando a emplear palabras con cierta intencionalidad

AndreAnita

Al parecer, asocian conceptos, responden a preguntas simples e incluso muestran tener cierto grado de autoconciencia. «Alex se ha revelado capaz de hacer un uso funcional correcto de expresiones como “sí”, “no”, “quiero...” o “no quiero...”».

La víspera de su muerte, la investigadora mantuvo con él un diálogo especialmente conmovedor: «Eres buena y te quiero», «Yo también te quiero», «Nos veremos mañana», «Sí, mañana nos vemos».

¿Es todo esto comunicación verbal? ¿En qué grado? Este desconcertante fenómeno natural puede inducirnos a reflexionar sobre el modo en que nos comunicamos los humanos.

Habermas y el poder de la comunicación

El filósofo y sociólogo alemán Jürgen Habermas dedicó gran parte de su obra a estudiar el lenguaje como base de la vida social. Para él toda persona nace en una comunidad lingüística. O sea, el lenguaje es previo a la persona. Esta no tendría actividad intelectual sin poseer un lenguaje que le viene dado desde los primeros días de vida. Pero el hablante está sujeto a unos “mandatos” impuestos por el mismo lenguaje: lo que este dice ha de ser inteligible para el que escucha; ha de ser verdadero, o sea, la palabra ha de corresponder al objeto del que se habla –si se pronuncia la palabra “coche”, se ha de referir a ese objeto-; ha de ser veraz, o sea, lo que se dice ha de ser lo que se piensa. Pero para Habermas, el lenguaje no es solo un medio para transmitir información, sino también un espacio de encuentro en el que se construyen significados, se contrastan valores y se busca el entendimiento.

La comunicación auténtica se da, por tanto, cuando los interlocutores buscan llegar a un acuerdo racional, pues, como escribió en Teoría de la acción comunicativa, “el lenguaje es un medio de entendimiento, no de dominación”. Para ello ha de estar libre de manipulación, imposición o intereses ocultos. La comunicación ideal sería aquella en la que todos los participantes pueden expresar sus argumentos en igualdad de condiciones, guiados por la intención de comprender y ser comprendidos, y por el deseo de cooperar y buscar la verdad.

El filósofo alemán Jurgen Habermas, en una foto de archivo

El filósofo alemán Jürgen Habermas, en una foto de archivo

Propias

Aplicar al loro, ni que sea de muy lejos estas ideas de Habermas, es insólito en cuanto que no se puede decir que esta simpática ave nazca en una comunidad lingüística ni se atiene de ninguna manera a los “mandatos” de nuestra habla. Sin embargo puede resultar inspirador porque el loro nos recuerda que la comunicación nace del deseo de interacción y de vincularse.

A otro nivel, Habermas nos recuerda que hablar no es solo emitir palabras, sino un acto de apertura, escucha y responsabilidad. Así como el loro utiliza su voz para mantenerse unido a su grupo, el ser humano, en su versión más elevada, debería emplear el lenguaje para crear comunidad, esclarecer ideas y fomentar la comprensión mutua.

Hoy tengo el placer de entrevistar a Mireia Chaos. Directora creativa, comunicadora y actriz de voz, imparte formaciones en Voz & Comunicación para ayudar a las personas a emocionar e inspirar con su mensaje hablando en público o delante de las cámaras, ya sea dando una conferencia, haciendo una entrevista o potenciando su marca personal. Se graduó en Bellas Artes en la Universidad de Barcelona mientras se licenciaba en el Método de Liberación de las Corazas MLC. Más tarde se formó en el Taller de Músics de Barcelona y en los Estudios POLFORD de doblaje y locución publicitaria. Ha impartido clases en la Universidad de Barcelona y la Escuela de Arte y Diseño de Tarragona y ha colaborado en medios como bet365, RAC1, Catalunya Ràdio o 3CAT. Presenta y dirige el pódcast Verdades (in)cómodas, un espacio donde sabemos que “para crear relaciones sanas, se necesita tener conversaciones incómodas”.

Mireia Chaos, comunicadora y directora del pódcast 'Verdades (in)cómodas'

Mireia Chaos, comunicadora y directora del pódcast 'Verdades (in)cómodas'

Cedida

Rosa: Habermas plantea que la comunicación ideal se basa en la igualdad, la sinceridad y la comprensión mutua. ¿Crees que en la comunicación creativa o publicitaria se puede aspirar a esa transparencia o siempre hay una parte de estratagema?

Mireia: Creo que en una comunicación que busca la igualdad, la sinceridad y la comprensión mutua hay un propósito ejecutado con estrategia igual que en la publicidad. Y si la pregunta fuera: ¿Al servicio de qué objetivo está cada una de estas estrategias? Y si están ejecutadas con transparencia y ética o desde la manipulación.

