El sector vinícola europeo atraviesa uno de los momentos más delicados de su historia. Tras el golpe de la pandemia, que redujo el consumo y paralizó buena parte de las exportaciones, ahora se enfrenta a una nueva amenaza: la guerra comercial con Estados Unidos.La posible imposición de un arancel del 200% por parte de la administración Trump, como represalia a un impuesto europeo al whisky estadounidense, ha paralizado las exportaciones al otro lado del Atlántico. Según datos del sector, esta situación ya está costando 100 millones de euros a la semana a las bodegas europeas.
Ante esta tormenta, la Comisión Europea ha lanzado este fin de semana un paquete de medidas para intentar reflotar el sector. Las iniciativas pasan por intervenir el mercado para controlar la producción y evitar excedentes, y por impulsar el desarrollo y comercialización de vinos sin alcohol o con bajo contenido alcohólico, en sintonía con nuevas tendencias de consumo más saludables y la caída sostenida de la demanda (un 2% en los últimos 15 años).
La UE quierecontrolar la producción y evitar excedentes
El paquete legislativo permitirá a los Estados miembros limitar o congelar las autorizaciones para nuevas plantaciones en zonas con riesgo de sobreproducción. Incluso se contemplan medidas como el arranque de viñas o la vendimia en verde, es decir, la retirada de uvas antes de que maduren para evitar cosechas no deseadas.
Además, los viticultores podrán renunciar a replantaciones sin ser sancionados, una opción que hasta ahora podía acarrear penalizaciones. Se amplían también los plazos de autorización de plantación, dando mayor margen de maniobra al sector, y se eleva hasta el 80% la financiación pública de inversiones para mitigar el cambio climático, frente al 50% actual.

Un racimo de uvas durante la vendimia de la uva Sauvignon Blanc
El cambio más innovador llega en materia de etiquetado. La Comisión propone nuevas definiciones para adaptarse a las demandas de los consumidores: los productos con menos de 0,5 grados de alcohol se etiquetarán como vino sin alcohol 0,0%, mientras que los que tengan hasta un 30% menos de alcohol que la categoría original podrán llamarse vino bajo en alcohol o alcohol light.
Este giro hacia productos más saludables busca también abrir nuevos mercados en terceros países, donde las exportaciones han empezado a caer.