Desde que el lobo ibérico ha dejado de cazarse legalmente en España, en 2021, las políticas puestas en marcha por los diferentes gobiernos autonómicos para la prevención de daños, la planificación, la gestión de conflictos y la transparencia en la información dejan mucho que desear, pese a que ahora hay más dinero que nunca para ello. Así lo concluye el informe que ha presentado la organización WWF España, ‘Hacia la coexistencia o el conflicto’, que ha sido presentado coincidiendo con la entrada en vigor hoy, a nivel europeo, de una modificación en el Convenio de Berna que permitirá a los países europeos, una vez adaptada la directiva sobre hábitats, gestionar sus poblaciones mediante la caza.
Si bien en España el gobierno tiene el compromiso de continuar con la prohibición, desde WWF han querido saber qué estaban haciendo las autonomías con los 20 millones de euros que cada año les proporciona para prevenir y pagar daños generados por el lobo, fondo que reciben desde 2022, después de que entrara el listado de especies silvestre con protección especial, conocido como LESPRE, en 2021. Y resulta que las más loberas (Asturias, Cantabria y Castilla y León) se llevan un suspenso o un aprobado por los pelos, mientras que Catalunya, donde de momento no hay manadas reproductoras, es la mejor valorada.
Ninguna comunidad informa de cómo están gastando los fondos disponibles para apoyar la actual estrategia del lobo
Luis Suárez, coordinador de conservación de la ONG conservacionista, y coautor de la investigación, lo deja claro: “Hay poca o nula voluntad política para acabar con el conflicto con la ganadería y prueba de ello es que ninguna comunidad lobera con ganado extensivo tiene un plan de apoyo a esa actividad, pero tampoco informan de cómo están gastando los fondos disponibles para apoyar la actual estrategia del lobo”, ha señalado.
El informe, que incluye a las 11 autonomías con lobo ahora o en el pasado reciente, destaca que desde que se protegió solo La Rioja ha modificado su plan de conservación de la especie y que se desconoce cómo se gasta ese dinero ahora disponible: “Hay una falta de transparencia total para saber las cantidades destinadas a cada cosa. Sí que se pagan mejor los daños causados por lobos a los ganaderos, porque nunca hubo tanto dinero, pero falta información. Esos pagos deberían ligarse, aunque no fueran de forma excluyente, a que se pongan medidas preventivas [mastines, vallas, pastores…].
La comunidad con un número significativo de manadas donde mejor se están haciendo estas políticas, según esta investigación, es Galicia. En la suma de los cuatro aspectos que se evalúan -el pago por daños, las compensaciones por vivir en zonas loberas, la transparencia y la participación pública y la lucha contra el furtivismo u otras medidas legales, la Xunta consigue 63 sobre 100 puntos. En el caso de Catalunya, la más valorada con 83 puntos, se destaca como positivo que se anticipen a un futuro aumento de la presencia de la especie, que ahora es mínima en la región.
La transparencia es “pésima"
La situación en Cantabria y Asturias, preocupante

Un ejemplar de lobo ibérico
Por aspectos, las que mejor lo hacen a la hora de apoyar medidas de prevención de ataques serían Galicia y Castilla-La Mancha. Preocupante se considera que Cantabria y Asturias, dos autonomías con áreas loberas, ni siquiera aprueben en promoción de estas medidas. Castilla y León, la autonomía con más manadas del país, también puntúa muy bajo. Por el contrario, en cuanto al pago de indemnizaciones por daños, Cantabria si está en la cabeza. Suárez denuncia que ese gobierno “ha apostado por compensar daños más que por prevenir, aunque eso no soluciona el conflicto con los ganaderos ni tampoco se favorece la conservación de la especie, de la que allí no se sabe su población real, ni tampoco de qué hacen contra el furtivismo”.
El caso de Asturias es similar, pero allí las indemnizaciones, que también han subido, el problema es que llegan con más lentitud de la deseable, estimada en un máximo de tres meses. WWF, si bien destaca como positivo que se compense a los ganaderos asturianos por estar en zonas de lobos, ataquen o no, echa en falta más transparencia en los datos. Y lo mismo ocurre en Castilla y León, donde ahora se está haciendo una zonificación de por donde se mueve la especie para instalar, directamente desde la Junta, medidas preventivas en las granjas: la participación de los afectados y la transparencia es “pésima”.
Lo que vemos es una voluntad política de volver a matar lobos, pero la ciencia nos dice que eso no sirve de nada
Y aún hay otros problemas que detectan y tienen solución. Se considera que todas las comunidades deberían hacer públicos sus censos de la especie, contar con patrullas especializadas para investigar las causas de la mortalidad de los lobos y convocar mesas de participación con todos los implicados, siguiendo el modelo de Galicia. Y no es lo que se está haciendo: “Lo que vemos es una voluntad política de volver a matar lobos, que es lo que dicen los políticos en las comunidades donde hay más, como si fuera una solución cuando la ciencia nos dice que eso no sirve de nada, salvo que elimines a tres cuartas partes de los que hay, lo que no es posible porque seguirá siendo especie a conservar. Además, donde más hay es en Castilla y León y no han aumentado ni un 10% en una década”, recuerda Suárez.
No obstante, pese a este balance un tanto negativo, no ha querido obviar que también ha habido mejoras en los últimos cuatro años: “Nunca ha habido tantos fondos públicos disponibles para la coexistencia entre el lobo y la ganadería extensiva, y vemos que esa inversión está suponiendo un sensible avance en el buen camino, pese a la confusión sobre cómo se ejecutan”. Para ello, la ONG ha propuesto como solución al Ministerio de Transición Ecológica que establezca un sistema que garantice no solo que estos fondos se transfieran con tiempo a las autonomías, lo que no siempre ocurre, sino que se pueda conocer su destino. Y al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación otra petición: una estrategia nacional en apoyo de la ganadería extensiva, que refleje los muchos problemas del sector, “que no tienen que ver con la existencia del lobo”.