Albert Serra: “Ninguna película de la cartelera ofrece una experiencia tan completa como la mía”
Entrevista
El cineasta de Banyoles estrena 'Tardes de soledad', su documental sobre la tauromaquia con Andrés Roca Rey que ganó la Concha de Oro en el festival de San Sebastián
El cineasta Albert Serra estrena hoy en cines su documental 'Tardes de soledad'
El cine de Albert Serra (Banyoles, 1975), todo un referente dentro del cine de autor contemporáneo, jamás deja indiferente. Artífice de una obra con sello propio (Honor de cavalleria, Historia de mi muerte, La muerte de Luis XIV, Pacifiction) más alabada fuera que en España, el año pasado se llevó la Concha de Oro del Festival de San Sebastián por Tardes de soledad, un impactante documental sobre la tauromaquia que levantó polémica y se estrena hoy en la cartelera a partir del retrato del torero peruano Andrés Roca Rey y su cuadrilla.
Tardes de soledad muestra la experiencia física de lo que supone enfrentarse al toro en la plaza. ¿Hasta qué punto fue difícil lograr ese grado de intimidad con Roca Rey en un mundo que parece tan hermético?
Sinceramente, no fue nada difícil. Son cosas inexplicables de que la gente se entiende a veces de una forma que no es quizás la habitual hoy en día que todo se explica y se vuelve a explicar y todo el mundo necesita comunicarlo todo. Yo simplemente hablé con él de una manera muy circunspecta, poco detallada, aceptó y fue fiel a su palabra igual que su cuadrilla. Supongo que me tuvo una cierta confianza sobre lo que podríamos hacer y al mismo tiempo no deja de ser una invasión en momentos que pueden ser difíciles, donde puede haber cuestiones de pudor, temor, dudas o fragilidad. Él nunca quiso controlar nada y me dio acceso total. Lo cierto es que hablé muy poco con él en el rodaje.
Andrés Roca Rey en 'Tardes de soledad'
Han tenido luego una relación con altibajos...
Es normal, porque vio una versión que no estaba acabada y fue chocante verse amplificado en la pantalla. Es algo que le ha pasado a todos mis actores que cuando ven la película, y muchos la descubren en Cannes o en pantalla grande a mi lado, casi como que no creen lo que ven. Observan su imagen muy diferente de la que imaginaban que sería. Y aquí en este contraste especialmente en unos momentos de dificultad real, todavía es más fuerte. El contraste entre lo que vives allá dentro y lo que acaba registrado en las imágenes es más grande. Creo que la película se ha ido imponiendo, poco a poco, como objeto artístico autónomo. No ha servido a ninguna otra causa que a ella misma como obra de arte.
¿Fue siempre su intención concebirla como una obra de arte cinematográfica sobre la tauromaquia?
Sí. Lo que yo quería era hacer una buena película y ya que tenía un tema tan controvertido y delicado había que tener un poco de respeto y honestidad y de que todos los elementos que configuraban el corazón de la tauromaquia estuvieran representados en un cierto equilibrio en las imágenes finales de la película. Y a partir de aquí, hay mucho margen para la creatividad. Una cierta honestidad en este nivel no impide que puedas tener muchas arbitrariedades que buscan un resultado artístico personal, original e intransferible y al final eso es lo que realmente estimula. Yo para hacer un documental donde la parte artística o más personal no tiene espacio ya no me interesa. Y si acepté hacer un documental era porque esta película no se puede hacer en ficción. Jamás podrías tener estas sensaciones que son tan verdaderas que no se pueden simular. Siempre tuve la mirada puesta en hacer una obra de arte.
No fue nada difícil convencer a Roca Rey. Supongo que me tuvo una cierta confianza.Él nunca quiso controlar nada y me dio acceso total
Estamos ante un espectáculo visual donde vemos muy de cerca la violencia hacia el toro, con derroche de sangre, y también resalta imágenes repletas de poesía y belleza. ¿Fue complicado encontrar ese equilibrio?
