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Europa es la UE más Rusia

He aquí unas ideas muy simples, rechazadas por la mayoría de quienes las escuchan, no obstante lo cual las mantengo convencido. Son estas: 1. Rusia es Europa. 2. La relación entre Estados Unidos y Europa ha sido siempre una pura relación de intereses recíprocos. 3. Europa solo será aceptada como un actor político global si la UE y Rusia actúan de consuno, por estar vinculadas mediante un tratado estable que concierte sus respectivos intereses. Veamos.

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1. Rusia es Europa. Es cierto que el núcleo germinal de Europa es carolingio (francoalemán), extendido hasta el Po; pero forman también parte esencial de Europa tres extravagantes: a) La península Ibérica, que a través de España y Portugal se proyecta a Sudamérica. b) Las islas Británicas, que a través del Reino Unido se proyectan a Norteamérica. c) Rusia, que se proyecta a Asia ocupando la inmensa Siberia. Rusia es, por tanto, parte esencial e indisociable de Europa. Así lo decía el general De Gaulle, que definió a Europa “desde el Atlántico hasta los Urales”. Pero, además, Rusia es cristiana, formó parte de la cristiandad y es lógico que muchos rusos vean a Moscú como la “Tercera Roma”. La causa inmediata del estallido de la guerra de Crimea ilustra esta afirmación. Margaret MacMillan recuerda
–en su libro 1914 – que los mogoles (tártaros para los rusos) gobernaron buena parte de Rusia durante siglos, lo mismo que los árabes en España, con la única diferencia –señalada por Pushkin– de que los tártaros “no trajeron a Rusia el álgebra ni a Aristóteles”.

La geografía y la historia indican que la única salida posible es un pacto

2. La relación entre Estados Unidos y Europa ha sido siempre una relación de intereses recíprocos sin concesión alguna. Lo que no es una anomalía. Ya lo dijo lord Palmerston: “Inglaterra no tiene amigos ni enemigos permanentes. Inglaterra tiene intereses permanentes”. Y lo mismo le sucede a Estados Unidos. La política exterior no es altruista. Bien lo aprendió Gran Bretaña después de la Segunda Guerra Mundial, cuando lord Keynes no logró de los norteamericanos ni una quita ni una espera de la inmensa deuda con Estados Unidos de resultas de la guerra. Y tampoco ha habido altruismo en la creación y mantenimiento de la OTAN por Estados Unidos mientras la ha necesitado –es decir, mientras hubo guerra fría–, para preservar su hegemonía global como imperio dominante. La necesitaba, ergo la pagaba. Derrotada la URSS y desvanecido el Pacto de Varsovia, los norteamericanos piensan, con toda razón, que ha llegado el momento de decir a los europeos que si quieren seguridad, que se la paguen. Y sería mejor así, pues de seguir la OTAN como hasta ahora, Estados Unidos la usaría para lo que le conviene, como ha sucedido con las sucesivas ampliaciones de la Alianza que impulsó hasta provocar la reacción de Rusia y, en suma, la guerra de Ucrania. La UE tendrá que echar cuentas, que no serán fáciles, pues la financiación del Estado de bienestar ha sido posible en parte hasta ahora porque el gasto de defensa era asumido por Norteamérica. Pero es lo que hay. ¡Ah!, y por lo que hace a las bases en España, es natural que se cierren. Y sí, ya sé que Ceuta, Melilla y la relación privilegiada de Estados Unidos con Marruecos…; pero da igual: si hubiere conflicto, Estados Unidos nos dejaría solos en todo caso, como en 1975.

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3. El vínculo entre la UE y Rusia habría de ser un tratado que pactase, entre otras materias tan o más importantes, una política exterior concertada. La UE (PIB 2022: 16,613 billones de dólares) lo necesita. Rusia (PIB 2023: 2,023 billones de dólares) también. Y, además del profundo sustrato histórico y cultural que comparten, la UE y Rusia son complementarias en muchos ámbitos. Juntas son Europa. Solo juntas.

Putin buscó con ahínco un pacto hasta bien entrado este siglo, y le dimos ampliaciones de la OTAN. Y hoy, mientras Trump y Putin estén amancebados, todo pacto es inviable, pero no hay otra salida a medio y largo plazo: lo dicen la geografía y la historia. Y, entre tanto, urge que la UE se federalice en política exterior y defensa. Sinfuerza que lo ampare, no hay derecho que valga.

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