La gira asiática de Pedro Sánchez, que este mismo jueves recalará en Pekín para reunirse mañana con el presidente chino, Xi Jinping, está provocando una inquietante escalada de la tensión con Estados Unidos. Los ecos de la advertencia de Washington, expresada ayer por boca del secretario del Tesoro, Scott Bessent, ante el acercamiento comercial de Sánchez a China para intentar paliar los efectos de la guerra arancelaria desatada por Donald Trump, impactaron de lleno en el viaje del presidente del Gobierno, en la víspera de su llegada a Pekín.
El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas –que acompaña a Sánchez en esta gira, junto al titular de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares–, intentó parar el golpe en primera instancia, en nombre del Gobierno, cuando la comitiva llegó ayer a Ho Chi Minh, la capital económica de Vietnam. Pese a abogar por la “prudencia”, e incluso por la “paciencia” del santo Job, Planas fue tajante en su respuesta a la Administración Trump: “El Gobierno de España defiende los intereses de España”, advirtió. Y lo hace, además, “en el marco de la Unión Europea”.
Y, por tanto, sin renunciar a los objetivos del Ejecutivo de reforzar las relaciones económicas y comerciales bilaterales con el coloso asiático, el principal rival de EE.UU. en esta guerra arancelaria. “Tenemos unas excelentes relaciones comerciales con China, que evidentemente pretendemos no solo continuar, sino ampliar”, afirmó el ministro.
El presidente alerta del perjuicio a clases medias y trabajadores: “Nadie gana con una guerra comercial”
“Ampliar las relaciones comerciales con otros países, y con un socio tan importante como China, no va en detrimento de nadie”, alegó Planas, no obstante, en referencia a la explícita reacción de la Administración Trump.
Planas, en todo caso, aseguró que el Gobierno pretende “llegar a una solución negociada con Estados Unidos, pero también defender los intereses de Europa”. “Esto es perfectamente legítimo”, alegó el ministro, que no contempla, al menos por ahora, ni represalias de Trump ni un conflicto diplomático con Estados Unidos.
En el Ejecutivo rechazan la idea de que la reunión de Sánchez con Xi pueda ser interpretada por Trump como una provocación, pero no ocultan su preocupación por la situación.
“El Gobierno defiende los intereses de España”, advierte el ministro Planas ante el envite norteamericano
Una de las grandes paradojas del terremoto geopolítico provocado por Trump es que, mientras el presidente de EE.UU. impulsa medidas de proteccionismo comercial, centralización económica y unilateralismo político, son repúblicas oficialmente comunistas como China o Vietnam las que defienden desde Asia el libre mercado, la apertura comercial y el multilateralismo global. ¿El mundo al revés? Es la nueva realidad del planeta a la que hay que adaptarse, a juicio de Sánchez, sin renunciar a los valores propios.
El presidente del Gobierno criticó ayer la ofensiva arancelaria desatada por Trump contra el mundo, desde Hanoi, la capital política de Vietnam, en la primera jornada oficial de su gira asiática, y justo el mismo día en que entraron en vigor los nuevos aranceles de Trump. “A nadie le interesa una guerra comercial”, advirtió.
“Nadie gana con una guerra comercial. Todos perdemos, y sobre todo quien pierde son las clases medias y los trabajadores”, alertó el mandatario español, en las sucesivas reuniones que mantuvo con las máximas autoridades del país, entre ellos el presidente Luong Cuong, el primer ministro Pham Minh Chinh, y el secretario general del Partido Comunista de Vietnam, To Lam. El jefe del Ejecutivo se declaró “firme defensor del libre comercio y del multilateralismo, para lograr el desarrollo y la prosperidad de nuestros pueblos”.
El Ejecutivo español alega que reforzar las alianzas con el coloso asiático “no va en detrimento de nadie”
La visita de Sánchez a Hanoi culminó con una ofrenda floral en el Mausoleo de Ho Chi Minh, en el 50º aniversario del fin de la guerra con EE.UU. y de la reunificación de Vietnam.