El papa Franciscologró este fin de semana ser tendencia mundial; de forma destacada, en Argentina y España. El motivo es la inauguración de la decoración navideña del Vaticano, el pasado sábado, tras una audiencia privada con los donantes del nacimiento, habitantes de la ciudad cisjordana de é. En la recreación del mito cristiano, formada por tres tallas de madera, una kufiya palestina cubre el pesebre sobre el que duerme el niño dios. A un sector de católicos y judíos argentinos y españoles les ha parecido una provocación, una perversión de la efeméride cristiana y, en último término, un paso más en la decadencia que atribuyen a la Iglesia Católica bajo el mando infalible –la infalibilidad papal es dogma desde 1870– de Jorge Mario Bergoglio.

El Papa Francisco reza ante el “é 2024”, durante la audiencia privada a los donantes del é y la ceremonia de encendido del árbol de Navidad en la Plaza de San Pedro.
El gesto del papa Francisco no es gratuito ni accidental y forma parte de la doctrina a la que ha consagrado su magisterio en los últimos tiempos, pronunciándose reiteradamente contra las guerras en curso, con especial atención a la invasión de Ucrania y al genocidio palestino. Así que no cabe atribuir contingencia o descuido a la imagen del papa orando, desde su silla de ruedas, ante un mesías acomodado sobre un pañuelo palestino. Las comunicaciones papales a través de las redes sociales estos días no dejan de insistir en ello:“¡Por favor, sigamos rezando por la paz! La guerra es una derrota humana, no resuelve los problemas, solo trae destrucción. ¡Tantos niños muertos, tantos inocentes muertos! Oremos por todos los países en guerra. Oremos siempre por la paz”, escribía el pasado miércoles en la red antes conocida como Twitter.