Laporta le escribió a Messi después de fracasar la renovación del contrato al mejor futbolista: “Sempre tindràs les portes del Barça obertes. Gràcies per tot, Leo!”. En nuestro país al mejor profesorado universitario le mandan otro mensaje bonito después de haberse desprendido de él. No lo determina la economía, sino un modo obsoleto de política universitaria, marcado por la burocracia, de un lado, y por la resistencia a cambiar por el otro.
A Messi no se le debía desaprovechar, como al profesorado sénior no se lo debe descartar. No hay una razón económica para ello, pues este profesorado, al que se le nombra como éٴ, es un porcentaje ínfimo, y además no todos los docentes que alcanzan dicho título desean continuar activos en la universidad. Con lo cual, ni por el presupuesto, ni menos por motivos académicos, hay razones para prescindir del mejor profesorado que puede y quiere seguir activo. ¿Se desprenderá de Messi la universidad?

Son profesores que han sido nombrados eméritos realmente por sus méritos: experiencia y calidad docente, investigación y publicaciones reconocidas por la propia universidad, dirección de tesis doctorales, proyectos europeos, patentes… Espero que no se contrate a profesorado sénior venido de Norteamérica cuando no lo hacemos con el nuestro.
Hablo de quienes han llegado al top y quieren seguir trabajando a este nivel. Pero una sublime razón, la edad inscrita en el carnet de identidad, es el motivo para que el Estado no los quiera y que cada universidad guarde silencio y añada pretextos con escaso fundamento. Para decirlo claro, la exclusión por la edad, el edadismo, es una forma de discriminación inconstitucional que se da en la universidad, sin que el sistema académico lo corrija. Es otra excepción española. El edadismo va contra la igualdad y contra la excelencia universitaria: “Más que una injusticia, es un error”, como diría Talleyrand.
La universidad debe vincular con un contrato renovable al profesorado emérito que quiera continuar activo y, por tanto, contribuyendo al prestigio de la institución. Será el caso de una minoría y a un coste muy bajo (en mi universidad no llega al 1% de su profesorado a tiempo completo), comparado con la ganancia académica que ello supone. Los científicos sénior no poseen, cierto, la rapidez de los jóvenes, pero tienen más saber, contactos y toman mejores decisiones. No se les dediquen solo palabras bonitas, como a Messi. Hágase un esfuerzo más por la excelencia y la igualdad en la universidad.