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4Kilos, la ambiciosa bodega mallorquina que se oculta en un establo de ovejas

Beber

El proyecto nació hace casi veinte años en la localidad de Felanitx de la mano de Francesc Grimalt y Sergio Caballero y acaba de acoger la presentación del 17º Premio Vila Viniteca de Cata por Parejas

El vino de la semana: 4Kilos 2020

La bodega del vino 4Kilos

La bodega 4Kilos, enFelanitx

CLV

No es una exageración afirmar que la bodega 4Kilos, a las afueras de la localidad mallorquina de Felanitx, es diminuta. “Os recomendamos que la crucéis lentamente, así el recorrido durará más”, bromea Sergio Caballero, cofundador del Sónar y responsable de la imagen del proyecto. Las visitas que reciben son escasas y exigen reserva previa. “La infraestructura no permite mucho más”, aclara el músico. Pero las pequeñas dimensiones de este antiguo establo de ovejas no impiden que aquí se produzcan grandes vinos.

¿Y qué es un gran vino? Dependerá de a quién se le pregunte. Para Francesc Grimalt, enólogo y la otra pata de la bodega, es fundamental que en su elaboración se preste atención y se respete el entorno. Así lo hacen en 4Kilos, cuyo concepto vitícola tiene en cuenta el conjunto “cepa-suelo-clima-viticultor”. Usan variedades autóctonas como la fogoneu y la callet (Grimalt rescató esta última del olvido), además de cabernet sauvignon, merlot o syrah, y desde que comenzaron en 2006 han contado con el apoyo de los productores del territorio.

4Kilos

Usan variedades autóctonas como la callet, que Grimalt rescató delolvido

Grimalt y Caballero se conocieron en Ànima Negra (el primero era uno de los socios) y se entendieron enseguida. El nombre de 4Kilos proviene de la inversión inicial del proyecto, que fue de cuatro millones de pesetas, una cifra modesta para este sector. Elaboraron su primer vino en un garaje de un amigo y de eso se cumplirán pronto 20 años.

Aseguran que la viticultura que desarrollan es “racional y respetuosa con el medio”, y que se basa en la ambición por la calidad y la pasión por el producto. Otra de sus máximas es elmantenimiento de la cobertura vegetal, que les ayuda a obtener uvas concentradas, mejor porosidad del terreno y una población microbiológica más rica y numerosa.

“Está compuesta por habas, que fijan el nitrógeno de la atmosfera en el suelo y tienen un papel clave en la fermentación, y mostaza, que moviliza el potasio y el fósforo”, cuenta Grimalt. La conservación de la cobertura vegetal también ayuda a mantener la materia orgánica, que a su vez retiene más agua. “Hay quien dice que eso del cambio climático no existe, y se equivoca. Las plantas son clave para combatirlo, ya que descontaminan. Son un reservorio de CO₂”.

Sergio Caballero y Francesc Grimalt, 4Kilos

Sergio Caballero y Francesc Grimalt, 4Kilos

CLV

Sus viñas se reparten por diferentes territorios del sur y del norte de la isla, por lo que sus vinos no están adheridos a ninguna D.O., y sus cepas están plantadas en su mayoría en suelos franco-arcillosos con abundante óxido férrico. Grimalt incide en la importancia de atender a la composición de los suelos y conocer el comportamiento de las uvas. “Mientras que la tempranillo y la syra son anisohídricas, es decir, si disponen de agua, tienen ansia por crecer; la callet es isohídrica, con un crecimiento lento y un mejor aprovechamiento del agua”.

El resultado son vinos con mucha fruta, frescos y de mínima intervención, que también destacan por su creativa presentación. De esta cara del proyecto se ocupa Caballero, que entiende las etiquetas y recipientes como una oportunidad para la experimentación. El etiquetado de 4Kilos 2013, por ejemplo, presenta un código QR que da acceso a la peculiar canción de un cantautor irlandés, mientras que la botella de Grimalt Caballero 2010 lleva impreso un dibujo en el vidrio, que sustituye la etiqueta convencional.

Algunos de los vinos elaborados por 4Kilos

Algunos de los vinos elaborados por 4Kilos

Vila Viniteca

“No somos unos hippies”, defienden entre risas ambos socios tras terminar de explicar su iniciativa. Aunque si hacer el hippie ayuda a que proliferen propuestas tan interesantes como la suya, que vuelvan los 60.

Presentacióndel Premio Vila Viniteca de Cata por Parejas

Caballero también es el artífice del singular cartel del Premio Vila Viniteca de Cata por Parejas de este año. Creado con inteligencia artificial y con guiños a la cultura audiovisual, “refuerza la idea de la cata a deux y explora un marco diferente como un metro de Tokio”. La obra ha contado con la colaboración del artista multidisciplinar Franc Aleu y fue presentada junto a otros detalles del también singular certamen de cata por parejas de Vila Viniteca el pasado martes en4Kilos.

El cartel del Premio Vila Viniteca de Cata por Parejas de este año

El cartel del Premio Vila Viniteca de Cata por Parejas de este año

Vila Viniteca

Este año, el concurso impulsado por Quim Vila y su socio Siscu Martí ha batido récords después de que la inscripción para participar en su decimoséptima edición, que se disputará el 23 de marzo en el Casino de Madrid, se cerrara en tan solo tres minutos. Debido a la gran demanda, este año se han ampliado hasta 135 las parejas concursantes de forma excepcional y aumentado la dotación económica de los premios a 50.000 euros: 35.000 la primera pareja clasificada, 10.000, la segunda y 3.000, la tercera.

La cocinera Maria Solivellas, de Ca Na To Ne Ta, en la posesión de los jardines de Alfabia

La cocinera Maria Solivellas, de Ca Na To Ne Ta, en la posesión de los jardines de Alfabia

Vila Viniteca

La presentación en la bodega mallorquina fue precedida de un paseo por los jardines de Alfabia, en el corazón de la Serra de Tramuntana. Conformados por una casa del siglo XII —es propiedad de los Zaforteza, una de las últimas familias de la isla que conservan una posesión de estas características—, los jardines y un huerto, el idílico espacio acogió una comida capitaneada por la cocinera mallorquina Maria Solivellas, de Ca Na To Ne Ta, enCaimari.

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El menú lo protagonizó el producto autóctono, con elaboraciones como sepia, guisantes y consomé de sobrasada, mollets a la mallorquina, carrilleras de cerdo negro con manzana y calabaza en tres texturas y mandarina. Los platos se armonizaron con una selección de vinos de Vila Viniteca.

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