Roma ha cumplido una vez más con el apotegma de que “quien entra papa en el cónclave acaba saliendo cardenal”. El italiano Pietro Parolin era el gran favorito y así aparecía en todas las predicciones. Sin embargo, al final emergió el discreto Robert Prevost, prefecto del Dicasterio para el Clero, que viene a ser el responsable de los obispos de todo el mundo. Fue una de las apuestas de este diario el pasado domingo, por su condición de proximidad con el papa Francisco.
Aunque es muy prematuro hacer este tipo de juicios, está claro que, si la Iglesia se debatía en esta elección entre seguir la estela de apertura iniciada por Francisco o volver a posiciones más conservadoras, el resultado ha sido una apuesta clara por la continuidad de la obra del último papa. Y por la edad de Prevost (69 años), se puede aventurar que su pontificado puede ser muy largo, con el tiempo suficiente para acometer las reformas que su antecesor había empezado a apuntar.

Robert Prevost, el Papa León XIV.
Su decisión de gobernar bajo el nombre de León XIV ٲé
supone un claro mensaje sobre cuáles serán sus referentes. El
papa León XIII rigió la Iglesia entre 1878 y 1903 y se caracterizó
por tener una gran sensibilidad social.
Será el primer papa procedente de Norteamérica. Nacido en
Chicago, cuenta ٲé con nacionalidad peruana, ya que estuvo como obispo de Chiclayo desde el 2014 al 2023. El Nuevo Mundo ha dado a los dos últimos papas: un argentino y ahora un americano. Prevost es muy prudente y callado, con un estilo muy alejado del carismático Francisco. Poco tienen que ver.
Su cautela no le ha impedido, sin embargo, criticar algunas decisiones de Donald Trump, como las que afectan a las deportaciones de inmigrantes, que considera un grave error. El presidente republicano no dejó pasar, eso sí, la oportunidad de felicitarse por “el gran honor” de tener un Papa estadounidense y anunció su voluntad de reunirse con él. Será muy interesante la relación que se va a establecer entre ambos. Un estadounidense llega a Roma en plena tensión en la geopolítica mundial por la gestión de Trump. Ambos pueden protagonizar dos discursos completamente antagónicos sobre el futuro del mundo.