Robots cocineros, menús instantáneos, platos que se ajustan a tu ADN… Todo lo que Isaac Asimov, Stanisław Lem y los hermanos Strugatski predijeron como un futuro lejano, lo vivimos ahora a diario. Este futuro huele a pastel recién horneado, pero con baterías y circuitos robóticos dentro.
Científicos de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL) y del Instituto Italiano de Tecnología (IIT), en colaboración con la Escuela de Hostelería de Lausana, han creado RoboCake, una tarta que incorpora elementos robóticos totalmente comestibles. Las luces LED que adornan el pastel se encienden gracias a unas baterías recargables hechas con chocolate, carbón activado, vitamina B2 y un antioxidante natural presente en frutas y verduras. Aunque parezca increíble, estas baterías se pueden comer sin ningún problema.
Tarta tecnológica
Sus luces LED funcionan con baterías de chocolate y sus ositos se mueven gracias a un sistema de aire
Encima del pastel hay dos ositos de gelatina que se mueven de verdad. No tienen cables ni motor. Por dentro tienen un sistema que usa aire, y si alguien les mete un poco de aire desde fuera, empiezan a moverse. Todo está hecho con cosas comestibles, incluso los colores y el sirope que los decora.
“El primer sabor que nos llega al comer las baterías es el del chocolate, seguido de un sorprendente toque picante que dura unos pocos segundos, causado por los electrolitos de su interior”, explica en la nota informativa Valerio Galli, estudiante de doctorado del IIT y uno de los responsables del RoboCake.
Este proyecto forma parte de RoboFood, una iniciativa financiada por la Unión Europea que busca aplicar la robótica en la alimentación. Su objetivo es ayudar a reducir el desperdicio de alimentos y aparatos electrónicos y facilitar productos a zonas afectadas por guerras o desastres. Su RoboCake se podrá ver en la Exposición Universal de Osaka, donde promete convertirse en uno de los mayores atractivos del pabellón europeo.