“Tengo 81, en marzo 82, y me estoy preparando para ello”, dice Maruja Torres. La escritora y periodista acaba de publicarCuanta más gente se muere, más ganas de vivir tengo (Temas de Hoy, Planeta), un libro vitalista y lleno de humor, donde repasa momentos esenciales de su vida y en el que reflexiona sobre su trayectoria y sus experiencias.
“Me alegra que me digan que mi libro es optimista. Yo soy una pesimista vitalista”, ha comentado entre, hablando de esta obra de celebración de la vida que este jueves por la tarde presenta la escritora en la librería +Bernat de Barcelona.
¡Ahora ya no fumo ni canutos!
“Bebo whisky, ahora Jameson, desde los 21 años. No soy muy de gin tonic, solo con algún amigo, cuando hace calor. El vino, mejor blanco”, ha explicado Torres comentando sus debilidades cotidianas. “Tengo la suerte de tener un hígado cojonudo y una naturaleza no alcohólica. El tabaco lo dejé en 2002, un año antes de la muerte de Terenci (Moix), fumaba insanamente mientras escribía, y no me daba cuenta. Dejarlo no me costó, me fumé un paquete entero y puse todo el resto de cartón al agua. Cuando tuve ganas de recaer, bajé a la farmacia a ponerme los parches. ¡Ahora ya no fumo ni canutos!”, ha bromeado en RAC1.
Sobre su legado, asegura que lo que le gustaría que permaneciese es “el desparpajo”. Su salud, reconoce, es bastante buena, aunque con algunas averías. “Me pinchan a menudo el ojo, y esto es para siempre, y además puede que un día no funcione y me quede ciega. No me duele porque el umbral del dolor lo tengo alto, es como un puñetazo en la cara. Además de esto tengo la vejiga. Medicamentos no tomo, solo el Trankimazin desde hace 18 años, cuando vivía en Líbano. Lo tomo porque la cabeza me va a 50.000 por hora, no puedo dejar de pensar. Con el medicamento me sereno”, ha explicado la periodista.
“Me gustaría decirles que prefiero haberles contagiado algo bueno de mí. La desobediencia, eso estaría bien. Salid volando en cuanto notéis que os quieren cortar las alas. El compromiso con los propios principios o lo que sea: esa brújula que te permite no errar el camino, por muchas sacudidas que des, y más o menos poderte mirar al espejo sin abochornarte demasiado. El desparpajo. El desparpajo sí que me gustaría también contagiarlo. Desparpajo contra la sumisión, pero también contra la mala educación”.
Cuanta más gente se muere, más ganas de vivir tengo
Maruja Torres
Torres ha recordado las épocas en que, viviendo todavía en la calle Enric Granados de Barcelona, necesitaba aislarse o tomar aire, y se hospedaba en el Hotel Astoria. “Desde allí veía la ventana de mi casa, era un ejercicio muy interesante de desdoblamiento. Al Astoria vendré siempre porque me reciben como en casa”.
El idilio de Maruja Torres con el cine es otro de los temas constantes en el libro que ahora publica. Ahora, ha explicado, podremos verla haciendo un cameo en la serieSu majestad, de Borja Cobeaga. “Hago de una periodista prestigiosa de la televisión y le hago preguntas a un príncipe, de habla inglesa”.
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