Dionisio, la divinidad que muere y renace junto a sus seguidores, se convierte en una metáfora perfecta de Pompeya, la ciudad que resurge con cada nuevo hallazgo. El último descubrimiento de las excavaciones arqueológicas bajo el Vesubio no solo es sensacional desde un punto de vista artístico, sino que también aporta nuevas claves sobre los ritos iniciáticos de este dios, cultos prohibidos por el Senado de Roma ya en el 168 a.C. y practicados en secreto durante siglos, envueltos más en un halo de fascinación que en una verdadera comprensión.

Las pinturas murales halladas en Pompeya
Durante los trabajos de excavación en una de las villas de la antigua ciudad, sepultada por la erupción del Vesubio en el 79 d.C., ha salido a la luz una gran sala de banquetes, decorada con un ciclo de pinturas murales que narran la iniciación en los rituales dionisíacos, prometiendo lo mismo a sus seguidores. La datación indica que la pintura se realizó aproximadamente un siglo antes de la erupción, entre el 40 y el 30 a.C. El hallazgo ha despertado de inmediato el interés de los especialistas: se trata de una de las poquísimas representaciones del culto en toda la región. Antes de esta, solo se había descubierto la de la famosa Villa de los Misterios, en 1909.
El culto de Baco resurge en una “megalografía”, un impresionante conjunto de figuras a tamaño real que recorre tres de las paredes de la sala, mientras que la cuarta se abría a un jardín. La calidad de la obra, especialmente en las figuras femeninas, ha sorprendido a los investigadores.

El fresco que representa a Dioniso, el dios del vino, y a su séquito de bailarinas, cazadoras y sátiros
La pintura, bautizada como la Casa del Tiaso, representa la procesión sagrada en honor al dios del vino. Aparecen bacantes, en algunos casos representadas como bailarinas. Hay también jóvenes sátiros, algunos tocando la flauta doble, otros realizando el sacrificio de vino con una destreza digna de consumados sumilleres.
El corazón de la escena es el rito de iniciación: el paso simbólico del mundo humano al ámbito sagrado de la divinidad. En el centro de la composición destaca una mujer junto a un viejo sileno que sostiene una antorcha: se trata de una “iniciada”, que, a través de un ritual nocturno, está a punto de ser introducida en los misterios de Baco, accediendo a una dimensión ultraterrena.
La figura femenina que aquí aparece en el centro emula a Venus, diosa del amor y del matrimonio"
Para Gabriel Zuchtriegel, director del Parque Arqueológico de Pompeya, “estas pinturas, con su juego entre ilusión y realidad, reflejan una crisis religiosa que sacudía el mundo antiguo. Pero también podemos percibir la grandeza de una ritualidad que se remonta a tiempos arcaicos”.

Un detalle de las pinturas halladas en Pompeya
El director del yacimiento invita a centrarse en un detalle clave: “En el centro de la escena no está el dios Baco, como en la Villa de los Misterios descubierta hace un siglo, sino una mujer ambivalente que se encuentra en medio de este cortejo divino y mitológico. Si la bacante simbolizaba para los antiguos el lado salvaje e indomable de la mujer, la figura femenina que aquí aparece emula a Venus, diosa del amor y del matrimonio”. Esto sugiere que el fresco de la Casa del Tiaso y el de la Villa de los Misterios representan a la mujer como una figura oscilante, atrapada entre dos extremos: lo salvaje y lo matrimonial, dos modos de ser femenino en aquella época.
A la ciudad ha acudido también el ministro de Cultura italiano, Alessandro Giuli, quien ha calificado el hallazgo como un evento que será recordado en el futuro: “Dentro de cien años, esta jornada será recordada como histórica”. Giuli, conocido en Italia no solo por su inclinación hacia el esoterismo, sino también por su lenguaje deliberadamente sofisticado, ha celebrado la figura de Baco con estas palabras: "Es el dios más contemporáneo, el dios de la embriaguez, el dios fragoroso, el dios que habla, tanto a sí mismo como a la conciencia de hombres y mujeres”.
El ministro también ha aprovechado la ocasión para subrayar el compromiso del Gobierno de Giorgia Meloni con Pompeya, que recibe más de cuatro millones de visitantes al año: “Los fondos están y seguirán llegando, porque los resultados demuestran que es una inversión bien aprovechada. Hasta ahora se han destinado más de 33 millones de euros, pero habrá más”.
El renacimiento de Baco en Pompeya parece ir más allá del mito.