Rosa: Como comunicadora, ¿qué opinas de la idea de Habermas de que el lenguaje puede ser una herramienta para alcanzar el entendimiento racional en lugar de manipular al otro?

Mireia: Creo que eso depende de un cambio de paradigma en el lenguaje que nace de la experiencia individual y se extrapola a un cambio social. Hemos crecido en un mundo donde a menudo la comunicación es unidireccional y entendemos que su función es convencer o persuadir sobre una idea. O blanco o negro. O yo tengo razón o tú tienes razón. Vemos esta polarización constantemente en medios de comunicación, redes sociales, debates políticos y posiblemente en nuestras relaciones personales. Como una lucha por imponer un punto de vista o una verdad por encima de la otra. Esto nos separa y nos aleja los unos de los otros en vez de buscar puntos de unión y entendimiento. ¿Y si decidimos habitar nuestras palabras y dotarlas de un nuevo significado? ¿Qué pasaría si nos comunicáramos no desde querer tener la razón sino desde querer acercarnos a la otra persona para alcanzar el entendimiento racional en lugar de manipular al otro?

Rosa: Habermas subraya que sin escucha no hay verdadera comunicación. ¿Qué rol juega la escucha en tu trabajo de comunicadora?

Mireia: El 90% de mi trabajo radica en escuchar. Cuando estoy entrevistando a una persona sé que si mis oídos y mis ojos están atentos a aquello que dice con más facilidad se sentirá segura y relajada, y por tanto la conversación será más fluida. Una escucha sincera y de calidad hace que hasta las personas más reacias se abran en canal a compartir. En un escenario es imprescindible leer la energía de la sala. ¿Qué te pide la gente? ¿Qué espera encontrar? ¿Qué conocimiento previo tiene del tema sobre el que vas a hablar? Solo así puedes adaptar tu charla a sus necesidades, hablar su idioma y conseguir no solo su atención, sino que se sientan reconocidas y parte del espectáculo. Esto genera una memoria imborrable. Si piensas en alguien con quien te gusta hablar, un amigo confidente, te darás cuenta de que una de sus cualidades es que sabe escucharte con calma y sin juicio. Si como dice Habermas el deseo de comunicar radica en el vínculo, es indudable que para ser un buen comunicador es imprescindible ser un buen escuchador.

Mireia Chaos es Directora creativa, comunicadora y actriz de voz

Mireia Chaos es Directora creativa, comunicadora y actriz de voz

Mireia Chaos

Rosa: Mireia, el loro es una de las pocas especies que imita y reproduce el habla humana. Desde tu experiencia como actriz de voz, ¿qué importancia tiene la entonación, el ritmo o el silencio en una comunicación efectiva?

Mireia: Me gusta decir que hablar es interpretar una canción sin música. De forma natural y casi sin darnos cuenta, generamos una base melódica al hablar gracias a las entonaciones, el ritmo y la cadencia de nuestra voz. Modulamos cada una de las palabras con intención. Como una poesía. Una misma frase interpretada de distintas formas puede tener un significado diametralmente opuesto. Como actriz de voz tengo que ser capaz de transmitir emociones y sensaciones al oyente usando solo el sonido de mi voz y esto determina que las personas confíen o no en mí y en la credibilidad del mensaje. Y por supuesto también que me sigan escuchando. Lo maravilloso es que es una herramienta que se puede entrenar.

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Rosa: Se ha observado que algunos loros emplean palabras en contextos apropiados, mostrando cierta intencionalidad. ¿Crees que la comunicación no verbal o paraverbal puede transmitir más que el propio contenido lingüístico?

Mireia: Según un estudio del profesor de psicología Albert Mehrabian, solo el 7% de lo que percibimos de un mensaje depende de las palabras y el 93% restante del lenguaje corporal y el lenguaje paraverbal o uso de la voz. No solo es importante aquello que decimos, sino cómo lo decimos. Si pensamos en un cantante lo vemos con claridad. Hace unos días escuchaba una entrevista donde Cynthia Erivo, la reconocida actriz y cantante que interpreta a Elpahaba en el musical Wicked, decía que es imposible interpretar el tema central de la película, Defying Gravity, como si hablaras calmadamente en una entrevista. Su voz, su cuerpo y su mente tienen que acompañar esas palabras para conmover al público. Si no has visto su actuación de la gala de los Oscar de este año te la recomiendo. La gesticulación de nuestro rostro, la mirada, los signos que representamos con las manos, la ropa que llevamos, el movimiento del cuerpo, todo comunica. ¿No es el baile un lenguaje en sí mismo que no necesita de las palabras para transmitir un mensaje?

