Acaba de publicar El fuego purificador/El foc purificador (Seix Barral/Edicions 62) y ya anda preparando una nueva entrega de las aventuras del comisario Guido Brunetti. Las 34 novelas del investigador veneciano la han convertido en una de las escritoras más adictivas del género policíaco. Donna Leon (Nueva Jersey, 1942) se ha dado un descanso entre tanto trajín para visitar de nuevo la BCN Negra y ha aprovechado su estancia en la capital catalana para pasear, participar en varios eventos, disfrutar de la buena cocina y charlar con bet365 sobre su vida y su carrera.
Literatura
“Austen y Dickens son los dos autores que releo, los que se acuestan conmigo”
Usted empezó a escribir a los 50 años. ¿Cómo fue ese inicio tardío en la literatura?
Un día estaba en la ópera charlando con dos directores de orquesta. Hablamos de la gente del negocio como suele ocurrir. Ambos eran sicilianos y empezaron a imaginar que aparecían muertos allí, en el suelo del teatro. Pensé que era una buena idea para una novela policíaca. Cuando hacía mi tesis doctoral y llegaba a casa agotada, leía novelas de misterio antes de irme a dormir. Así que conocía el patrón. Sabía como hacerlo: un crimen, una investigación, una solución. Escribí mi novela en seis meses y la guardé en un cajón.
¿Cómo llegó el éxito?
Alguien me dijo que había un concurso en Japón sobre libros de crímenes. Envié mi manuscrito. Seis meses después me invitaron a Tokio. Había ganado el premio. Después me contactó un agente americano. “Seré tu agente”, me dijo. Y empecé a publicar.
¿Quiénes eran esos autores de novela policíaca que leía para conciliar el sueño?
Leía a Ross Macdonald y a Ruth Rendell por su prosa. Rendell a veces escribe tan bien como Chaucer. Hay una frase maravillosa de ella: está hablando de un personaje, Joan Smith, que está loca y es muy violenta. Y el narrador dice: “Es difícil saber qué habría hecho Smith si hubiera tenido hijos. Quizá se los hubiera comido”. Es la mejor. No conozco a los escritores del género modernos, pueden escribir bien, pero no quiero leer esas historias sangrientas de violaciones, violencia y torturas.
¿Cuáles son sus autores clásicos favoritos?
Mi tesis era sobre el orden moral cambiante en las novelas de Jane Austen. Ella y Charles Dickens son los dos autores que releo, los que se acuestan conmigo. Su escritura es hermosa. Construyen las frases de una forma increíble y sus personajes son tan reales. Cuando era joven pensaba que era imposible que alguien pudiera ser en la vida real como los personajes de Dickens, pero cuando crecí me di cuenta de que Dickens tenía razón: hay mucha gente extraña por el mundo.
Los personajes son una de las claves del éxito de sus novelas. ¿Cómo los construye?
Los encuentro. Una vez estaba en la ópera de Zurich y delante de mí había un mujer muy guapa, muy elegante y bien vestida. Vi un momento su cara. Era joven, tendría unos 30 o 35 años. Estaba totalmente operada. Pensé que podría ser a raíz de un accidente, pero se lo conté a una amiga cirujana plástica y me dijo que no, que ese trabajo se había hecho de forma voluntaria. Años después lo recordé y me planteé “¿por qué una mujer joven y rica haría eso?” Comencé a escribir y de esa mujer surgió una novela.
A sus lectores les entusiasma uno de los personajes habituales de la serie, el vicequestore Patta, el jefe incompetente que molesta más que ayuda. ¿Está basado en algunos de sus jefes?
Una vez fui a dar una conferencia y pregunté “¿cuántos de ustedes tienen un jefe como Patta?” Levantaron la mano más de 200 personas. Patta es un personaje muy interesante para el lector, porque no es mala persona, no acepta sobornos, no abusa de su cargo para vengarse. Es simplemente el hombre con el que todos hemos trabajado alguna vez. Y claro que está basado en uno de mis jefes.
Otro de los personajes con tirón es Paola, la esposa de Brunetti, que cocina de maravilla. ¿Para cuándo un libro con sus recetas?
Mi mejor amiga, Roberta Pianaro, Biba, es una excelente cocinera mientras que yo soy un desastre en los fogones. Cuando mi editor alemán me pidió un libro de cocina, Biba escribió 10 recetas de auténtica comida veneciana. El libro se publicó con su nombre y yo escribí la introducción. Ahora hay un segundo libro que ya está terminado. Mi plato favorito es el risotto de zucca que Biba cocina como nadie.
Usted vivió en Irán justo antes de la revolución ¿Cómo era entonces el país?
Irán tiene una historia de dos mil años. Las personas que mandan ahora no estarán para siempre. La calidez, cortesía y amabilidad del pueblo iraní no ha desaparecido y en algún momento en el futuro volverá. En Irán encontré a personas generosas, hospitalarias y honestas. El Islam que practicaban en aquella época era tranquilo y respetuoso.
También vivió en China. ¿Cómo era en los años 70?
Eran muy respetuosos con los extranjeros, pero no muy cálidos, tal vez porque tenía miedo de ser demasiado amigables con los de fuera. Siempre tuve la sensación de que querían decir más, pero no podían. Un día de noviembre estábamos a cuatro grados y hacía mucho frío. Había dos intérpretes y no llevaban abrigo. Les ofrecí mi bufanda, pero la rechazaron. No podían abrigarse hasta que el líder lo autorizase y todavía no había dado permiso para usar abrigos.
Ha vivido en muchos sitios, ¿Venecia es el mejor?
Venecia es para mí la mejor opción. No quiero vivir en Italia. Quiero vivir en Venecia porque es diferente. Me gustan los venecianos y su extraño sentido del tiempo. Venecia sería el paraíso si se pudiera vivir allí sin los 30 millones de turistas.
¿Hay alguna propuesta para reducir el turismo?
Cada vez habrá más turistas. Por un lado se le dice a la prensa que hay que limitar las entradas, que se venderán tickets... Pero por otro lado, se otorgan nuevas licencias para alojamientos, hoteles y megahoteles. Y ambas cosas son incompatibles.
Usted se mudó a Suiza hace unos años harta del turismo...
Sí. Tengo una casa en el campo. Está a siete kilómetros de Italia y también muy cerca de Austria. Así que puedo ir a tomar el café en Italia y a comer en Austria. Lo cierto es que voy mucho a Venecia. Es como una droga.

Donna Leon, el lunes, en la +Bernat
¿Cómo ve Barcelona?
La ciudad es maravillosa. Y me encantan la calidez de la gente y su sentido del humor. Pero veo los mismos síntomas de la enfermedad que tiene Venecia.