Empezó siendo una sección del difunto Late Motiv para después sostenerse en solitario. El consultorio de Berto vuelve este lunes a Movistar Plus+ con una segunda temporada que introduce cambios. Cada programa tendrá un invitado como Andreu Buenafuente, Eva Soriano o Thais Villas. Andrés Fajngold, su ayudante, tendrá su propia ayudante, Clara Ingold. Aprovechando la ocasión, hablamos con Berto Romero sobre el programa, la imagen que se ha construido y cómo no quemarse en un terreno tan inflamable como la comedia.
¿Por qué ha introducido cambios en El consultorio de Berto?
El formato quedó demasiado rígido en la primera temporada. Lo sobreescribí. Estaba demasiado ensayado, demasiado preparado. Al no estar Andreu, que con la interacción me obligaba a romper el texto, sentí que el programa había quedado bien, estaba contento, pero he hecho apuestas para romper con la rigidez. Una es no memorizar tanto el guion, no tenerlo tan masticado. Hay más interacción con el público y un poco más de improvisación. E invitados con quienes tengo afinidad y que me gustan como cómicos. La entrada de Andrés en plató hace que haya otra voz, un elemento imprevisible.
Cambios
“Sentí que el programa había quedado bien, estaba contento, pero he hecho apuestas para romper con la rigidez”
¿Le ayuda tener al lado a Fajngold, que no tiene nada que ver con usted?
Ha sido muy intuitivo. Andrés me hace gracia y lo quise traer. Después he visto a posteriori que me interesa que tiene un tono tan distinto del mío. Yo soy mucho más rápido, resolutivo, mucho más energético que él... Y él va continuamente a contratiempo. Es como tener un tipo que te va haciendo la contra de las palmas del flamenco continuamente. Va frenando, va frenando, y es muy divertido.
Se anima a la gente a participar. ¿No le da miedo?
No me gusta especialmente que la gente vaya a los programas a gritar y a increpar. Me gusta que haya cierta liturgia clásica entre el público y los que están haciendo el programa. Pero al programa le iba bien romper la distancia. El público de Barcelona es muy educado, está tranquilo, y los animamos a hablar. En la práctica no se produce mucho. Ha pasado en algún momento que alguien ha levantado la voz y ha colaborado, y ha salido bien. No me da miedo en este formato en concreto pero sí que pienso que se te puede escapar de las manos.
Su imagen
“Coges los rasgos que te convienen de tu persona para tu personaje y vas construyendo”
No tiene ningún problema al hablar o hacer humor a partir de su físico.
Lo he hecho desde siempre. Hago stand-up desde el año 98. No sabía ni que había algo llamado body-shaming. Me daba la sensación de que, si empezaba por darme caña a mí mismo, en cierta manera tenía el beneplácito para dar caña a los demás. Es como una idea sobre la que te estructuras y cada comediante habla de lo que le es suyo. Fíjate en cualquiera. Puedes tener una identidad más enfocada en el género, en tu aspecto físico, en tu procedencia...
¿Y cuál es su identidad?
Creo que es rica porque llevo muchos años haciendo esto y he mostrado muchas facetas. No juego un único palo. Llevo en televisión desde 2007 y al final haces un personaje complejo. El cómico de stand-up, lo que es la base de mi personaje, es como una mezcla entre la persona y el personaje: coges los rasgos que te convienen de tu persona para tu personaje y vas construyendo. En mi vida personal no soy tan ácido, ni tengo el comentario siempre en la boca. Soy más callado.
¿Tiene líneas rojas que no quiere cruzar con las bromas?
Y tanto. Cuando uno ve Mira lo que has hecho o me oye hablar sobre un escenario, debe pensar: “Qué tío más impúdico porque lo explica todo”. Ahora bien, yo sé qué explico, qué es verdad y qué no. Mis padres enseguida vieron qué hacía cuando empezaba: quizá empezaba con una anécdota de mi abuela, la primera parte era real y después me lo inventaba. Porque la intención final es que la gente ría o se entretenga o vea una ficción o pase un buen rato. Que la gente piense que es verdad o no, me da igual. Lo que necesito para estar tranquilo es ir a mi casa y que mi mujer y mi familia también estén tranquilos.
ó
“Tienes que estar muy conectado a la realidad porque lo notas muy rápido cuando un comediante se desactualiza”
Quemarse en la comedia es fácil. ¿Por qué cree que continúa en pie?
No sé si me he quemado o no. Probablemente alguien que está quemado no tiene esta percepción de sí mismo. La televisión se alimenta de las novedades y mata a los ídolos para hacer de nuevos. En mi caso, reconozco que hay una obsesión consciente para actualizarme. No soy el señor Burns haciéndose pasar por un joven: lo que intento actualizar es mi punto de vista. No me quiero quedar antiguo porque en la comedia se nota mucho. El comediante está como el canario en la mina. Tienes que estar muy conectado a la realidad porque lo notas muy rápido cuando un comediante se desactualiza.