Antes era viajero, de los que agarran la mochila y se dedican a ver mundo. Luego fue conferenciante y participante en seminarios y simposios. “Hasta que un dÃa dejé de verle sentido a tener que cruzar continentes para compartir ideas con mis colegasâ€, reflexiona vÃa Zoom Svend Brinkmann, psicólogo, filósofo y profesor de la Universidad de Aalborg, y que se ha convertido en uno de lo gurús del JOMO, la alegrÃa de perderse las cosas (por las siglas en inglés) en contraposición del FOMO, el miedo a perderse las cosas.
Precisamente La alegrÃa de perderse las cosas (Koan), un ejercicio intelectual que habla del arte del autocontrol en una época sin lÃmites, que identifica como sociedad deÌý“la tarjeta de créditoâ€, es el tÃtulo del nuevo libro del escritor danés, que se inspira en la Grecia antigua para abordar los problemas clave de la vida moderna. “Vivir según la emoción inmediata, es desesperante porque todo se agota muy rápidamente. Y entonces necesitas más y más, y más, y más. Y ya no eres una persona libreâ€, resume Brinkmann citando la idea de desesperación estética de su compatriota existencialista Sören Kierkegaard.Ìý

Svend Brinkmann, autor del libro 'La alegrÃa de perderse las cosas'
¿Cómo te surgió la idea de JOMO (‘Joy of Missing Out’, la alegrÃa de perderte cosas) en contraposición a FOMO (‘Fear of Missing Out’, miedo a perderte a cosas)?
Pues querÃa salir de mi registro de autor académico y escribir algo más cercano a la gente. Empecé con este estilo en mi primer libro ‘Stand firm’ y este va en la misma lÃnea. Tomo prestado el lenguaje de la autoayuda, pero sin comprar realmente la cultura de la autoayuda.
Comparas el mundo con la orquesta del Titanic, que sigue tocando mientras el barco se hunde. ¿Realmente tenemos que replantearnos tanto la forma de vivir?
SÃ. Porque en el siglo XX se desarrolló la sociedad de consumo y nos quedamos con la idea de que una buena vida consiste en consumir, experimentar y viajar todo lo posible, una sociedad de excesos. El sociólogo Zygmunt Baugman solÃa llamarla la sociedad de la tarjeta de crédito, que vino después de la sociedad de la cuenta bancaria. La de la tarjeta de crédito es una sociedad del exceso, de la abundancia, de forma que puedes consumir y comprar cosas incluso antes de poder permitÃrtelo.
Es obvio que ncesitamos cambiar, pero es extremadamente difÃcil... tenemos que explorar una felicidad profunda y dejar de perseguir más y másâ€
¿Y qué propones?
Creo que es obvio que necesitamos cambiar, pero eso es extremadamente difÃcil. Si le decimos a la gente que tiene que perderse cosas, lo verán como algo malo y no nos harán caso. Por eso creo que hay que explorar una felicidad más profunda en una vida en la que dejas de perseguir más y más todo el tiempo. Y eso es lo que exploro en el libro, básicamente. Tal vez hay una alegrÃa de perderse. Tal vez hay una felicidad que se encuentra en una vida con otras opciones diferentes y la oportunidad de profundizar un poco más en las cosas que son significativas en la vida.
¿Y eso es posible a nivel individual? Suena difÃcil…
Absolutamente, muy difÃcil. Y esa es la debilidad de mi enfoque, ya que formulo esto un poco como un libro de autoayuda y puedo dar esa impresión de que cada individuo tiene que cambiar. Y en realidad me parece un problema colectivo, que exige una acción polÃtica. Pero, aun asÃ, necesitamos articular una visión positiva sobre una buena vida con menos, para que forme parte de la gran conversación que una sociedad democrática debe abordar sobre cómo deberÃamos vivir juntos y cómo deberÃa desarrollarse la sociedad. Por supuesto, como individuo, siempre puedes hacer algo, sin caer en la trampa elitista, claro.
¿En qué consiste?
Es la trampa en la que puede caer alguien como yo, una persona rica que vive en un paÃs rico y desde esa óptica concluyo que todo el mundo deberÃa tener menos. Y entonces la gente dice, con razón, que es muy fácil para mi decirlo porque ya tengo mucho. Me dicen que para mà es fácil reducir mis vacaciones, mis compras y lo que consumo. Por eso intenté hacer eso explÃcito, que debemos tener cuidado de no caer en esta trampa elitista. Debemos cuidarnos de no individualizar el problema y verlo como un problema colectivo de nuestra sociedad.
