Fueron para una semana –como mucho diez días- y llevan ya diez meses orbitando por el espacio. Son los astronautas estadounidenses Sunita Williams (59 años) y Barry E. Wilmore (62). Ambos despegaron el 5 de junio del año pasado desde las instalaciones de la NASA en Cabo Cañaveral (Florida) rumbo a la estación espacial internacional (EEI). Lo hicieron a bordo de la nave Starliner, de Boeing. Se trataba de un vuelo experimental para testar si la cápsula –que realizaba su primera misión tripulada– estaba preparada para transportar de manera segura astronautas a la EEI. La nave tuvo problemas durante el vuelo, en forma de fugas de helio y fallos en sus propulsores, aunque consiguió acoplarse a la estación. No obstante, y a la vista de lo acontecido, la NASA decidió en agosto que la Starliner regresara vacía a la Tierra, por lo que Williams y Wilmore se quedaron atrapados en la EEI.
A partir de ahí se abrieron dos posibilidades: diseñar una misión de rescate –no presupuestada por parte de la NASA– para traerles de vuelta, o aprovechar uno de los viajes ya programados para su regreso a casa. La agencia espacial estadounidense optó por la segunda, de ahí que determinara que ambos se acoplaran a la misión Crew-9, que en septiembre del año pasado puso rumbo a la EEI para pasar seis meses allí. La Crew-9 ya partió de la Tierra con dos tripulantes menos de los previstos para que los dos astronautas atrapados pudieran regresar con ella.

Williams y Wilmore, antes de partir hacia la EEI el 5 de junio del 2024
Esa fue la opción escogida por la NASA para solventar el problema, se entiende que con el beneplácito de los dos afectados. No obstante, y casi en paralelo, Elon Musk (así lo explicó él mismo) ofreció una nave de su empresa, SpaceX, para realizar una misión de rescate, proposición que, asegura, fue rechazada por la Administración de Joe Biden. “No querían prensa positiva para alguien que apoyaba a Trump”, escribió el dueño de Tesla en la red social X, también de su propiedad.
Miquel Sureda, ingeniero aeroespacial de la UPC y divulgador científico, está convencido de que la oferta del dueño de SpaceX existió, a pesar de que altos dirigentes de la NASA lo hayan negado, y que quizás fue rechazada, en parte, por una cuestión meramente política. Entiende que era una decisión muy comprometida de tomar para la Administración Biden.
Boeing ha hecho un ridículo espantoso"
“Boeing es una empresa muy potente en EE.UU. que está pasando por una situación difícil“, explica a bet365. ”Tiene problemas no solo con la Starliner, que no funciona, sino con algunos de sus aviones. Y claro, que su competidor en el aspecto aeroespacial vaya a resolverle la papeleta, no es fácil de aceptar”, añade.
Para este ingeniero aeroespacial, el principal culpable de que los dos astronautas lleven diez meses atrapados en el espacio es, precisamente, Boeing, “que ha hecho un ridículo espantoso”.

La cápsula Starliner, de Boeing, acoplándose a la EEI
Relata que la empresa fue contratada por la NASA, al mismo tiempo que SpaceX, para diseñar una nave que pudiera trasladar astronautas a la EEI. Mientras que la compañía de Musk, con la mitad de presupuesto, tuvo preparada la cápsula más o menos en el tiempo estipulado, Boeing se demoró más de dos años. Y no solo eso. “Cuando consiguen hacer el primer vuelo con tripulación, resulta que la nave tiene muchos problemas”.
Más allá de la cuestión política, que presume que se ha dado en parte, le parece también razonable la postura de la NASA de apostar por devolver a los astronautas a casa mediante una misión ya programada y presupuestada (aunque Musk, en su ofrecimiento, dejó entrever que el envío de una misión de rescate no modificaría el presupuesto de la agencia espacial estadounidense, recuerda).
La parte más difícil es decirle a tu familia que no sabes exactamente cuándo volverás"
¿Cuál es el problema? Que esa estrategia ha condenado a los dos afectados a pasar, hasta el momento, diez meses en la EEI. “Supongo que ellos aceptaron y les pareció bien integrarse dentro de la tripulación de la EEI”, esgrime Sureda. “Mucha gente mataría por estar una semana en el espacio, imagínate diez meses. Han pasado de ser unos pilotos que iban a estar ahí unos días en un vuelo de prueba, a convertirse en astronautas reales”, agrega.
En la conferencia de prensa del pasado martes desde la EEI, Williams y Wilmore se mostraron encantados. “Estamos felices. El espacio es un sitio increíble y muy poca gente tiene la magnífica oportunidad de estar aquí”, relató este último. “La parte más difícil es decirle a tu familia que no sabes exactamente cuándo volverás y que posiblemente no estés para esa celebración. Eso es lo más complicado”, añadió. Respecto a la controversia política, se mostró prudente, aunque afirmó que la manera en que se ha gestionado su caso nada tiene que ver con la política.

Wilmore y Williams, junto a Nick Hague (en el centro de la imagen)
Al final, ambos (junto a Nick Hague y Aleksandr Gobunoc, miembros de la misión Crew-9) esperarán a la Crew-10 –que debería llegar a la EEI hacia el 12 de marzo– para poder volver a casa a finales de mes con su nave, una Dragon –de nombre, Endurance– de SpaceX. La idea era que la Crew-9 tuviera que esperar todavía más tiempo para ser relevada: se pretendía que la Crew-10 viajara con una nueva cápsula de Space X. Sin embargo, al final se ha decidido que lo hagan con una ya usada en otras ocasiones (como es la Dragon) con lo que Williams y Wilmore podrán regresar un poco antes de lo previsto.
Musk quiere jubilar ya la Estación Espacial
Uno de los astronautas atrapados, Barry E. Wilmore, no solo difirió con Musk respecto a que la gestión de su caso no ha tenido nada que ver con la política, sino también en la idea de querer desorbitar ya la EEI, que está previsto que continúe activa hasta el 2030. Para Wilmore, y según expuso en la última rueda de prensa, esta sigue siendo muy válida. No así para Musk, que quiere jubilarla ya. ¿Por qué? “Porque desea que todos los recursos que destina la NASA en ella los ponga en la misión a Marte”, arguye Sureda. Este ingeniero aeroespacial esgrime que hace mucho años que Musk apuesta por acelerar la llegada de astronautas al planeta rojo. En este sentido, SpaceX está desarrollando “la nave más grande y potente que jamás se ha hecho”. De nombre Starship, está diseñada para ir a Marte. Queda, no obstante, mucho camino por recorrer: el pasado viernes, el octavo vuelo de prueba acabó como el de enero, con el cohete explotando en el cielo.