Los resultados electorales del pasado 9 de agosto prendieron la mecha definitiva de las actuales manifestaciones de Bielorrusia, que se han extendido desde Minsk, la capital, por todo el país y entre todos los estratos de la sociedad.
El presidente Aleksandr Lukashenko, en el poder desde hace más de dos décadas, obtuvo más del 80% de los votos a pesar de lo que mostraron los sondeos previos a las elecciones y las acusaciones posteriores de fraude electoral por parte de sus opositores.
Es por este motivo que la principal demanda de los manifestantes es la celebración de unos nuevos comicios electorales con garantías. También los manifestantes denuncian la represión y violencia policial de estas últimas semanas, que han dejado cerca de 7.000 detenidos y al menos ocho personas desaparecidas, según de la Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas publicada el 21 de agosto.
Muchas de las personas detenidas han denunciado maltrato y abusos físicos por parte de la policía, también entre periodistas y menores de edad.