Y mientras planteamos esa conversación democrática de la que hablas, ¿qué sugieres para llegar a un punto de inflexión?
Te puedo hablar de mÃ, de lo que fue mi punto de inflexión, cuando empecé a estudiar y a leer acerca de estos estudios que me decÃan que si ganaba más dinero no serÃa más feliz porque ya era lo suficientemente rico. Mi vida cambió. Y vi que, en realidad, disponer de más opciones no nos hace más felices. Solo provocará que tengamos más dudas sobre lo que elijamos. Cito bastante al psicólogo Barry Schwartz, quien escribió un libro llamadoÌýThe paradox of choiceÌý(‘La paradoja de la elección’) hace ya muchos años, que decÃa que al menos en los paÃses democráticos ricos del mundo, cuando ampliamos las opciones materiales, las personas se vuelven menos felices. Eso es contraintuitivo, porque nos han educado con la idea de que más opciones te harán más feliz porque entonces puedes expresar tu individualidad. Eres feliz si tienes algo que sea exclusivamente tuyo, pero resulta que eso no es cierto. Es mucho mejor tener que elegir entre tres cosas buenas que entre treinta.
Es mejor tener que elegir entre tres cosas buenas que entre treintaâ€
¿Cuál es tu idea de una buena vida?
Bueno, realmente no puedo encontrar una mejor manera que ´¡°ù¾±²õ³Ùó³Ù±ð±ô±ð²õ hace 2.500 años, cuando definió la palabra ‘eudaimonÃa’, que se puede traducir como la buena vida para un ser humano o incluso la felicidad. ´¡°ù¾±²õ³Ùó³Ù±ð±ô±ð²õ dijo que era una actividad del alma de acuerdo con las virtudes, y eso quiere decir una vida activa, de hacer, de explorar, de adquirir conocimiento, de amar, de contribuir a las comunidades de las que eres parte. Pero, siempre de acuerdo con las virtudes. Y eso significa que no puedes ser feliz si eres una mala persona. Tenemos que actuar de una manera ética, necesitamos moderación, valor y sentido de la justicia para ser felices.
Eres muy crÃtico con el movimiento de simplificar la vida. ¿Qué ves de malo en ello?
Lo que pasa es que esta filosofÃa acabó convirtiéndose en una tendencia y en un gran negocio. Y creo que eso es sintomático de lo que ocurre en la actual sociedad, que incluso intentando ir en contra de los problemas acabas convirtiéndote en parte de esa sociedad que criticamos. Esto es lo que pasó con el movimiento de simplificar tu vida, y puede que con el mindfulness, el yoga… con todo ese tipo de técnicas que son interesantes y que, supongo, te permiten vivir una vida más feliz y de mayor atención a los demás. No tengo nada en contra del movimiento de vida simple en particular. Sólo creo que es un sÃntoma de lo que sucede y lo que puede suceder con mi propio libro, incluso. Si la alegrÃa de perderse cosas se convierte en una nueva tendencia habré perdido, en cierto modo.
El movimiento de simplificar tu vida fue una tendencia y luego un negocio, se convirtió en parte de la sociedad que criticabaâ€
¿Esperas que el JOMO no se convierta en una tendencia, quiere decir?
SÃ, no lo sé. He visto usar la frase aquà y allá, y no sé quién la inventó. No creo que haya sido yo. Pero de repente, existe la posibilidad de que explote y se convierta en algo grande, una gran tendencia. No sé, quizá después de tu entrevista conmigo, la gente me invite a España para hablar de la alegrÃa de perderse algo, y me haga millonario enseñando a la gente a vivir una vida de perderse algo. Esa es la paradoja.
¿Cómo explicarÃas la alegrÃa de perderse cosas?
SerÃa una vida centrada en lo que es realmente importante, y sólo puedes hacer eso si aprendes la habilidad de perderte cosas, de decir no, de no sobrecargar tu calendario con proyectos y cosas que hacer. Si vives asÃ, tal vez no desesperes cuando veas que otras personas hacen más que tú en el trabajo o en cualquier ámbito. El miedo a perderse cosas es esa idea de que me comparo con los demás y veo que hacen más que yo, que experimentan más que yo, que tienen más éxito que yo. Y eso me lleva a frustrarme, es terrible. Porque entonces piensas que tienes que cambiar de trabajo, de pareja, de ciudad, etcétera. Y la alegrÃa de perderse algo es saber que quizás lo que necesitas para vivir una buena vida ya está aquÃ. Lo más probable es que ya tengas lo necesario si te centras en lo que ya es realmente importante.
