Movimiento Sumar ha clausurado este mediodía en el teatro Alcázar de Madrid su segunda asamblea estatal dispuesto a enmendar y no repetir los errores pasados para alcanzar la reunificación del espacio político a la izquierda del PSOE y así “ganarle el futuro a las derechas reaccionarias” más allá delhorizonte electoral del 2027.
El acto estaba estructurado para proclamar la nueva bicefalia que, de la mano de Lara Hernández y Carlos Martín, ha asumido la coordinación general del grupo político. Pero incluso el día en el que se oficializaba su paso atrás como número tres, Yolanda Díaz demostró el liderazgo que sigue ejerciendo sobre el proyecto acaparando los focos.
En un ambiente festivo acompasado al ritmo de Carolina Durante, Bomba Estéreo y Ginestà, y con la intervención, entre otros, de dirigentes de formaciones hermanas como The Letf o Greens Europe así como de lossecretarios generales de UGT, Pepe Álvarez, y CC.OO., Unai Sordo, la recién nombrada coordinadora institucional de Movimiento Sumar –el grupo matriz en torno al cual se construye la coalición de izquierdas homónima que, junto al PSOE, conforma el Gobierno de coalición– asumió en primera persona el mandato de la militancia que, la víspera, fundió a negro el proyecto original. Aquel que perseguía actuar como paraguas del resto de formaciones coaligadas imponiendo sus criterios al resto. Y se puso manos a la obra desde el minuto uno invitando a Podemos a sellar la paz y tendiendo puentes con Ione Belarra e Irene Montero para frenar la atomización del espacio sin condiciones previas.
La invitación no es ningún farol. Tanto Sumar como la propia Díaz son conscientes de que “el muro progresista que frenó” en las últimas elecciones generales “a las derechas reaccionarias” solo puede reeditarse bajo una candidatura única. Por eso la vicepresidenta segunda presentó formalmente sus nuevas credenciales, entre las que destacan tres cesiones de calado: un paso atrás en el liderazgo orgánico de Sumar, la posibilidad de celebrar primarias para una hipotética lista electoral de consenso y el ofrecimiento de “autonomía política” a todas las formaciones que quieran volver a subirse al barco. Las tres causas que Podemos alegó en su demanda de divorcio de Sumar en diciembre del 2023.
Díaz se dejó de subterfugios y justificó este giro por la necesidad de poner en valor las bondades de la “mezcla” de voces y postulados. “La gente no quiere que los partidos piensen igual, sino que caminen juntos para evitar la España negra de Abascal y de Feijóo y permitir que el país siga avanzando en derechos”. (...) “Nos quedan dos años para cambiar la vida de la gente y ganar el país”, aseguró arengando a los suyos.
Aunque la energía del auditorio indicaba lo contrario, el acto no finalizó ahí. Carlos Martín y Lara Hernández recogieron el testigo de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo conscientes de que los titulares ya estaban servidos. Y ambos optaron, con acierto, por perseverar en las líneas marcadas por Díaz.

Carlos Martín y Lara Hernández han sido proclamados coordinadores generales a modo de bicefalia
Martín enumeró los logros sociales y económicos conquistados como socio minoritario del Gobierno y anticipó como siguiente objetivo el “freno a la elevada concentración del capital de los ricos y superricos para acometer un mejor reparto que rebaje la desigualdad”. Y Hernández declaró superada la época del partido único para dar por inaugurado el tiempo de las confluencias y los acuerdos: “Vamos a organizarnos para ser mucho más que un partido. Somos un movimiento para los próximos diez años, para cambiar nuestro país”.
Con sus intervenciones finalizó un cónclave del que Sumar asegura salir “reforzado” y que, salvo el reproche de una mujer que interrumpió a gritos los discursos para preguntarse “cuántos depredadores sexuales más saldrán del armario de Sumar”, confían en que servirá para pasar página de manera definitiva tanto del polémico expediente a su exportavoz parlamentario Íñigo Errejón como de las tensiones internas como la que derivó en la sonada marcha de la filósofa Elizabeth Duval.