No, porque no se puede separar lo uno de lo otro. Hay muchos elementos de riesgo, de simbiosis y armonía absoluta con el toro, si no estaríamos ante una carnicería o un ejercicio de cacería. Lo terrorífico y la belleza de lo terrorífico, porque puede haber una belleza en ciertos actos un poco más fuertes desde un punto de vista moral, visual o físico, no suponía un problema porque sabía hallar esta gracia. Esta cosa terrorífica y violenta está totalmente ligada por el valor del torero o de su compromiso o de la obsesión por crear una belleza plástica a partir de algo violento.
¿Cómo artista cuál diría que es el riesgo más importante que ha asumido hasta ahora en su carrera?
Decidir hacer esta película... una cosa es el riesgo visto desde fuera y otro desde dentro. Para mí, como siempre pienso a largo plazo, no veo que asuma ningún tipo de riesgo porque a largo plazo sé que se impondrá si la obra es coherente y si no se hacen concesiones. En cambio, visto desde fuera casi cada obra es un riesgo porque puede salir mal, especialmente esta por la parte controvertida del tema. De hecho, a muy poca gente se le ocurriría hacerla sin ser muy aficionado, solo por pura curiosidad y como un reto de lo que se puede hacer estéticamente con la tecnología actual y el lenguaje cinematográfico. No ha habido demasiadas películas interesantes sobre el tema precisamente por la dificultad que tiene. Pero cuando lo que realmente te interesa es el cine como lenguaje y hacer una obra de arte a partir de esto, la libertad va con esta idea.
Fotograma del documental
Pese a las protestas de un grupo de animalistas en el estreno del filme en San Sebastián, lo cierto es que Tardes de soledad gustó tanto a taurinos como antitaurinos. ¿Le sorprendió?
Es que incluso podríamos considerar el tema accesorio. Hay mucha gente que no sabe casi nada de tauromaquia y les encanta la película como película porque te ofrece un espacio para una reflexión intelectual, moral, genera un impacto físico en el cuerpo durante la proyección y luego está la cosa plástica, barroca de un placer visual indiscutible incluso en lo terrorífico. Son muchas las impresiones que genera, no es solo el pequeño debate moral sobre un aspecto de la película. No soy profesor, ni monje ni nada de esto, no tengo que dar ninguna lección a nadie.
El documental ha viajado por diversos festivales internacionales como Nueva York y Tokio. ¿Cómo ha sido la recepción allí y cómo espera que la reciba el público español?
Allá igual que aquí, más o menos. En España la gente está más informada de lo que es la tauromaquia, pero la información que aporta la película es completamente inédita. Creo que esta proximidad e intimidad que muestra, incluso para la gente más entendida, le tiene que ser útil para reflexionar y disfrutar. El extranjero lo ve más como un documento antropológico, como un todo, no se centran tanto en una polémica animalista.
Mi objetivo principal era siempre la cuestión estética, no servir a la causa de la tauromaquia
¿Qué le diría a la gente que se niega de entrada a verla?
Si piensan así será por motivos ideológicos, pero el cine no es un sermón ni una misa. Al cine se va a ver cine y esta película ofrece la experiencia de cine contemporáneo en toda su plenitud y no de forma fácil por su originalidad, el tipo de sensaciones no fácilmente intercambiable con cualquier otra. Para tener este tipo de experiencia completa tienes que ver esta película. No puedes ver la otra película que está al lado de la cartelera. No tiene nada que ver porque la experiencia está muy pero que muy lejos. Si no quieres ir por motivos ideológicos te lo vas a perder.
Albert Serra sostiene el Premio Nacional de Tauromaquia de manos del presidente del Senado, Pedro Rollán (i) y el ganadero Victorino Martín García
El lunes recibió en el Senado el Premio Nacional de Tauromaquia. ¿Qué significa para usted este reconocimiento y qué opina de la decisión del ministerio de Cultura de eliminarlo?
Me pones en una situación ambivalente porque la película tiene la ayuda del ministerio de Cultura (risas). Que hagan esto responde a cuestiones políticas, de luchas de imagen de partidos políticos en lo que no me meto. Personalmente, este premio me hizo ilusión porque los toreros fueron muy generosos y sin ellos no existiría la película, pero me era absolutamente igual servir a la causa de la tauromaquia. Mi objetivo principal era siempre la cuestión estética. Y si ellos, los toreros, creen que la película les ha ayudado de alguna manera y están satisfechos, a mi me alegra porque les he dado algo a cambio de su generosidad.