Probablemente el smartphone sea el mejor instrumento para el FOMO.
Claro, sÃ, sÃ. El smartphone es una tecnologÃa que nos invita a temer que nos perdamos algo, básicamente. Nos enseña a no estar nunca satisfechos con lo que tenemos porque nos bombardea con imágenes de otras personas que son más guapas, más ricas, que hacen más cosas que nosotros. Es una máquina de comparar. Estoy pensando, en particular, en las redes sociales, por supuesto, que son una máquina de FOMO. Y yo soy activo en las redes y sé de lo que hablo. Pero al menos creo que todos podemos intentar ser conscientes de lo que ocurre y usarlo con un poco más de cuidado y no sólo para dar ‘me gusta’ y hacer clic y desplazarnos y comprobarlo todo, todo el tiempo. Porque entonces entras en un ciclo de FOMO.
¿Crees que ya estás viviendo una vida de JOMO?
Se da la paradoja de que gracias a los libros y las cosas que hago, ahora me invitan a dar entrevistas y charlas, a escribir artÃculos, y asà me resulta muy difÃcil disfrutar de la alegrÃa de perderse cosas. Escribà sobre ello y me he creado un problema. Asà que no puedo decir que mi vida haya dado un giro hacia una forma de vida más tranquila y comprometida. Me gustarÃa decirlo, pero serÃa mentira. Asà que todavÃa tengo que leer mi propio libro para recordarme a mà mismo lo que es verdaderamente importante.
La alegrÃa de perderse algo es saber que quizás lo que necesitas para vivir una buena vida ya está aquÃ, que ya tienes lo necesario si te centras en lo que ya es realmente importanteâ€
¿Una vida más lenta?
Se podrÃa decir que sÃ. Bastantes sociólogos han estado analizando lo que llaman la gran aceleración social de nuestros tiempos: consumimos comida rápida, echamos siestas energéticas, tenemos citas rápidas… Realmente cuesta encontrar un aspecto de la vida que no haya acelerado su ritmo. Todo va más rápido. Y eso significa que tienes la tentación de por qué conformarme con menos si puedo probar más. Y eso resume el FOMO. Porque no puedes tener un lugar favorito sin verlos todos, y el mundo es muy grande y tu vida es relativamente corta. Igual podrÃamos decir que tampoco no puedes tener un trabajo favorito hasta que no los hayas tenido todos o una esposa favorita hasta que no las hayas tenido todas. Y asà se convierte en algo absurdo. Pero tendemos a vivir asÃ. ¿Cómo puedo saber que tengo lo que me conviene si aún no lo he probado todo? Bueno, nunca puedes probarlo todo. Asà que tienes que comprometerte con algo. ¿Cómo sé que es lo correcto? No puedes, pero asà es la vida.
¿Haces algunas sugerencias al final del libro, algo asà como encontrar la belleza en la simplicidad?
Creo que tenemos que desarrollar, espero que esta palabra tenga sentido, una ecologÃa.
¿·¡³¦´Ç±ô´Ç²µÃ²¹?
Una ecologÃa de la atención, de la acción. Es decir, si pensamos que puedo disciplinar mi voluntad directamente, que puedo resistir la tentación, que puedo entrenarme como en un gimnasio mental para resistir, entonces seré fuerte. Pero soy muy escéptico al respecto. Creo que es imposible. Cito a Oscar Wild, que siempre tenÃa esas maravillosas ocurrencias, y dijo: "Puedo resistirlo cualquier cosa excepto la tentaciónâ€. Y eso es gracioso, pero también es cierto. En última instancia, los humanos no pueden resistir la tentación. Somos tentados. La única solución pasa por construir una ecologÃa de tu vida en la que no seas tentado. Asà que en lugar de enseñarte a ti mismo cómo resistir la tentación de comprobar tus redes sociales, entonces intenta no estar en las redes sociales. Si no puedes resistir la tentación de mirar el móvil, quÃtatelo. Necesitamos lugares públicos, parques, bibliotecas, lugares para reunirnos, para estar juntos, para estudiar, para trabajar, para pensar…