Rosa: En tu opinión, ¿cuáles son los enemigos de una buena comunicación?

Mireia: Creo que hay dos enemigos. El primero tiene que ver con la percepción que tenemos de nosotros mismos como comunicadores. Muchas personas tienen miedo a hablar en público, a expresar libremente su opinión o a las que simplemente no les gusta su voz. Normalmente esto tiene que ver con experiencias pasadas. Quizás alguien juzgó nuestra forma de hablar, dijo que nuestra voz era muy aguda o demasiado ronca, o un hecho concreto que no pudimos procesar emocionalmente nos bloqueó la garganta. Todo eso crea una barrera entre tú y el interlocutor, porque al hablar estás más pendiente de esos juicios internos que de la persona que tienes delante.

Y el segundo, es el antídoto de la primera. Tiene que ver con la práctica y el conocimiento de la psicología de la comunicación. Nadie nació siendo un gran comunicador. Aprendemos haciendo. En el momento que deja de importarte la crítica y el reconocimiento, te das cuenta de que es más importante el receptor que el emisor y concentras toda tu atención en ser el canal más propicio para transmitir un mensaje. Aquí es donde se genera la verdadera conexión.

Mireia imparte formaciones en Voz & Comunicación para ayudar a las personas a emocionar e inspirar con su mensaje hablando en público o delante de las cámaras, ya  sea dando una conferencia, haciendo una entrevista o potenciando su marca personal

Mireia imparte formaciones en Voz & Comunicación para ayudar a las personas a emocionar e inspirar con su mensaje

Masha Hleb

Rosa: ¿Crees que la tecnología ha enriquecido o empobrecido nuestra forma de comunicarnos?

Mireia: La cuestión no está en la tecnología, sino en el uso que hacemos de ella. En una cara de la moneda nos permite llegar a personas a las que quizás nunca hubiéramos conocido si no fuera a través de medios digitales. Una pareja con la que mantienes una relación a distancia, un familiar que está de viaje, un cliente que vive en otro continente. Nadie nos previno de los efectos a la larga exposición a pantallas o a la adicción que generan las redes sociales. Creo que el más dañino es la pérdida de la capacidad de concentración y la necesidad de estímulos constantes debido a la producción de dopamina. Esto no solo nos desconecta del cuerpo, sino también de las personas. La clave es poner límites a nuestro tiempo de exposición al universo virtual y hacer detox regulares de aparatos electrónicos. ¿Eres capaz de estar un día entero sin usar tu teléfono? Tengo que decir que en un mundo tan masificado de información agradezco cuando me quedo sin batería en el móvil y me veo obligada a conectar con la realidad de mi entorno sea agradable o no. A observar de nuevo, a perder el tiempo y a mirar a la gente a los ojos.

Rosa: ¿“Es mejor ser rey de tu silencio que esclavo de tus palabras”, como decía Shakespeare?

Mireia: Qué buena pregunta. Siempre he pensado que en el silencio acontecen conversaciones reveladoras. Hace años leí que el músico y compositor John Cage llevó a cabo un experimento en el que se encerró en una cámara anecoica para comprobar hasta qué punto el silencio existe. Y se dio cuenta de que podía escuchar el latido de su corazón, su respiración e incluso el sonido de la sangre circulando por las venas. Literalmente podemos decir que el cuerpo habla. Y lo mismo pasa cuando estamos conversando con alguien, aunque de forma metafórica. Cuando entrevisto a mis invitados en el pódcast Verdades (in)cómodas siempre tengo muy presente su lenguaje corporal y paraverbal. Según la neurociencia hay información que estamos procesando del cuerpo de otra persona de la que no somos conscientes racionalmente, pero sí que percibimos a través de nuestras sensaciones físicas y somáticas. Un cuerpo lee a otro cuerpo en su dimensión emocional. Es en la quietud, en la presencia y en el silencio donde podemos poner más atención a la historia que nos está contando el cuerpo. Por eso es tan importante desarrollar la conciencia psicocorporal para mejorar nuestra comunicación.

Rosa: ¿En qué medida la calidad de nuestras vidas depende de la forma de comunicarnos con los demás y con nosotros mismos?

Mireia: Decía Marshall B. Rosenberg que la comunicación empática es la herramienta más poderosa para resolver conflictos y construir relaciones sanas, porque nos invita no solo a escuchar palabras, sino las necesidades y emociones detrás de ellas. La comunicación más importante es sin duda la que tenemos con nosotros mismos y es el reflejo de cómo nos relacionamos con los demás. Las palabras son muy poderosas. Creamos realidades a través de ellas. Y podemos elegir si construir puentes de entendimiento y comprensión o barreras.

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