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Reivindicación de los derechos menstruales

Lectores Expertos

El Día Internacional de la Mujer es una buena ocasión paraponer el acento en la “justicia menstrual”

Reivindicación de los derechos menstruales en el l Día Internacional de la Mujer.

Reivindicación de los derechos menstruales en el l Día Internacional de la Mujer.

Carolina Ackermann Barreiro

* La autora forma parte de la comunidad de lectores de bet365

Hace años, comencé mi camino como tallerista educando en torno a la menstruación, el ciclo y la divina vulva en lugares de lo más diversos y, a veces, inesperados. Desde locales vecinales y espacios feministas hasta parques, ferias callejeras y jornadas al aire libre, llevando estas conversaciones a donde antes no tenían cabida. Si hoy la menstruación sigue siendo un tema tabú, hace una década lo era aún más.

Desde pequeñas crecimos pensando que algo estaba mal en nosotras, que todos nuestros procesos naturales acarreaban dolor y vergüenza. La menstruación se nos presentó como un tema silenciado, relegado al ámbito privado y envuelto en desinformación. No es de extrañar que muchas llegáramos a la adultez sin una educación menstrual adecuada ni acceso a información clara sobre nuestro propio cuerpo.

Por eso, no sorprendía que en cada taller surgiera la misma pregunta entre las asistentes: ¿cómo era posible que, siendo adultas y habiendo menstruado durante años, aún estuviéramos buscando respuestas sobre nuestro ciclo? Muchas ya habían asumido el dolor menstrual como un destino inevitable. Otras, en la menopausia, sentían la necesidad de comprender su cuerpo ahora que las hormonas que las acompañaron durante tres o cuatro décadas habían desaparecido.

No es de extrañar que muchas llegáramos a la adultez sin una educación menstrual adecuada

Entre todas, compartíamos la frustración de que la información sobre la menstruación y la ciclicidad apenas aparecía en los libros de ciencias naturales y, cuando lo hacía, era mínima y desprovista de significado para nuestra vida cotidiana.

Por eso, las talleristas nos multiplicamos: cada mujer que tomaba conciencia sentía el llamado de compartir lo aprendido con otras. Nos contamos y explicamos la vida cíclica desde la fascinación por la bioquímica del cuerpo femenino, entendiendo que el problema no estaba en nosotras, sino en la falta de políticas públicas que garantizaran educación, salud y dignidad en la experiencia menstrual, cíclica y menopáusica.

De talleristas a activistas por los derechos menstruales

Muchas mujeres, como yo, comprendimos que estos talleres no solo eran espacios de aprendizaje, sino también espacios de liberación y transformación de la experiencia y la salud. Sin embargo, también tomamos conciencia de una injusticia estructural evidente: por más que nos multiplicáramos llevando el conocimiento sobre la vida cíclica de las mujeres a todos los rincones del Estado español, no podríamos, por nosotras solas, revertir el paradigma de desinformación, tabú y estigma. Era necesario ir más allá y visibilizar la falta de políticas públicas menstruales.

El concepto y práctica activista por la “justicia menstrual” se ha ido convirtiendo no solo en la bajada del IVA en los productos de gestión menstrual, sino en una reivindicación integral de “derechos menstruales” que incluyera educación menstrual en la educación formal y no formal, atención sanitaria con enfoque de género y el derecho a vivir los ciclos sin vergüenza, precariedad ni dolor normalizado, entre otros derechos pensados desde el activismo menstrual y los feminismos. Sabíamos que transformar el paradigma requería más que conciencia individual; necesitábamos cambiar estructuras, romper silencios y hacer de esta causa un reclamo social inaplazable.

España, pionera en una Ley Orgánica con derechos menstruales

En 2023, bajo el mandato de la exministra Irene Montero, España aprobó la Ley Orgánica 1/2023, que incorporaba varios de nuestros deseos y reclamos. Una ley que, en teoría, debería garantizar la baja por dolor menstrual incapacitante. Sin embargo, debido al desconocimiento y a la falta de difusión de la información, muchas mujeres aún se enfrentan a dificultades para hacer efectivos sus derechos.

Un ejemplo claro es el testimonio de una mujer que escribió a entidades como La Vida en Rojo buscando orientación:

“Buenos días, me gustaría recibir información ya que no estoy cobrando la baja por menstruación. Mi doctora me dice que está bien tramitada, pero la empresa me ha dicho que el código no es correcto. Una chica del sindicato me ha dicho que es 9100*, llevo todo el año 2024 sin cobrar. Hoy he puesto una reclamación en el CAP. Me gustaría saber si tenéis la información, para que me la gestionen correctamente. Gracias.”

Este tipo de consultas refleja la brecha entre lo que la ley garantiza y la realidad cotidiana, donde la falta de claridad y conocimiento sigue dejando a muchas mujeres sin poder ejercer sus derechos plenamente.

Hay una brecha entre lo que la ley garantiza y la realidad cotidiana

La mayoría de las personas y administraciones desconocen que esta legislación reconoce la menstruación, el ciclo y la menopausia como una cuestión de salud pública y equidad social. Dos años después de su aprobación, los artículos de la ley orgánica se cumplen de manera desigual (o no se cumplen) entre las distintas comunidades autónomas. Además, al ser algo desconocido, ya sabemos que lo que no se conoce como un derecho, no se reclama.

El sentimiento de estancamiento sigue presente entre nosotras. Por ello, la educadora menstrual e investigadora Nora Pascual Armendáriz ha dedicado tiempo y esfuerzo en analizar cada uno de estos derechos y sus implicaciones. Desde su proyecto Menstrualmente Hablando y junto con la asociación La Vida en Rojo, han lanzado una campaña para exigir su cumplimiento en todas las comunidades autónomas y este 8 de marzo salimos a las calles bajo el lema “A la calle salimos y los derechos menstruales exigimos”.

Los derechos menstruales que deberían cumplirse (y no lo hacen)

La Ley Orgánica 1/2023 establece siete derechos clave:

  • Productos menstruales gratuitos en centros educativos, sanitarios, sociales y penitenciarios.

  • Educación menstrual integral, incluyendo formación en los currículos escolares.

  • Campañas de concienciación, para garantizar información clara y combatir mitos.

  • Atención sanitaria especializada, con formación para profesionales y equipos multidisciplinares.

  • Transparencia en los productos de gestión menstrual, asegurando que sean seguros y libres de tóxicos.

  • Derecho a baja laboral por menstruación incapacitante, remunerada desde el primer día.

  • Formación en salud menstrual para docentes, personal jurídico y sanitario.

¿Cómo podemos hacer que las administraciones escuchen? La campaña propone tres acciones concretas:

  • Visibilizar estos derechos, hablando de ellos en el día a día y en las redes sociales.

  • Compartir información, usando los materiales divulgativos de la campaña.

  • Enviar solicitudes oficiales a las administraciones, exigiendo la implementación real de la ley.

En la web de y hay plantillas preparadas para enviar a los departamentos de Educación, Salud, Penitenciaría y Servicios Sociales de cada Comunidad Autónoma. Solo hay que completar los datos y enviarlas.

Los derechos menstruales no son un lujo, son una obligación legal, ¡hagamos que se cumplan! De este modo, el legado de las primeras talleristas continúa transformando realidades y construyendo un futuro donde la vida cíclica de las mujeres y la menstruación sean cuidadas y respetadas.

* Carolina Ackermann Barreiro es educadora comunitaria en salud menstrual y peri/menopausia. Presidenta de la Asociación de Cultura Menstrual 'La Vida en Rojo'. Redactora, investigadora y activista.

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